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La primera ministra de Francia, Elisabeth Borne, durante una reunión con miembros del centro LGBT+Guillaume Souvant / AFP

Francia nombrará un embajador para defender los «derechos de las personas LGBT»

El Gobierno desbloquea, además, 3 millones de euros para crear más centros de acogida para homosexuales y lesbianas

La primera ministra de Francia, Élisabeth Borne, aprovechó la celebración, el pasado 4 de agosto, del cuadragésimo aniversario de la despenalización de la homosexualidad para anunciar la creación del puesto de embajador para los «Derechos de los LGBT».

El primer titular será nombrado antes de final de año y su misión constará de dos partes.

La primera consistirá en «coordinar la acción del ministerio de Asuntos Exteriores en materia de protección contra las discriminaciones y de promoción de los derechos de los LGBT».

La segunda, «llevar la voz de Francia» a nivel internacional de cara a la despenalización universal de la homosexualidad y de la transidentidad.

Para justificar esta nueva carga al erario, Borne aseguró estar «preocupada» por el «cuestionamiento de los derechos LGBT a lo largo de los últimos años, de modo especial en Europa».

La primera ministra de Francia, Elisabeth Borne (centro), visita el centro LGBT+ en OrleansGuillaume Souvant / AFP

Un artículo de Le Figaro, publicado el mismo día en que se hizo pública la decisión de Borne, puso indirectamente en tela de juicio la creación del nuevo cargo al señalar que ya existe una ministra delegada a la Igualdad entre Mujeres y Hombres, Isabelle Lonvis-Rome, con autoridad sobre los asuntos LGBT.

¿Trabajará el futuro embajador a las órdenes de la ministra Isabelle Lonvis-Rome o actuará por su cuenta? La duda aún no ha sido dirimida.

La creación de este puesto ha incendiado, como era de esperar, las redes sociales, incluso en agosto. Pero la reacción del lobby gay ha sido contundente: a través de distintas asociaciones, ha aplaudido la iniciativa de Borne, si bien ha exigido la aplicación de las políticas ya aprobadas que aún no lo están.

Sin embargo, la primera ministra sigue, contra viento y marea, con su campaña de comunicación a favor del universo LGBT, pues junto a la creación del puesto de embajador, hizo saber que se disponía a desbloquear tres millones de euros destinados a la creación de 10 «centros de acogida LGBT», que se sumarán a los 35 ya existentes.

El objetivo es ir extendiendo la red de centros por todo el territorio nacional.

Borne se mostró, en cambio, más evasiva y reservada acerca de la propuesta de ley depositada por el senador socialista Hussein Burgi, que pide una reparación política a los condenados por el delito de homosexualidad entre 1942 y 1982. «La entiendo y la voy a mirar», declaró la primera ministra.

La ofensiva pro LGBT del Gobierno responde a unas intenciones claramente confesadas por el presidente Emmanuel Macron durante la última campaña electoral, pero también forma parte del intento de erradicar la reciente polémica desatada por la ministra Caroline Cayeux.

A principios de julio, varios medios rescataron unas declaraciones de la titular de Colectividades Territoriales, realizadas en 2012, en las que calificaba el matrimonio homosexual de «capricho» y de «deseo que va en contra de la naturaleza».

Cayeux, tránsfuga de la derecha, admitió haber pronunciado esas palabras, pero dijo haber evolucionado al respecto. Con todo, agravó su caso al referirse a los homosexuales como «esa gente». El lobby gay sigue sin perdonárselo.