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Fotos destrucción en Ucrania

Fotos destrucción en Ucraniatwitter.com/DefenceU

Análisis

Las opciones de futuro para Ucrania

Una guerra larga puede llegar a un punto de no retorno, donde el Ejército ruso utilice armas nucleares tácticas

La guerra en Ucrania entra en una nueva fase. El último de los paquetes de armamento de Estados Unidos con destino a Ucrania (cuatro en los últimos tres meses), por valor de 800 millones de dólares, supone una escalada no solamente por la cuantía, sino también y especialmente por la clase de armamento que se va a enviar.

Si anteriormente el armamento era individual, ahora se han incluido sistemas de armas colectivas como piezas de artillería de calibre 155MM, con posibilidades de munición guiada (Excalibur), vehículos mecanizados M-113 (APCs), radares de vigilancia AN/MPQ-64, radares contra morteros y artillería AN/TPQ-36 y helicópteros Mi-17 entre otros, que requieren una instrucción previa fuera de Ucrania.

En concreto, a los instructores ucranianos encargados del adiestramiento posterior en Ucraniato train the trainers») requiriendo tiempo hasta su empleo eficaz por las fuerzas ucranianas. Esto es un claro indicativo de que esta guerra se prevé larga, lo que puede tener consecuencias imprevisibles para Europa.

El Pentágono también ha anunciado el posible envío de aviones MIG-29, seguramente de Polonia, con piezas de repuesto. Otras naciones, como Alemania, Gran Bretaña y Canadá, también han anunciado el suministro de este tipo de armamento.

Es evidente que Rusia no ha conseguido parte de sus objetivos estratégicos como la toma y el control de Kiev, no ha avanzado hacia el oeste del país, ha sufrido cuantiosas bajas, ha encontrado una resistencia ucraniana no esperada, su inteligencia ha fallado, especialmente en la valoración del enemigo y ha tenido que replegarse para ejercer su esfuerzo principal sobre el este de Ucrania, sobre la región del Donbás, uno de sus primeros objetivos.

Efecto teflón de las sanciones

Sin embargo, las sanciones económicas no han influido en el desarrollo del conflicto, no ha habido deserciones de altos mandos militares, ni se conocen fisuras en la estructura de poder de Rusia. Es decir, un equilibrio aparente, otro indicativo de que la guerra puede ser larga.

En el plano diplomático, desierto total: las conversaciones bilaterales entre Rusia y Ucrania han fracasado hasta el momento; no hay un tercer actor, un organismo internacional o un país con peso que proponga e incluso fuerce a las partes a un alto el fuego. No hay perspectivas de paz. De nuevo, un indicativo más de que la guerra se dilatará en el tiempo.

Hace pocos días, mientras Joe Biden anunciaba el último paquete de armamento antes citado, el Kremlin daba a conocer el lanzamiento con éxito de su nuevo misil balístico intercontinental RS-28 SARMAT, con capacidad de portar varias cabezas nucleares y un alcance de hasta 18.000 Kms (según una asociación norteamericana anti-proliferación), que se une a sus actuales misiles intercontinentales hipersónicos Kinjal y Avangard.

Se estima que Rusia dispone de unas 14.000 armas nucleares, tanto tácticas, de posible uso en Ucrania, como estratégicas.

Hace algunas semanas tuvo lugar un debate de un prestigioso think tank con sede en Washington, donde participaron cuatro generales retirados de cuatro Estrellas, antiguos SACEUR (NATO Supreme Allied Commander, la más alta autoridad militar OTAN).

Entre ellos, Westley Clark, que intentó en su día la nominación demócrata para la Presidencia, defendía la presencia en Ucrania de F-16 de la USAF con bombas nucleares tácticas para imponer corredores aéreos de paso con objeto de garantizar la ayuda de EE.UU.

Otro de los presentes señaló que Putin no concordaba con los intereses geo-estratégicos norteamericanos en la región. También se encontraba el Asesor de Seguridad Nacional con Obama. Estos generales han ocupado y ocupan puestos importantes de asesores del gobierno o de grandes corporaciones y su opinión cuenta.

El centro de gravedad de la guerra

Pasemos ahora al centro de gravedad de la guerra: el Donbás. Esta región es una de las bolsas pro rusas en antiguos países de la Unión Soviética, como Abjasia y Osetia del Sur en Georgia, donde también hubo conflictos armados. Es de las áreas más industrializadas de Ucrania y de las más densamente pobladas.

Con un 5 % del territorio nacional, en 2013 suponía un 20 % del PIB y un 10 % de la población total ucraniana. La mayoría de sus habitantes son rusos étnicos. En guerra civil entre las milicias pro rusas y el Ejército ucraniano desde el 2014.

A finales de 2013, el presidente pro ruso de Ucrania, Yanukovich, suspende la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, lo que provoca manifestaciones de miles de personas en la plaza del Maidán de Kiev para exigir su dimisión, que se produce tres meses más tarde.

La dimisión de Yanukovic fue mal acogida en el Donbás, pues más del 70 % de sus habitantes le habían votado en las anteriores elecciones de 2010. Se crean entonces los grupos «anti Maidán» en las provincias de Lugansk y Donetsk situadas en el Donbás, que declaran la independencia unilateral de Ucrania en mayo de 2014.

Acuerdos de Minks

Así comienza el conflicto armado. Sin embargo, representantes de Rusia, Ucrania y de las provincias antes señaladas negocian y firman los Acuerdos de Minsk que contemplaban el alto el fuego, la concesión de estatus especial a dichas provincias dentro de Ucrania y la retirada de las tropas rusas de la frontera con Ucrania.

Estos Acuerdos fueron sistemáticamente incumplidos y el alto el fuego fracasó. EE.UU. y la UE se acostumbraron a esta guerra civil en el corazón de Europa sin evaluar las consecuencias.

Dicho todo lo anterior, cabe preguntarse por las opciones de futuro. Una guerra larga, además del incremento de bajas por ambos lados y de las subidas continuadas de carburantes y del gas, especialmente en Europa, puede llegar a un punto de no retorno, donde el Ejército ruso utilice armas nucleares tácticas.

Un fall out se dejaría sentir en otros países europeos con efectos devastadores, pudiendo extenderse el teatro de operaciones a otras zonas de Europa, creando las condiciones para una nueva guerra mundial.

La clave principal está lejos de Ucrania, en Estados Unidos, donde los efectos de esta guerra no se sienten tan cercanos como en Europa. Cabe preguntarse, ¿dónde termina la ayuda legitima a que un país soberano se defienda de una invasión extranjera, como es el caso, y donde empieza la ejecución de la agenda geo-estratégica de Estados Unidos, que puede incluir el recambio de Putin en la jefatura del Estado en Rusia?

Otra clave, el impacto de la guerra sobre Europa es y puede ser mucho mayor que sobre Estados Unidos, ¿puede surgir algún líder o líderes europeos que planteen una agenda diferente a Estados Unidos, donde la paz y el alto el fuego sea la primera prioridad?

En la guerra de Bosnia, los Acuerdos de Dayton de 1995 para el alto el fuego no impidieron que se juzgara al Presidente Milosevic, al líder servo bosnio Karadcic y al general servo bosnio Mladic.

Un acuerdo de paz basado en los antes mencionados Acuerdos de Minsk, pero implementados con una fuerza de interposición que garantice el cumplimiento de lo acordado, puede ser el principio de la salida de este túnel donde estamos inmersos, de consecuencias imprevisibles.

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