El curioso protocolo de seguridad del funeral blindado de Isabel II
El Gobierno revela estrictas reglas para los jefes de Estado invitados como la prohibición de aterrizar en Londres en aviones privados o la obligación de desplazarse a la abadía de Westminster en autobuses compartidos
No hay mayor escaparate para una familia real que una boda o un funeral y Reino Unido, experto en imprimir solemnidad y parafernalia hasta en el menor de los actos, volverá a conseguir que el mundo entero le reverencie el próximo lunes 19 durante la celebración del funeral de Isabel II, en la abadía de Westmintser. Un desafío mayúsculo en cuanto a protocolo, seguridad y logística, que ellos resolverán haciendo gala más que nunca de ese sentido de pompa y circunstancia en un día decretado festivo nacional. Eso sí, dado el volumen de personalidades que se congregarán, se ha prohibido que los jefes de estado aterricen en Londres en aviones privados y deberán desplazarse hasta la abadía de Westminster en autobuses compartidos y escoltados que partirán desde un punto al oeste de la capital. Eso sí, los líderes del G7, como Joe Biden o Emmanuel Macron, están exentos de usar autobuses por motivos de seguridad.
En una nota enviada a las embajadas en el extranjero el sábado por la noche, el Gobierno «lamenta que, debido al espacio limitado en el funeral de Estado y los actos asociados al mismo, no se puede admitir a ningún otro miembro de la familia, personal o séquito del invitado principal».
Líderes como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ya han confirmado que asistirán. También se espera la presencia en funeral del emperador Naruhito de Japón, que viajaría junto con la emperatriz Masako y el primer ministro Fumio Kishida, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, o el presidente francés, Emmanuel Macron. La ausencia más notable aunque poco sorprendente será la del presidente ruso Vladimir Putin.
«Este será un funeral como ningún otro. Ha habido grandes funerales de estado, de presidentes estadounidenses, de Nelson Mandela, pero la Reina fue la persona más famosa del mundo y, como resultado, la lista de asistentes no tendrá precedentes», sostiene John Kampfner, director de la iniciativa UK in the World, de la organización no gubernamental Chatham House.
El protocolo oficial dicta que la Casa Real británica curse las invitaciones al jefe de Estado de cada país y su cónyuge. La asistencia de representantes de la realeza europea de países como España, Bélgica, Noruega, Dinamarca, Suecia y los Países Bajos se da por descontado. El Rey Felipe VI estará invitado junto a la Reina Letizia. El Foreign Officce también ha extendido la invitación a Don Juan Carlos y Doña Sofía.
Para la recién nombrada primera ministra Liz Truss será una ocasión extraordinaria para darse a conocer entre los líderes de todo el mundo, siempre respetando la sensibilidad del momento y el luto ceremonial.
La abadía de Westminster dispone de una capacidad para 2.000 personas y acogió la boda de la Reina Isabel II con el Príncipe Felipe en 1947 y todas las coronaciones británicas excepto dos desde 1066.
Fuera del perímetro de Buckingham, se respira estos días en Londres una aparente normalidad con pubs repletos, los neones de Piccadilly igual que brillantes que de costumbre y miles de turistas deambulando por el centro mezclados con la muchedumbre local. Londres llora a su Reina de manera contenida, pero el paisaje probablemente se vea modificado el martes por la noche cuando el cortejo fúnebre por fin recale en Buckingham y los ensayos del funeral tomen las calles.