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Rusia dejó una ingente cantidad de material militar destruido en la región de Kiev tras su retirada. En la imagen, tanques rusos en BuchaGTRES

Rusia repara sus tanques y aviones con componentes de frigoríficos y lavadoras

Las sanciones han cortado el flujo a Rusia de componentes eléctricos y recambios para su material militar dañado en Ucrania

Drones de alta tecnología, pero con semiconductores de un frigorífico. Poderosos tanques T 72, con piezas de una lavadora. Temibles cazas Su 34, con recambios de un aparato de aire acondicionado.

Ante los problemas para obtener suministros militares que les permitan reparar su material militar, Rusia está recurriendo a lo que tiene a mano y emplea recambios de dispositivos civiles, como electrodomésticos o máquinas industriales, para reparar su armamento.

Según un reportaje publicado por The Washington Post, al revisar los tanques, aviones, helicópteros y drones rusos derribados, los soldados ucranianos se han encontrado con la sorpresa de que estas sofisticadas armas incluyen recambios domésticos en sus reparaciones.

En un informe expuesto ante el Senado de Estados Unidos, la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, señaló que «contamos con informes de soldados ucranianos que afirman que cuando encuentran equipo militar ruso destruido, descubren que está lleno de semiconductores procedentes de lavavajillas y frigoríficos».

Nuestro objetivo era impedir a Rusia el acceso a tecnología para paralizar su capacidad de continuar la guerraGina Raimondo, secretaria de Comercio de EE.UU.

«Nuestro objetivo era impedir a Rusia el acceso a tecnología para paralizar su capacidad de continuar con la guerra, y eso es lo que estamos consiguiendo», aseguró.

Rusia tiene muy poca capacidad para fabricar semiconductores, esenciales para el funcionamiento de cualquier dispositivo electrónico, ya sea una nevera, un tanque T 90 o un caza Su 35.

Antes de la guerra, Rusia se nutría de estos componentes en los mercados asiáticos, norteamericanos y europeos. Las sanciones internacionales impuestas tras la invasión a Ucrania han interrumpido ese flujo al reducirse en un 85 %.

Desde el inicio de la guerra, el Kremlin ha insistido en que las sanciones no afectarían a su capacidad militar y de sustitución del material empleado en la guerra.

Sin embargo, la fuerte dependencia de Rusia de la electrónica occidental, presente en prácticamente todo su material militar, hacía evidente que Rusia tendría serios problemas para mantener a medio plazo su ofensiva con la misma fuerza una vez los componentes dejaran de llegar.

Según Gina Raimondo, dos fabricantes rusos de tanques, Uralvagonzavod y Chelyabinsk Tractor Plant, han suspendido su producción por falta de componentes.

La falta de previsión de Rusia, o tal vez su creencia de que su agresión a Ucrania dividiría a sus rivales occidentales y que no habría grandes sanciones, empieza a tener consecuencias en el ámbito militar. Las señales de que algo similar podría ocurrir eran muchas.

Los problemas de Rusia con los componentes eléctricos occidentales vienen de atrás. Estados Unidos, junto con sus socios europeos, ya habían introducido una serie de regulaciones que dificultaban la venta de semiconductores a Rusia incluso antes de iniciar la guerra.

Con la regulación introducida por Estados Unidos, cualquier venta de chips a Rusia debía contar con una licencia del gobierno.

Con las sanciones posteriores a la invasión se endurecieron los requisitos para la venta de semiconductores y se eliminó la venta de la práctica totalidad de chips de doble uso que pueden emplearse tanto en tecnología civil como militar.

Para asegurarse de que las sanciones se aplican, Estados Unidos exige a todas las empresas del mundo que usan equipos y software estadounidense en la fabricación de chips que cumplan con dicha regulación.