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Voluntarios ucranianos realizan ejercicios de combate en los bosques de Leópolis antes de trasladarse al frenteAFP

Los 5 territorios donde actualmente se libra una guerra entre la autocracia y la democracia

Ucrania no es el único escenario donde se libra la batalla entre regímenes democráticos y autoritarios. El choque se extiende cada vez más por el mundo con nuevos escenarios de conflicto

Cuando estalló la guerra en Ucrania, el 24 de febrero, se dispararon los temores a que la invasión rusa fuera el pistoletazo de salida de una tercera guerra mundial.

Aunque por el momento la guerra sigue contenida dentro de las fronteras ucranianas, en los últimos meses se han desatado varios conflictos en los que se enfrentan de forma indirecta los dos grandes bloques: el democrático formado por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, y el autoritario constituido por Rusia, China, Irán y sus países satélites.

Ucrania

Ucrania es el principal escenario de este conflicto global entre bloques. Aunque Rusia ha logrado ocupar gran parte del país en el este y el sur de Ucrania, su ejército parece incapaz de doblegar a las tropas ucranianas.

Un mercenario del Grupo Wagner, en UcraniaTwitter / @na_intel

El ejército ucraniano ha emprendido una serie de contraofensivas en las regiones de Jersón y Jarkov y está logrando éxitos limitados con pequeñas conquistas territoriales aprovechando el agotamiento de las tropas rusas tras sus esfuerzos para conquistar toda la región de Luhansk en la batalla del Donbás.

Gracias a la afluencia masiva de armamento occidental en las últimas semanas, sobre todo los sistemas de misiles HIMARS, Ucrania ha conseguido contener el avance ruso y dejar el escenario en situación de tablas con la esperanza de lograr tomar la iniciativa en la guerra en otoño.

Taiwán

Una de las hipótesis de las que más se habló al comienzo de la guerra ucraniana fue la posibilidad de que Rusia y China tuvieran un acuerdo para atacar de forma simultánea Ucrania y Taiwán.

Lanzamiento de misiles chinos hacia aguas de TaiwánAFP

En el caso de Taiwán, China no llegó a emprender ninguna agresión, tal vez después de ver la reacción internacional contra Rusia y los efectos devastadores de las sanciones sobre su economía.

La visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, a Taiwán ha sido la excusa perfecta para que China haga una demostración de fuerza y dejar claro que sus pretensiones de anexionar la isla son firmes y que no permitirá la intromisión de ninguna potencia extranjera.

Las maniobras militares que China ha iniciado en Taiwán son, en palabras del ministerio de Defensa chino, un mensaje de disuasión a Estados Unidos y una demostración de que el ejército chino tiene la capacidad de dominar su zona de influencia en el Indo-Pacífico frente a terceros actores.

Nagorno-Karabaj

El choque entre Armenia y Azerbaiyán es otro de los conflictos en los que, de forma indirecta, se enfrentan ambos bloques.

Ursula von der Leyen, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev tras la firma del acuerdoTwitter

Este enclave de mayoría armenia dentro de las fronteras azeríes pertenece oficialmente a Azerbaiyán, y así lo reconoce la comunidad internacional.

En los años 90 del siglo XX, tras la descomposición del espacio soviético, Armenia ocupó militarmente el territorio y proclamó una república títere.

En septiembre de 2020 Azerbaiyán quiso tomarse la revancha y, con fuerte apoyo militar y financiero turco, logró derrotar al debilitado ejército armenio y recuperar parte del territorio perdido en los 90.

Armenia logró salvar parte del enclave gracias al alto el fuego por mediación de Rusia que, entre otras cosas, supuso la entrada de tropas rusas como garante de la paz.

Como en tantos escenarios, este conflicto está lleno de grises y contradicciones. Armenia, país cristiano, de cultura europea, pero aliado de Rusia, se enfrenta a Azerbaiyán, país autoritario, de mayoría islámica, aliado de Turquía (miembro de la OTAN) y pieza clave de la Unión Europea para garantizar su seguridad energética tras la ruptura con Rusia.

El pasado mes de julio la Unión Europea firmó un acuerdo con Azerbaiyán para ampliar hasta el doble el suministro de gas para 2027.

Bruselas, que tradicionalmente ha mantenido una posición crítica con Azerbaiyán por violar los derechos humanos, ahora se echa en brazos de su líder, el presidente Ilham Aliyev, para huir de las garras de Putin.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, definió a Azerbaiyán como «socio energético crucial» para la Unión Europea.

Sahel

La franja árida que separa el África sahariana de la subsahariana, conocida como el Sahel, es la gran bomba de relojería que amenaza con detonar y arrastrar al mundo a un nuevo conflicto.

Soldados de Burkina Faso realizan tareas de vigilancia en un campo de refugiadosAFP

La situación es similar a la que se produjo durante la ofensiva de Estado Islámico en el verano de 2014 en Irak y Siria.

Grupos yihadistas como Estado Islámico y Al Qaeda, y bandas armadas, dominan amplias zonas de Mali, Nigeria, Níger, Camerún o Burkina Faso.

El fracaso de la misión de paz europea, encabezada por Francia, abrió las puertas de par en par a Rusia, que envió a sus mercenarios del grupo Wagner a apoyar a los gobiernos frente a los yihadistas.

Sin embargo, la ofensiva yihadista crece, se expande, causa miles de muertes y ya aspira a hacerse con el control de algunos países.

Especialmente delicada es la situación en Burkina Faso y en Mali. En este último país, los yihadistas ya lograron conquistar el norte del país en 2012.

Balcanes

El conflicto de los Balcanes se mantiene en letargo desde la descomposición de Yugoslavia y, principalmente, tras la guerra de Bosnia (1992-1995) y la de Kosovo (1998-1999).

Las soluciones territoriales a ambos conflictos dejaron, sin embargo, muchos problemas por resolver.

Serbia nunca reconoció la independencia de Kosovo y reclama su derecho a defender los intereses de la población serbia del norte de Kosovo.

Fuerzas de la OTAN inspeccionan un camión serbio que bloquea una carretera en KosovoAFP

En Bosnia, la partición del país en dos entidades autónomas, una para musulmanes y croatas, otra para serbo-bosnios, es fuente de continuas inestabilidades.

Serbia, a pesar de sus aspiraciones europeístas, no renuncia a sus relaciones privilegiadas con Rusia, a la vez que mantiene su rencor a la OTAN por su respaldo a la independencia de Kosovo.

En Bosnia, la República Srpska, de identidad serbia, está dispuesta a cortar con el Estado, declararse independiente y avanzar hacia la integración con Serbia.

Sin embargo, a comienzos de agosto donde resurgieron con fuerza las tensiones fue en Kosovo.

El gobierno kosovar aprobó la prohibición de circular a los vehículos con documentos y matrículas serbias.

La medida, adoptada por el gobierno del ultranacionalista Albin Kurti, desató la ira de los serbios locales, que cortaron con barricadas los accesos por carretera de sus localidades.

La policía kosovar respondió cerrando los pasos fronterizos entre Serbia y Kosovo y se desplegó por los territorios serbios kosovares.

Serbia se negó a aceptar la legitimidad de la medida del gobierno de Kosovo y acusó a Pristina de querer expulsar a los serbios del norte.

La misión de la OTAN en Kosovo, la KFOR, advirtió que estaría dispuesta a intervenir si la crisis aumentaba y se ponía en riesgo la estabilidad del país.

Al mismo tiempo, Estados Unidos logró convencer al presidente kosovar para que aplazara la entrada en vigor de la medida.

Rusia, por su parte, respaldó los derechos de los serbios en Kosovo. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, no dejó dudas sobre la postura de Moscú en el conflicto serbio-kosovar: «Apoyamos absolutamente a Serbia», aseguró.