Thalia do Valle, ex modelo brasileña y francotiradora en Ucrania, muere en combate
Actriz y ex socorrista, se convirtió en una francotiradora de elite en la Legión Extrajera de Ucrania
Modelo y actriz hace apenas unos años, Thalia do Valle cayó bajo el fuego enemigo ruso. A los 39 años se había alistado a la legión extranjera que convocó Volodimir Zelenski.
Mujer de enormes recursos y virtudes, se convirtió en una francotiradora de primera línea. Un obús, un misil o quizás un dron maldito de última generación, hicieron saltar por los aires el bunker donde estaba atrincherada.
Murió Thalia y con ella la imagen perfecta de una mujer de acero. Su hermano, Theo Rodrigo Vieira la definió en pocas palabras: «Era una heroína y su vocación era salvar vidas». Por ese motivo, añadió, «participaba en misiones humanitarias».
En los últimos años lo que Theo llama misiones humanitarias, en rigor, eran destinos a zonas de conflictos armados o territorios en guerra. Pertrechada como un soldado fue al Kurdistán a luchar contra el ISIS.
En Kurdistan descubrieron que tenía una puntería extraordinaria para poner la bala donde quería. Recibió entrenamiento especializado y salió de ese territorio en llamas, consolidada como una francotiradora con nada que envidiar a los colegas veteranos. Su valía se tradujo en un puesto entre los «peshmerga», el cuerpo de elite de las Fuerzas Armadas kurdas que combatía contra el autodenominado Estado Islámico.
«Recibió el adiestramiento correspondiente, cumplió con los cursos necesarios para ir al frente» y «al entrar en el ejército kurdo, se especializó en tiros de precisión con armas largas», resumía su hermano en declaraciones a la prensa brasileña recogidas por la agencia Efe.
Se especializó en tiros de precisión con armas largas
Amante del peligro Thalia también tenía una sensibilidad formidable con los animales. En 2019 rescato a decenas de ellos durante la tragedia de Brumadinho, un desastre minero en el estado brasileño de Minas Gerais que provocó la muerte de 270 personas.
Thalia do Valle llevaba tres semanas en Ucrania. La invasión rusa la tenía inquieta desde el 24 de febrero, el día que Putin ordenó entrar a sangre y fuego en un territorio que sueña conquistar.
La francotiradora que antes había sido modelo, actirz y socorrista se documentó bien antes de desplazarse al terreno de combate.
En la legión de extranjeros la recibieron con los brazos abiertos. Su experiencia y puntería provocarían numerosas bajas en las líneas enemigas rusas.
El 27 de junio habló con su hermano. La conversación, como otras anteriores, fue breve porque las fuerzas del Kremlin interceptaban las comunicaciones, localizaban las posiciones y… bombardeaban.
«Yo, -contaba Theo- quería saberlo todo, pero ella decía que no podía hablar mucho porque las actividades por teléfono las controlaban con drones rusos.» Esa, fue su última llamada.