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Xi Jinping, presidente de ChinaTwitter / @golspie7

La furia del Dragón: el reinado de Xi Jinping se podrá prolongar

El presidente de China tiene un proyecto donde ve al Partido Comunista Chino liderando el resurgimiento del gigante asiático como una gran potencia, la primera en el orden mundial

Desde que Deng Xiaoping incluyera en la Constitución de China un límite de dos mandatos, en 1982, vamos muy probablemente a contemplar un cambio: «China se prepara para el 20º Congreso del Partido para el próximo otoño, y las probabilidades de que el presidente chino Xi Jinping salga habiéndose asegurado un tercer mandato son cada vez mayores».

Es cierto que ese límite de mandatos se eliminó en 2018 por el propio Xi, quien asumió el cargo en 2013. Jinping ahora tiene 69 años y como Putin o Lukashenko, podría prolongar su mandato hasta bien entrada la década de 2030. Parce que es lo que ellos esperan.

En el caso de China, la personalidad y las convicciones políticas de Xi dejan poco margen para revertir la situación. En cuanto a su visión del país, él ha hablado del «sueño de China» o del «gran rejuvenecimiento» un proyecto donde ve al Partido Comunista Chino liderando el resurgimiento de China como una gran potencia, la primera en el orden mundial.

La pandemia

En el interior de China, su política de «cero-COVID» ha provocado una desaceleración económica importante. Esta política de Pekín, junto a los prolongados cierres en Shanghái, y otras ciudades la pasada primavera, han sido otra fuente de descontento interno.

Algunos observadores chinos especulan con que esa política de «cero COVID» se desplegó para socavar la base de poder de la llamada «banda de Shanghái», un grupo de funcionarios del partido que ganó influencia bajo el mandato del expresidente Jiang Zemin. Estos dirigentes de la ciudad de Shanghái adoptaron un enfoque más liberal de la gestión de la pandemia y del desarrollo económico que el que prefería Xi Jinping. Por eso, el presidente forzó esos cierres.

Hacia el exterior, su rivalidad con Estados Unidos se ha intensificado, y el alineamiento de Xi con el presidente ruso Vladimir Putin le ha creado más problemas de los que Pekín esperaba. Xi, aun tácitamente aliado de Putin, ha dado muestras de moderación desde que Pekín acogió los Juegos Olímpicos de Invierno en febrero.

Xi el moderado

Ha buscado la estabilidad frente a acciones agresivas que podrían socavar su agenda en el Congreso del Partido, pero si Xi Jinping inicia un tercer mandato, como se espera, dará paso a un nuevo modelo político y de gobierno para China más asertivo.

Su actual «moderación», incluso para un líder tan poderoso como Xi, responde a «no romper con la tradición establecida» para hacerse con un importante capital político. Tiene que conseguir un amplio apoyo entre las élites del partido. En el sistema meritocrático de China, cualquier cambio debe estar justificado.

Xi tiene que demostrar su superioridad en cuanto a sabiduría y capacidad de decisión, y necesita éxitos concretos que respalden sus afirmaciones.

El asunto de Taiwán

Tal vez por eso China, que sí ha defendido las acciones de Rusia y ha acusado a la OTAN de agresión, por temor a una mayor perturbación de las relaciones con Estados Unidos y Occidente ha moderado sus políticas internacionales en este complicado año de transición política. Como resultado, Rusia se ha quejado en voz alta de que China no ha cumplido su parte de la asociación entre ambos países.

El caso de Taiwán es el asunto más delicado para Pekín. Las políticas del gobierno chino han sido en gran medida una estrategia de «Salami-slicing», o «corte de salami», es decir, una estrategia mediante la cual el gobierno chino utiliza pequeñas provocaciones, (digamos así. «lonchas finas») sin que ninguna de las cuales constituya «casus belli» en sí misma, pero acumulativamente, pueden producir una acción mucho más grande en favor de China.

En lo que llevamos de año 2022, el número de intrusiones de aviones de guerra chinos en la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Taiwán en un solo día no ha superado el récord de 56, establecido el 5 de octubre de 2021.

Pekín ha continuado con su coerción diplomática, económica y legal sobre Taiwán, pero no ha avanzado más en alejar a los restantes aliados diplomáticos de Taipéi.

De cara al futuro

En China, las luchas por el poder político se libran y se ganan dentro del Partido Comunista Chino. Para Xi, como titular que espera prolongar su gobierno, la estabilidad es útil mientras se desarrolla esta competición. Pero esta lógica no es válida después de que se asegure un tercer mandato.

Algunos observadores han asumido que, tras el Congreso del Partido, Xi moderará más su política exterior. Esto, a nuestro parecer, es un grave malentendido. Puede que la política interna ya no requiera que Xi parezca duro, pero su deseo de mantener esa imagen y sus ambiciones para China no habrán cambiado.

Una vez que el Congreso del Partido haya quedado atrás, Xi tratará de reafirmar el poder chino en áreas de prioridad estratégica. Las disputas en el Pacífico occidental estarán en lo más alto de su lista.

Una vez Xi gane, China intensificará su coerción e intimidación militar con la esperanza de inclinar la balanza a favor de un partido político taiwanés que sea complaciente con Pekín. Un Xi fortalecido no va a ser más moderado. Tendrá menos que demostrar a nivel interno. Pero tendrá todo el poder y la oportunidad que necesita para perseguir su «sueño de China».

Si Xi Jinping revalida su mandato: ¿puede despertar «la furia del Dragón»?