Tensión entre Moscú y Jerusalén por el cierre de la Agencia Judía en Rusia
El anterior gran rabino de Moscú teme por el futuro de los judíos bajo el régimen de Putin
Un tribunal de Moscú admitió el viernes a trámite la demanda interpuesta por el Gobierno ruso para cerrar la delegación de la Agencia Judía.
Desde el Kremlin se acusa al organismo, que opera en Rusia desde 1989, de «violar sus leyes» y de «aglutinar información sobre sus ciudadanos». Principalmente, a través de servidores israelíes para elaborar perfiles de candidatos a emigrar a Israel.
Un lenguaje que los observadores interpretan como una alusión velada a la salida de alrededor de 16.000 judíos de Rusia –sobre los 150.000 que residen en el país– desde que comenzó, a finales de febrero, la invasión rusa de Ucrania, firmemente condenada por el Gobierno israelí.
La Agencia Judía fue fundada hace noventa años, jugando en 1947-48 un papel clave en los inicios del Estado de Israel. A día de hoy, su principal cometido es organizar el traslado a Israel de los judíos que, por voluntad propia o por persecución política, desean afincarse en tierra hebrea.
Se encarga, por ejemplo, de pagarles el viaje. Es lo que ha hecho en los últimos meses con los judíos rusos.
El primer ministro israelí, Yair Lapid, advirtió a principios de esta semana que la suspensión de las actividades de la delegación de la Agencia en Rusia supondría un «episodio serio» en las relaciones entre Jerusalén y Moscú.
En los últimos días, desde el Ejecutivo israelí se ha intentado calmar las aguas: el próximo lunes una delegación israelí se reunirá en Moscú con las autoridades rusas.
Por su parte, la ministra de Inmigración del Gobierno israelí, Pnina Tamano-Shata, ha destacado la voluntad de diálogo de Rusia, aunque aclaró que la «inmigración judía no es una moneda de cambio diplomática».
Menos conciliador se muestra últimamente Pinchas Golschmidt, gran rabino de Moscú hasta hace unas semanas. Cuando estalló la guerra, fue el único líder religioso de Rusia que se negó a secundar la estrategia de Vladimir Putin en Ucrania.
Esa postura se plasmó en un acoso suave, pero constante y gradual, sobre su persona por parte de las autoridades, lo que hizo de él uno de los primeros judíos en abandonar Rusia para refugiarse en Israel.
En una larga entrevista publicada el 23 de julio por el semanario Le Point, Goldschmidt se mostró preocupado por el futuro de los judíos en Rusia, llegando incluso a comparar la situación actual con la que imperaba antes de 1989.
«En tiempos de la Unión Soviética», declara a la revista francesa, «los dos problemas a los que se enfrentaban los judíos eran la imposibilidad de llevar una vida judía –no se les permitía hacerlo– y las restricciones a la libertad de movimiento. Tras el fin de la URSS, estas prohibiciones se levantaron y se habló de una vida judía activa y de un futuro para los judíos».
«En el momento en que se cuestiona uno de estos derechos básicos», concluye, «todo el edificio empieza a tambalearse».