Colombia se asoma al abismo al elegir hoy entre Petro y Hernández

Nadie posee la bola de cristal, pero tener que elegir entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández es de por sí, un síntoma de que Colombia no está bien y puede estar peor.

Las elecciones de hoy son un guiño al desatino y una apuesta segura por la incertidumbre, pero los colombianos, elijan lo que elijan, no podrán recurrir a aquella expresión tan socorrida de: «Yo, no sabía».

Todos en Colombia saben quién es Gustavo Petro. El ex guerrillero y ex alcalde de Bogotá no tiene secretos para los electores, salvo los que tenga escondidos, por pudor, de siempre.

Los que votan no pueden ignorar que elegirle a él es sumarse al Grupo de Puebla, apuntarse a jugar en el club del Foro de Sao Paulo y estrechar relaciones peligrosas con el chavismo y todos los ismos a la izquierda de la izquierda del mundo occidental.

Votar a Rodolfo Hernández es hacerlo por un misterio con indicios de rentabilidad país. El hombre, de negocios y multimillonario, de economía parece que sabe aunque de política, pese a estar en esta final, no tiene demasiada idea.

De cuestiones de Estado está por ver, pero entre lo malo conocido y lo bueno por conocer, parecería que mejor quedarse con «el viejito». Al fin y al cabo, sabe más el diablo por viejo que por diablo.

Las chicas con los chicos

Pase lo que pase esta noche, Colombia tendrá el 7 de agosto, fecha de investidura del próximo presidente, la primera vicepresidenta negra. Las dos compañeras de fórmula de Petro y de Hernández, son mujeres afrodescendientes. Francia Márquez y Marelen Castillo, están en las antípodas ideológicamente, pero comparten raíces.

Márquez, la compañera de Petro, es una reconocida activista y abogada de una de las zonas más golpeadas por la narco guerrilla terrorista de las FARC (Fuerzas Armadas de Liberación de Colombia) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional). Ella, supo seducir y conquistar el descontento social de las calles en su beneficio.

Por su parte, para la agencia Efe, Castillo era la «perfecta desconocida». Nadie sabía quién era en política hasta que el «ingeniero» la llamó para formar parte de su campaña. De profundos valores cristianos aporta su experiencia como profesora y académica.

Blancos, indecisos y leales

Las matemáticas entrarán en juego en cuanto se cierren los colegios electorales. Un total de 39.002.239 colombianos (20.111.908 mujeres y 18.890.331 hombres) están habilitados para votar en los 12.263 colegios electorales. De estos, observa Efe, 5.174 corresponden a las áreas urbanas, y 7.089 a las rurales.

También hay 1.343 mesas distribuidas en 67 países para que voten los 972.764 colombianos registrados en el exterior. La votación en las embajadas y consulados del extranjero comenzó el pasado lunes y finalizó hoy domingo.

Vencedor y vencido

En esta segunda vuelta la cosa es bastante sencilla, gana quien obtenga la mayoría simple. En el improbable, por no decir imposible, caso de que los dos candidatos consigan exactamente el mismo número de votos, el ganador lo decidiría el azar.

El proceso sería el siguiente: se extraería a ciegas una papeleta de una urna y el nombre que saliera sería el afortunado. Resulta más propio de una novela del surrealismo de Gabriel García Márquez, pero así lo establece el Código Electoral.

Del voto en blanco a la abstención

La papeleta de votación incluye una casilla para el voto en blanco, que ha venido en aumento en las últimas elecciones, y que en unos comicios como éstos puede ser clave para definir al ganador.

La abstención desempeñará también un papel determinante. En 2018 casi la mitad del censo electoral, un 47 %, decidió no votar, mientras que en el plebiscito por los cuerdos de paz que perdió Juan Manuel Santos, en 2016, los que se lavaron las manos y se quedaron en casa fueron, nada más y nada menos que el 62 %. Igual, el gobierno los aplicó, con pequeñas reformas, como si hubiera salido el 'Sí'.

Lo dicho, voten a quien voten los colombianos hoy, no podrán decir que les engañaron. Gustavo Petro y Rodolfo Hernández son quiénes son. Ni más ni menos.