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El profesor Roman Melnichenko se opuso a la invasión de Ucrania y por ello fue expulsado de la universidadAFP

111 días de guerra en Ucrania

La revuelta del profesor Melnichenko en Rusia: «Tengo la mochila lista para cuando me detengan»

Condenado al ostracismo en la comunidad universitaria por oponerse a la guerra de Ucrania, este profesor ruso podría acabar en la cárcel en cualquier momento

En una habitación de su modesto apartamento, Roman Melnichenko, de 49 años, tiene preparadas dos mochilas, una por si lo llevan preso, otra en el caso de que tenga que escaparse de Rusia.

«Debo estar listo», dice este brillante profesor de derecho que vive Volgogrado, ex Stalingrado. Con el inicio de la ofensiva rusa sobre Ucrania se alzó frente al autoritarismo y militarismo del Kremlin.

Como Melnichenko, los escasos profesores universitarios y estudiantes rusos que criticaron públicamente el conflicto fueron sancionados, detenidos u obligados al exilio.

Procesos similares afectan a maestros de primaria y secundaria, sometidos según Melnichenko a una presión más intensa.

«La élite intelectual puede privar a la élite dirigente del fundamento de su poder, de ahí esta reacción brutal», afirma este hombre que reconoce que la aplastante mayoría de los profesores prefiere callar y no estimular pensamientos críticos.

El 31 de marzo, Roman Melnichenko fue convocado por una comisión de ética de la Universidad estatal de Volgogrado, donde trabajaba desde 2016. Inmediatamente después, fue detenido por tres policías.

Se le reprocha haber compartido en las redes sociales, entre el 24 de febrero y el 4 de marzo, publicaciones que denunciaban la operación en Ucrania, especialmente un vídeo que muestra la muerte de una niña en un hospital de Mariúpol.

Previamente, su dirección le ordenó suprimir esas publicaciones, lo que hizo.

Estado de conmoción

La oposición de este padre de una hija de 11 años al conflicto fue instintiva: sus dos padres viven en Nikopol, una ciudad del sur de Ucrania muy cercana al frente de guerra.

«Estoy en estado de conmoción desde hace tres meses... Son mis padres», señala antes de detenerse con lágrimas en los ojos.

El 15 de abril, fue despedido de su universidad por «inmoral». Y fue condenado el 7 de junio a 30.000 rublos (460 euros) de multa por difusión de «falsas informaciones», una suma que corresponde a su salario mensual.

Afortunadamente su esposa, Zoïa Melnitchenko, asegura las finanzas de la pareja: es manicura, una actividad lucrativa. «Rusia se hundirá el día en que prohíban a los manicuristas», dice Roman Melnichenko antes de soltar una carcajada.

Este abogado estuvo lejos de la política como muchos rusos que ven en esa actividad un foco de problemas.

En el pasado, dos centros universitarios no le renovaron sus contratos. Uno por haber denunciado un caso de corrupción, el otro por abordar el tema de la anexión de Crimea en un curso.

Pero su despido por «inmoralidad» es más grave.

Roman Melnichenko presentó una demanda ante la justicia para anular esa decisión que, si se confirma, le impedirá hallar empleo en Rusia.

Reconciliación

«Necesito la universidad, los estudiantes, los profesores, me hace falta este lugar donde todos podemos crecer», declara este reconocido adepto del «diálogo socrático» apreciado por sus alumnos, popular hasta el punto de tener más de 67.000 abonados a su página YouTube, donde publicó vídeos de sus cursos.

«Nos entrenaba en la reflexión intelectual», dice uno de sus antiguos estudiantes, Serguei, que prefiere conservar el anonimato por temor a las represalias.

Según asegura, está sometido a vigilancia por agentes del FSB y es objeto de una campaña de difamación en los medios locales. Teme estar apenas al comienzo del engranaje que lo puede llevar a la cárcel.

Eso ya no lo asusta. Sus problemas lo llevaron a optar por otra carrera, la de defensor de derechos.

El maestro está asociado con un opositor local, Alexandre Efimov, del partido liberal Iabloko, para localizar a los soldados ucranianos presos y detenidos en la región de Volgogrado.

Ambos saben que la defensa de los presos es ya un trabajo de reconciliación entre Rusia y Ucrania.

«Para el futuro, los presos, será un tema importante», dice Roman Melnichenko: «Es lo que dividirá nuestras dos naciones o las ayudará a reencontrarse».