Carlos III y las claves que marcarán su reinado continuista
El Rey prometió en su primer discurso honrar la memoria de su madre con una vocación de prestar un largo servicio a los británicos
Alos 73 años, el común de los mortales tiene la vida hecha. Para Carlos III se presenta como el momento en que por fin ha adquirido un significado pleno. El heredero de más edad en subir al trono de Reino Unido ha contemplado de cerca el impecable servicio que prestó su madre a la Corona y es consciente de que su reinado nace limitado por el tiempo. Motivos suficientes para no salirse de guion y seguir su estela. Una idea que subrayó este viernes durante su primer discurso a la nación, sentado en un escritorio de madera caoba, junto a un retrato de Isabel II y unas flores blancas. Garantizó un reinado continuista, un eslabón del legado de su madre, apelando a la promesa de prestar un largo servicio. «Cuando ella heredó la Corona se comprometió a estar al servicio de los británicos toda su vida, fuera larga o corta», afirmó de manera solemne en un discurso de poco menos de 1.000 palabras, pronunciado en nueve minutos y grabado en el Blue Drawing Room de Buckingham.
Con su llegada al trono, toca reorganizar las prioridades. Ya no hay tiempo para cultivar tomates ecológicos ni cumplir con cenas solidarias. «No será posible que pueda dedicar gran parte de mi tiempo y de mis energías a las organizaciones benéficas», una actividad en la que cimentó buena parte de su vida como heredero, con la creación de The Prince's Trust en 1976 para ayudar a jóvenes desfavorecidos. Tampoco habrá tiempo para «los asuntos de los que tanto me preocupé», es decir deberá relajar su larga y sonada cruzada ecologista; el 19 de febrero de 1970 pronunciaba su primer discurso sobre el medioambiente y desde entonces, se ha dedicado a causas tan peregrinas como salvaguardar la manzana, con una suerte de 'banco genético' en su finca campestre de Highgrove. Aprenderá también a callar, adiós al príncipe lenguaraz que desde ayer observa escrupulosamente el deber de neutralidad.
En este periplo, camina de la mano de su mujer Camilla, a la que Isabel II dio el espaldarazo definitivo antes de morir, expresando su deseo de que fuese conocida como reina consorte. «Cuento con la cariñosa ayuda de mi querida esposa, Camilla. En reconocimiento a su leal servicio público desde que celebramos nuestro matrimonio hace 17 años». Rindió homenaje también a sus dos hijos. «Como heredero, Guillermo asume los títulos escoceses que tanto han significado para mí y me sucede como Duque de Cornualles. Me enorgullece nombrarlo Príncipe de Gales». También tuvo palabras generosas para los que menos han hecho por la monarquía británica en los últimos tiempos. «Expreso mi amor al Príncipe Harry y a Meghan, mientras continúan construyendo sus vidas al otro lado del océano».
El homenaje a la Reina Isabel II impregnó todo el discurso con unas palabras que copan este sábado las portadas de la prensa británica. «Y a mi querida mamá, ahora que comienzas tu último viaje para unirte a mi querido y difunto papá, solo quiero decirte esto: gracias». «Que el canto de los ángeles acompañen tu descanso».
Nuevos retos
El ex primer ministro Tony Blair analizó ayer esa línea continuista del reinado de Carlos III con altas expectativas en él. «Seguirá los pasos de la Reina, convirtiéndose en una gran roca de estabilidad para el país. La Reina hizo parecer que conciliar tradición y modernidad fuese una tarea fácil, pero no lo es. Y creo que Carlos también sabrá hacerlo. Ha demostrado que es una persona comprometida, que ha hecho mucho por este país. Estoy seguro de que la gente le respaldará», declaraba durante un especial de la BBC.
«La Reina supo mantener la unidad porque conectaba con la gente de todos los partidos y Carlos deberá también tenerlo en cuenta», agregó. Algún cambio sí habrá, como bromeaba uno de los presentadores: en el reinado de Carlos III habrá más Shakespeare y menos caballos.