Catálogo de torturas que sufren en Venezuela con ayuda de Irán y de Cuba
El último informe del Instituto Casla sobre Derechos Humanos en Venezuela detalla los nuevos modos de suplicios del régimen de Nicolás Maduro
En la última edición del informe del Instituto Casla sobre Derechos Humanos en Venezuela, vuelven a ponerse sobre las mesas las miserias y suplicios que padecen los enemigos de la dictadura venezolana, «adiestrada y perfeccionada en sus técnicas de tortura por agentes de Cuba y de Irán», observa Tamara Suju, directora ejecutiva del centro.
Entre las prácticas más habituales y efectivas para doblegar a los detenidos y desaparecidos, advierte la «especialidad» y «favorita» de los cubanos: aquellas que tienen que ver con la violencia sexual».
Suju insiste en que el mundo debe abrir los ojos y tomar conciencia de que en Venezuela, «todo está planificado, no hay nada improvisado».
Dicho en palabras de Felipe González, presente en la presentación del documento, se trata de «un plan sistemático de violaciones a los derechos humanos» con torturas, asesinatos y desaparición de personas que ya investiga el Tribunal Pernal Internacional.
Este escenario de crueldad extrema que recuerda a las viejas dictaduras de los años 70 en Sudamérica se da en un país donde, González destaca: «No hay oposición armada, la oposición puede ser ineficiente pero no armada», describe con acierto.
Nada puede lavar las manos ensangrentadas de estos tiranos
Para el ex presidente es vital que «las investigaciones judiciales en la Corte Penal Internacional no sean negociables. Pido -reitera- que se haga ese esfuerzo… Hay que ser intransigente. Nada puede lavar las manos ensangrentadas de estos tiranos»
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Las palabras del ex presidente las pronuncia después de tomar nota del informe del Instituto Casla sobre Derechos Humanos y conocer el último catálogo de torturas a las que someten los represores venezolanos que, con la ayuda de los iraníes y cubanos, se ensañan con sus compatriotas.
Los gases
Entre las novedades destaca, «la inhalación forzada de gases lacrimógenos, ingesta del propio vómito, la entrega de un vaso de agua al día que podía salir del retrete, alimentos (cuando los había) arrojados al suelo con gusanos y todo ello para que el preso los consuma mientras permanece con las manos atadas a la espalda».
«Los intentos de suicidio», detalla suelen ser habituales para aquellos que logran ver un resquicio a la liberación del dolor tras aguantar suplicios insoportables.
Las pinzas del coche
Un ejemplo: la aplicación de descargas eléctricas con pinzas de automóviles en todo el cuerpo o aparatos de fabricación casera modelo «picanas», como las usabas en los regímenes de las Juntas Militares argentinas o de Augusto Pinochet en Chile.
La nevera
Otras variedades o espacios que se han hecho famosos son «la nevera» de 2 por 2 que deja a los presos con síntomas de congelamiento.
La celdita
Otra más trabajosa para los verdugos es «la celdita». El cuerpo se cuelga con los cuerpos desnudos y los brazos encadenados al techo con poleas.
La casa de muñecas
«La casa de muñecas» es un armario estrecho con espacio ajustado para una persona que la sostienen las paredes al estar de pie y al sentarse. Es hermético y no entra un rayo de sol ni de luz.
La mariposa
El más amplio de los espacios de tortura es el complejo conocido como «La mariposa». Un centro de suplicios adaptado para entrenar armas y practicar con los prisioneros.
En este terreno suelen instalarse los cuerpos de elite, hábiles para realizar falsas ejecuciones, la ruleta rusa, arrastrarlos por la tierra encapuchados y otros «juegos de guerra» con los disfrutan los torturadores.