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Los dictadores de Cuba (Díaz-Canel), de Venezuela (Maduro) y de Nicaragua (Ortega)Twitter Prensa del Palacio de Miraflores

Cuba, Nicaragua y Venezuela: el giro a la izquierda que siempre acaba en desastre

El fracaso de Cuba, Nicaragua y Venezuela no ha sido suficiente para convencer a los ciudadanos del drama y la tragedia que se puede alcanzar con dictaduras de extrema izquierda

En un momento de cambios de gobiernos en América Latina, pareciera que la facilidad para comunicarse, las redes sociales y la inmediatez de las noticias, poco y nada han servido para que los ciudadanos más pobres puedan, no solo soñar, sino alcanzar un mejor futuro.

Los resultados electorales en Bolivia, Chile, Perú y Colombia han marcado una tendencia preocupante para el destino de dichos países.

Resulta increíble, pero es cierto, que la experiencia socialista-comunista-marxista de Cuba, Nicaragua y Venezuela, no haya sido suficiente para convencer a los ciudadanos, del drama y la tragedia que se puede alcanzar con dictaduras de extrema izquierda.

Cuba

Fidel Castro tomó el poder en Cuba en 1959 y, posteriormente, asumió su hermano, para más tarde asumir el actual dictador cubano Miguel Díaz-Canel.

En Cuba no hay prensa libre, no hay libertad de asociación, no está permitido salir libremente del país y la represión ha llevado a prisión a decenas de miles de cubanos por pensar diferente. Cuba culpa al bloqueo norteamericano, de todos los males de su economía.

En el pasado, Cuba fue socio privilegiado de la ex Unión Soviética, de la Alemania comunista y de todos los países súbditos de Moscú tras la cortina de hierro. Cuba y su demente dictador, incursionó en Angola y también en Chile, bajo el gobierno del marxista Salvador Allende.

Llama la atención la especial relación de Cuba con algunos países europeos, especialmente con España.

En efecto, Fidel Castro visitó Chile durante 23 días -repito 23 días- interviniendo groseramente en los asuntos internos de Chile y ayudando a la izquierda chilena para que el poder socialista-comunista se perpetuara con Allende.

Tras más de 60 años de dictadura, sorprende que Cuba logre deambular libremente e influir en organismos internacionales como la ONU y la CEPAL, siendo incluso mencionado como ejemplo a seguir.

Los últimos intentos del pueblo cubano para recuperar su libertad, acaecidos en julio de 2021, solo terminaron con los manifestantes en la cárcel. Este año, al cumplirse 1 año desde las últimas protestas, el gobierno cubano preparó un plan de contingencias represivo, para evitar protestas.

Llama la atención la especial relación de Cuba con algunos países europeos, especialmente con España, en que incluso se promovió comercio en inversiones bajo Zapatero, apoyando a un régimen brutal.

La pobreza en Cuba ha llegado a niveles intolerables para sus habitantes, y no se avizoran cambios favorables en su economía.

Es posible leer en www.granma.cu el medio estatal cubano -no hay medios de comunicación privados-, como la dirigencia le lava el cerebro a la población, defendiendo causas fracasadas y potenciando un modelo ineficiente e injusto.

Nicaragua

Si continuamos con Nicaragua, debemos hablar de su dictador Daniel Ortega. Tras 5 años de gobierno, entre 1985 y 1990, retomó el poder en 2006 y desde entonces ha sido reelegido 4 veces, acumulando más de 20 años en el poder.

Ortega se ha encargado de poner en prisión a todos sus potenciales competidores políticos, acusándolos de distintos delitos sin ninguna prueba fehaciente.

En Nicaragua no hay libertad de prensa, se violan los DDHH y no existen tribunales de justicia independientes

Ortega ha perseguido y expulsado a organizaciones religiosas, a medios de comunicación y a todo aquel que le pueda complicar el mantener el poder total.

En Nicaragua no hay libertad de prensa, se violan sistemáticamente los DDHH y no existen tribunales de justicia independientes.

Ortega ha «celebrado» 43 años de la revolución sandinista, habiendo recibido mensajes de saludos de Kim Jong Un de Corea del Norte y de los dictadores de Cuba y de Venezuela.

Venezuela

Para finalizar debemos analizar la realidad venezolana, liderada hoy por el dictador Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez.

Tras la muerte de Chávez en 2013, no muchos pensaban que Maduro sería capaz de «perpetuar» el legado de su antecesor.

Maduro, que desde muy joven abrazó a la izquierda dura, fue 7 años conductor de autobús. Más tarde fue un activista para la liberación de Chávez, quien se encontraba preso.

La mejor prueba del fracaso venezolano se plasma en que han emigrado más de 6 millones de venezolanos

Luego apoyó a Chávez en 1998 y en 1999 fue elegido diputado, y en 2006 asumió como miembro del gabinete ministerial.

Fue más tarde Canciller, lo que le pavimentó el camino para suceder a Chávez. Venezuela atraviesa por una crisis terminal.

La mejor prueba del fracaso venezolano se plasma en que han emigrado más de 6 millones de venezolanos, escapando de la pobreza y la persecución.

Venezuela se ha transformado en uno de los países que más exportan pobreza y delincuencia.

A pesar de todo, Maduro sigue afianzando alianzas con Rusia, Irán, México, Nicaragua, Cuba, Corea del Norte y también mantiene relaciones con el gobierno argentino, las cuales se han visto enturbiadas por el reciente evento del avión venezolano-iraní, actualmente retenido en Buenos Aires junto a su tripulación.

Algunos países intentaron, sin éxito hasta la fecha, reconocer a Juan Guaidó como el legítimo Presidente Encargado de Venezuela.

Disputas entre opositores a Maduro y una actitud poco decidida de algunos países relevantes, esfumaron la posibilidad de que Maduro dejara el poder.

El resumen de las tres dictaduras en ejercicio, en Cuba, Nicaragua y Venezuela, es que sus pueblos están sometidos, su economía está colapsada, y no se asoman elecciones democráticas en ninguno de estos 3 países.

En medio de esta triste realidad, los países más importantes no rompen relaciones diplomáticas con Venezuela, no suspenden el comercio y no apoyan decididamente a la oposición perseguida, que busca legítimamente la recuperación de la libertad de sus conciudadanos.