Una espía rusa se infiltró en la base de la OTAN en Nápoles durante años
La espía rusa entró en contacto con figuras clave de la OTAN y la Marina de los Estados Unidos y desapareció en 2018 sin dejar rastro
Una mujer rusa se infiltró durante años como espía en la base de la OTAN en Nápoles, según informan hoy varios medios como La Repubblica y Der Spiegel tras una investigación periodística de más de diez meses.
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La investigación, en la que han participado también Bellingcat y The Insider, describe a la espía cómo una «treintañera cosmopolita y segura de sí misma que habla seis idiomas», que logró entrar en los círculos de personalidades de Nápoles y el personal de la base de la OTAN y la 6ª Flota de Estados Unidos.
El pasaporte ruso con el que consiguió entrar en Italia pertenece a la «misma serie que utilizan los espías del GRU (acrónimo de Glavnoje Razvedyvatel'noje Upravlenije, o servicio secreto militar ruso)», según la investigación periodística.
La mujer se hacía llamar María Adela Kuhfeldt Rivera, nacida en Perú de padre alemán, pero las investigaciones posteriores la han identificado como Olga Kolobova, agente rusa e hija de un coronel de ese país.
Durante su estancia en Italia ha utilizado tres pasaportes rusos, todos ellos con números parecidos a los de los agentes de Moscú, señala La Repubblica.
La pista de Kuhfeldt Rivera se perdió cuando en septiembre de 2018 Bellingcat y The Insider publican los nombres de los espías rusos que intentaron envenenar al ex agente Sergey Skripal y al productor de armas búlgaro Emil Gebrev, tras lo cual la espía abandona Nápoles hacia Moscú sin dejar rastro.
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Tampoco se ha podido reconstruir qué información obtuvo la espía, ni si pudo sembrar virus informáticos en los teléfonos y computadoras de sus amigos, pero sí se sabe que «entró en contacto con figuras clave de la OTAN y la Marina de los Estados Unidos», según la investigación periodística.