Donald Trump a un paso del banquillo por conspirar para cometer un fraude en las elecciones de 2020

Donald Trump vuelve a estar en el ojo del huracán. O quizás nunca dejó de estarlo. Tras meses de entrevistas, declaraciones de testigos, y análisis de documentos de cuando el expresidente ocupaba la Casa Blanca, el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigará al antiguo líder del bando republicano por su presunto papel en la insurrección del 6 de enero de 2021, que llevó miles de manifestante a asaltar el Capitolio, en Washington.

Sin haber iniciado aún una investigación criminal formal, los fiscales federales se dedicarán a partir de ahora a interrogar a testigos directamente sobre la iniciativa de Trump de intentar defraudar el resultado electoral, a través de una conspiración en la que participaron sus asesores.

Esto incluirá preguntarles, bajo juramento, sobre las conversaciones que mantuvieron con el expresidente, sus abogados, y otros de sus colaboradores más cercanos entre diciembre de 2020 y enero de 2021.

Según publicó el diario estadounidense The Washington Post, la intención de la investigación es desvelar información sobre la presión que Trump ejerció sobre su entonces vicepresidente, Mike Pence, y las instrucciones que dio a sus abogados y asesores para evitar que el Congreso certificase la victoria electoral de Joe Biden en las elecciones de 2020.

El Departamento de Justicia de EE.UU. evitó aclarar si presentará cargos contra Trump. Sin embargo, en declaraciones recogidas por la BBC británica, Merrick Garland, Fiscal General, afirmó que su objetivo era «responsabilizar» a todos los involucrados en el complot.

Se trata de una investigación independiente, desvinculada de la que el comité de la Casa Blanca está llevando a cabo, y que Trump ya calificó de «caza de brujas».

«Electores falsos»

Una de las pruebas, recientemente rebeladas, que investigará el Departamento de Justicia, es el complot de los «electores falsos» ideado por los aliados de Trump. Se trata de un grupo de fieles al expresidente que habrían sido elegidos por las urnas para dar la victoria en el Congreso al candidato republicano, en lugar de al presidente electo, Joe Biden.

Según publicó el diario The New York Times, mientras citaba correos electrónicos obtenidos por el comité de la Cámara de Representantes de EE.UU. que investiga lo ocurrido en esa jornada, la mayoría de los aliados de Trump que prepararon la estrategia de «electores falsos» fueron abogados.

«Enviaríamos a electores falsos al entonces vicepresidente, Mike Pence para que alguien en el Congreso pueda hacer una objeción cuando se empiecen a contar los votos, y exija que se cuenten los de los falsos», escribió en uno de los correos Jack Wilenchik, abogado del estado de Arizona.

La estrategia consistía en enviar a voluntarios simpatizantes del entonces presidente al Congreso el día 6 de enero para que se hiciesen pasar por electores

La estrategia consistía en enviar a voluntarios simpatizantes del entonces presidente al Congreso el día 6 de enero para que se hiciesen pasar por electores, es decir, representantes que llegaban a la capital de EE.UU. con el mandato de las urnas de sus respectivos estados a favor de Trump.

Una vez en el Congreso, los congresistas aliados de Trump lucharían para que sus votos fuesen contados, dando así la victoria al político conservador en lugar de a Biden, que había sido legítimamente elegido en las urnas.