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Una pantalla muestra al presidente chino, Xi Jinping, hablando durante la ceremonia de juramento del nuevo jefe ejecutivo de Hong Kong, John Lee, en Pekín, China, el 01 de julio de 2022EFE

China crea una inteligencia artificial para medir la lealtad al Partido Comunista

El régimen avanza en su modelo de hipervigilancia con una tecnología capaz de «leer la mente» de los miembros del partido para evaluar su grado de compromiso

China sigue aprovechando las capacidades de las nuevas tecnologías para estrechar el cerco sobre la disidencia al régimen comunista.

Investigadores del Centro Nacional Integral de Ciencias de China aseguran haber desarrollado una inteligencia artificial (IA) con capacidad de leer la mente y medir el grado de lealtad al Partido Comunista Chino (PCC).

La institución informó la semana pasada de que había desarrollado un estudio en el que había logrado evaluar las reacciones faciales y las ondas cerebrales de los participantes tras exponerlos a imágenes y audios con «el pensamiento y la educación política» del partido, que lleva más de 70 años gobernando el país del sol naciente con mano de hierro.

El citado centro, en la ciudad de Hefei, llegó a publicar el pasado 1 de julio un vídeo en el que se mostraba el desarrollo del estudio junto con el artículo donde explicaba el hallazgo, pero ambos fueron retirados, según publica el diario británico The Times.

El documento dejó de estar disponible después de que numerosos ciudadanos chinos protestaran a través de los pocos resquicios de libertad que mantienen en las redes sociales y denunciaran la represión digital a las que los expone el régimen que encabeza Xi Jinping.

En el vídeo, titulado «La barra de educación política inteligente», se explicaba que esta «lectura de la mente» se emplearía –por ahora– con los miembros del PCC para «consolidar su confianza y determinación de estar agradecidos al partido, escuchar al partido y seguir al partido».

Este control sobre la militancia es algo que China ya lleva a cabo con la aplicación móvil Xuexi Qiangguo –desarrollada por el gigante electrónico Alibaba–, con la que el PPC obliga a sus casi 100 millones de miembros a ganar puntos visualizando vídeos, leyendo artículos y realizando cuestionarios sobre el ideario de Xi Jinping.

Aunque en principio este nuevo software de IA desvelado ahora se emplearía solamente sobre militantes del Partido Comunista, son muchos los ciudadanos que temen que el Gobierno amplíe sus funciones hacia el resto de una población ya de por sí hipervigilada gracias, por ejemplo, a la biometría facial.

Con esta tecnología, el Estado chino se ayuda para clasificar a sus ciudadanos como «buenos» y malos» y a través de un sistema llamado «crédito social» otorgar puntos a los primeros y sancionar a los segundos, que incluso pueden pasar a integrar una lista negra o ser expuestos en público.

La segunda potencia del mundo aprovecha cada nuevo avance tecnológico para cerrar filas en torno a su «comunismo con características chinas», que según se abre cada vez más al capital privado en lo económico, se cierra más en cuanto a libertad individual, ayudada por estos avances científico-técnicos.

Persecución religiosa

«China está optando por utilizar estas tecnologías para perseguir el control sobre su gente y su represión de miembros de grupos minoritarios étnicos y religiosos», apuntaba al respecto hace medio año la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, cuando anunciaba que su departamento prohibía la exportación de tecnología a la Academia Militar de Ciencias Médicas china y a una decena de centros de investigación biotecnológica.

La medida se implantó en un momento en el que se sucedían las denuncias internacionales por la represión a la que el régimen comunista somete a la población musulmana de la etnia uigur en la región de Xinjiang, ayudado por el control de los teléfonos móviles y el reconocimiento facial, en lo que algunos analistas, como el antropólogo Darren Byler, definen como el primer gran sistema de vigilancia digital masiva por parte de un Estado.

Un Estado que, en lo referente a la inteligencia artificial, no deja de avanzar. Según los últimos datos disponibles de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, China ya es el segundo país del mundo en cuanto a patentes registradas, con: 66.508 hasta 2019, solo superado por Estados Unidos, que sumaba 279.145 hasta entonces.