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Despliegue naval de la OTAN en aguas del Atlántico

83 días de guerra en Ucrania

Éstos son los pasos que Suecia y Finlandia deberán seguir para ingresar en la OTAN

Ambos países escandinavos podrían ingresar en la Alianza Atlántica tras completar un breve proceso, siempre que Turquía no les ponga la zancadilla

Suecia y Finlandia comunicaron su intención de solicitar el ingreso en la OTAN y lograr de esa manera un paraguas de seguridad frente a posibles agresiones de Rusia.

El movimiento supondría un gran éxito para la Alianza Atlántica y los países del bloque occidental democrático frente a la dictadura rusa presidida por Putin.

El mensaje al inquilino del Kremlin es claro. Si con la invasión a Ucrania pretendía dividir y dar el golpe de gracia a la OTAN en un supuesto momento de debilidad tras la retirada de Estados Unidos en Afganistán, lo que ha conseguido es lo contrario: una ambiciosa ampliación que establecería una frontera de 1.300 kilómetros entre la Alianza Atlántica y Rusia.

Estados Unidos y sus aliados están entusiasmados con el fortalecimiento de la OTAN gracias a la incorporación de dos países estratégicos.

Los aliados pretenden que el proceso de ingreso sea rápido, incluso se habla de que podría producirse durante la Cumbre de Madrid del próximo mes de junio.

Sin embargo, el camino podría complicarse por desavenencias internas en la propia Alianza.

Turquía, miembro de la OTAN desde 1952, expresó en varias ocasiones su negativa al ingreso de ambas naciones escandinavas por la cuestión turca.

Para que un nuevo Estado ingrese en la OTAN debe haber unanimidad de todos los aliados. Por lo tanto, el veto turco podría impedir el ingreso.

Turquía reprocha a Suecia y Finlandia poca sensibilidad con el problema del terrorismo del grupo kurdo PKK, considerado terrorista tanto en Turquía como en Estados Unidos y la Unión Europea.

El presidente Recep Tayyip Erdogan acusó a ambos países de acoger y proteger a miembros del PKK buscados por terrorismo en Turquía.

El mandatario turco exige que Suecia y Finlandia extraditen a todos los acusados de terrorismo para levantar su veto.

Sin dicho veto, el ingreso en la OTAN de las naciones escandinavas no plantearía grandes problemas.

Ambos países mantienen una relación privilegiada con la OTAN desde hace años, han cedido su territorio para maniobras de la Alianza y han participado con ella en misiones internacionales.

Por ello, el proceso podría acortarse notablemente y reducirse a unos pocos meses, cuando lo normal es que las negociaciones se demoren años.

Para que Suecia y Finlandia alcancen su objetivo de ingresar en la OTAN deberán recorrer con éxito tres fases.

En la primera fase, los países candidatos envían su solicitud de ingreso. Una vez aprobada, la Alianza invitaría a los dos candidatos a incorporarse al Plan de Acción para la Adhesión.

En la segunda fase, Suecia y Finlandia deberán demostrar que cumplen los requisitos militares y legales para ingresar, y aceptar los compromisos, derechos y obligaciones inherentes a la membresía.

En esta fase, los países candidatos se comprometen a asumir el Artículo 5 del Tratado de Washington, que consagra la doctrina de defensa mutua entre aliados y que constituye la piedra angular de la Alianza.

Por último, en la tercera fase, todos los Estados aliados deberán firmar y ratificar la inclusión del Estado candidato por unanimidad, sin vetos.

Una vez admitido, el último paso que deben dar los aspirantes es la ratificación del ingreso. Esta ratificación se puede realizar mediante referéndum o por medio de una votación parlamentaria.

Suecia y Finlandia se han mostrado con disposición a aclarar todas las dudas y preocupaciones de Turquía, aunque se han negado a embarcarse en una negociación para regatear el veto al ingreso.

Todo diálogo con Turquía al respecto, sin embargo, podría ser infructuoso, ya que la cuestión kurda podría no ser más que la excusa para bloquear la ampliación de la OTAN.

Turquía mantiene un difícil equilibrio entre sus aliados de la OTAN y Rusia, un incómodo «amigo» a quien necesita para proteger los intereses turcos en Siria y Libia, donde el Kremlin y Ankara persiguen objetivos convergentes.

Ankara ha aceptado bloquear el acceso de los buques de guerra rusos al Mar Negro por medio de los estrechos del Bósforo y del Dardanelos.

Sin embargo, ha evitado romper con Moscú y se ha negado a secundar las sanciones internacionales contra Rusia.

El bloqueo de toda ampliación de la OTAN sería un gesto que, sin duda, Putin agradecería y que blindaría a Turquía como mediador entre Rusia y Ucrania, y como actor esencial para la resolución del conflicto.