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Sistema de lanzamisiles ucraniano en acción en el DonbásAFP

La guerra y el hambre: los jinetes del Apocalipsis cabalgan desde Ucrania

La Organización para el Desarrollo y Cooperación Económicos avisa que la economía mundial pagará un «precio alto» por la guerra en Ucrania, al ralentizar el crecimiento, aumentar la inflación y dañar las cadenas de suministro

Desde el 24 de febrero pasado, cuando comenzó la invasión rusa, hasta el 7 de junio, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos registró 9.444 bajas civiles en Ucrania: 4.266 muertos y 5.178 heridos.

En las regiones de Donetsk y Luhansk: 5.412 bajas (2.460 muertos y 2.952 heridos); en territorio gubernamental: 4.614 bajas (2.307 muertos y 2.307 heridos); en territorio controlado por grupos armados filorrusos: 798 bajas (153 muertos y 645 heridos).

Los informes se basan en información de la Misión de Monitoreo de Derechos Humanos de la ONU en Ucrania. Sin embargo, donde se pueden producir más muertes de civiles ahora es muy lejos de los frentes de batalla.

El grano

La cuarta parte de las exportaciones mundiales de grano procedían de Rusia, siendo el principal abastecedor de Egipto, Turquía y Azerbaiyán.

Ucrania se encuentra entre los principales productores y exportadores mundiales de maíz, trigo y cebada. En la campaña 2020-2021 fue el sexto productor mundial de maíz, con 29,5 millones de toneladas, exportadas sobre todo a África y Oriente Medio.

El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, culpa a los rusos de agravar el hambre mundial y dice que la inseguridad alimentaria en todo el mundo está alcanzando niveles históricos debido a que la guerra de Putin trastorna los mercados de granos.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, replica «que para que los volúmenes de granos rusos se envíen a los mercados internacionales, se deben levantar las sanciones directas e indirectas contra Rusia».

Acusa a las sanciones impuestas por Occidente de afectar al seguro de envío, a los pagos y al acceso a los puertos europeos y «no se estaban llevando a cabo discusiones sustantivas» sobre su levantamiento.

El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo que la responsabilidad de restaurar los envíos de granos en el Mar Negro recaía en Ucrania y que el Kremlin no necesitaba tomar ninguna medida porque estaba «listo para garantizar el paso seguro de los barcos que salen de los puertos ucranianos y rumbo a aguas [turcas]».

Hablando en una conferencia de prensa conjunta en Ankara, el homólogo turco de Lavrov, Mevlut Cavusoglu, calificó de razonable un plan de la ONU para aliviar las carencias alimentarias reiniciando las exportaciones de granos ucranianos a lo largo de un corredor marítimo, lo que requiere acuerdos entre Rusia y Ucrania y beneficia a Turquía, que se opone a la ampliación de la OTAN con Finlandia y Suecia acusándoles de dar cobijo a «terroristas kurdos».

Bloqueo en el mar Negro

La eliminación de las minas navales ucranianas cerca de sus puertos podría tomar meses, mientras los mercantes siguen varados en la región, según la agencia de la ONU responsable de la seguridad del transporte náutico.

Peter Adams, asesor de seguridad de la Organización Marítima Internacional, advierte que «incluso si los puertos quisieran reabrir mañana, tomaría algún tiempo hasta que los barcos pudieran entrar o salir. La eliminación completa de las minas marinas en las zonas portuarias llevaría varios meses».

No solo las minas. Los barcos rusos buscan bloquear el acceso de Ucrania al Mar Negro, lo que imposibilita las exportaciones por mar de alimentos básicos.

Moscú ha negado su responsabilidad en la crisis de alimentos, culpando a Ucrania por negarse a retirar las minas que protegen sus puertos de potenciales ataques rusos. Kiev exige garantías de que Rusia no aproveche el desminado para tomar Odesa, después de haber conquistado Mariúpol, los dos puertos principales de la docena y media que tenía Ucrania.

Sanciones

La Organización para el Desarrollo y Cooperación Económicos avisa que la economía mundial pagará un «precio alto» por la guerra en Ucrania, al ralentizar el crecimiento, aumentar la inflación y dañar seriamente a las cadenas de suministro.

La organización redujo su perspectiva de crecimiento global este año del 4,5 % al 3 % y duplicó su proyección de inflación a casi el 9 % para sus 38 países miembros.

Por su lado, los economistas del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) advierten que el impacto es un «objetivo móvil», ya que se están agregando más sanciones y Rusia podría tomar represalias, especialmente en energía.

Los precios históricamente altos del petróleo y el gas natural han protegido a Moscú contra las sanciones globales, y su banco central ha elevado las tasas de interés e impuesto controles de capital para evitar una fuga de capitales.

El daño hará que la continuación de la guerra sea más costosa para el presidente Putin, pero las sanciones no funcionan como «pulsar un interruptor», dijo la economista del IIF Elina Ribakova, quien predice que la economía de Rusia se contraerá un 15 % este año y otro tres por ciento en 2023. La «guerra económica» está «desmoronando su economía», y el Instituto señala que «todavía no se han sentido algunas de las consecuencias más significativas».

El Departamento del Tesoro de EE.UU. ordena a los inversores de su país no comprar cualquier deuda o acciones rusas en los mercados secundarios, además de su prohibición actual de adquisiciones de nuevas emisiones, en sus últimas sanciones a Moscú.

Aunque a los estadounidenses todavía se les permitió negociar miles de millones de dólares en activos que ya estaban en circulación en los mercados secundarios, el Tesoro dijo el pasado lunes que la prohibición se extiende a toda la deuda rusa y que las acciones de todas las empresas rusas se ven afectadas, no solo las mencionadas en las sanciones.

La batalla de Severodonetsk

Las tropas rusas llevan semanas completando la ocupación de Severodonetsk, una ciudad que tenía una población de más de 100.000 habitantes antes de la invasión. Unas 15.000 personas permanecen allí y las tropas rusas controlan gran parte de la urbe y están bombardeando la ciudad gemela de Lysychansk, en la orilla oeste del río Siverskyi Donets, causando grandes daños, dijo el gobernador de la región de Lugansk.

Rusia dice que ha ocupado el 97 % de Lugansk, una de las dos regiones que componen Donbás, que es el nuevo foco de la guerra de Putin.

Negociaciones y armas

El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, dijo que su país es reticente a cualquier acuerdo de paz que congele el conflicto durante años sin tener en cuenta sus intereses y agregó que Kiev debe ser parte de cualquier negociación: «Nadie podrá ponerse de acuerdo sobre algo a nuestras espaldas».

Kuleba advirtió: «Ucrania no necesita un Minsk-3», refiriéndose a los acuerdos de alto el fuego de Minsk de 2014 y 2015 que fracasaron en poner fin a las hostilidades con los separatistas prorrusos en la región oriental de Donbás.

El presidente ucraniano Volodimir Zelenski, hablando para el Financial Times, argumentó que el mayor éxito de Ucrania en la guerra contra Rusia y el desalojo del invasor dependen de la unidad del pueblo ucraniano y la fuerza de su ejército, pero también «de las armas que nos proporcionan los estados socios, el apoyo político y una política occidental firme de sanciones».

Ahora los campesinos de Castilla tienen agua, sol y guerra casi en Sebastopol, pero ya no tienen trigo.