Terrorismo islamista
Quién ideó realmente los atentados del 11-S
La banda terrorista publica un libro póstumo de un ex número dos en el que se desvela que fue un anciano piloto egipcio el que propuso estrellar un avión contra un edificio emblemático estadounidense
As-Sahab, el brazo mediático de Al Qaeda, ha publicado en su página web un libro póstumo firmado por el ex número dos de la banda terrorista islamista Abdullah Ahmed Abdullah, alias Abú Mohamed al Masri, en el que se desvela quién habría ideado originalmente los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
El libro del ex alto cargo de Al Qaeda, consultado por El Debate, no revela la identidad concreta del primer ideólogo, aunque sí da varios detalles sobre este sujeto. Se trataría de un piloto egipcio de avanzada edad, con experiencia en aerolíneas internacionales y con una radicalización tardía.
Al Masri explica en una de las 271 páginas de Las operaciones del 11 de septiembre, entre la verdad y el escepticismo que «la arena yihadista no se limitó a la élite de la nación islámica, sino que recibió a cientos y miles de entusiastas para defender a sus hermanos afganos, y la mayoría de ellos tuvo un gran y beneficioso papel durante los muchos años de la yihad, y desde esa bendita arena fue la primera idea para las operaciones del 11 de septiembre».
«Los albergues de los muyahidines en Peshawar –continúa el texto, en referencia a la ciudad pakistaní– recibieron a uno de los pilotos egipcios, y el hombre tuvo una larga vida en el campo de la aviación, ya que se movió entre aerolíneas internacionales como piloto profesional, y viajó a varios países y continentes, incluido América del Norte».
Este terrorista, según dice el libro de Al Masri, durante buena parte de su vida estuvo «lejos de las disposiciones del Islam», pero, una vez descubierta esa «carencia», explica que «aceptó de todo corazón prepararse y participar efectivamente en los frentes (a pesar de su vejez) y fue la época más feliz de su vida».
«El 11 de septiembre parte de una simple idea lanzada por uno de los hermanos durante una sesión práctica que algunos líderes estaban realizando con los jóvenes que venían a hacer la yihad, hasta llegar a su clímax el 11 de septiembre de 2001, día en que los propios estadounidenses describieron como: 'Un día de conmoción sin precedentes'», explica Al Masri.
Planteado desde 1996
Cuenta el libro firmado por el ex número dos de Al Qaeda que fue en 1996 cuando «el jeque Abu Obeida –un líder terrorista argelino– escuchó la idea con mucha atención», pero no lo vio práctico, al estar la organización inmersa en «un revoltijo de prioridades» y porque «aún no había adoptado la idea de realizar operaciones especiales de manera extensa».
El atentado se planteó, por tanto, de modo general cinco años antes de los atentados del 11-S. El piloto egipcio habría pensado en aprovechar las grandes cantidades de combustible a bordo de las aeronaves para provocar un extremo daño sobre infraestructuras y ciudadanos estadounidenses.
Dos años más tarde de la macabra idea del supuesto piloto egipcio, Al Qaeda apuntó a varios combatientes en escuelas de vuelo de varios lugares del mundo y los formó militarmente en Afganistán.
La idea finalmente se plasmó en los atentados de septiembre de 2001, que consistieron en el ataque a las Torres Gemelas con dos aviones secuestrados cargados de combustible, además de otros dos ataques con sendos aviones, también secuestrados: uno impactó contra un edificio del Pentágono y el otro se estrelló de manera fallida en Pensilvania, aunque el objetivo era el edificio del Capitolio, en Washington.
El 'cerebro' oficial
Más allá de las múltiples teorías de la conspiración existentes en torno al 11-S –que apuntan a atentados de falsa bandera–, como 'cerebro' oficial de estos ataques consta el pakistaní Jalid Sheij Mohammed. Fue capturado por la CIA en Pakistán en 2003 y lleva preso en Guantánamo –a la espera de condena– desde 2006, acusado de idear desde 1993 atentados utilizando aviones de pasajeros contra Estados Unidos.
En 1996 habría convencido al entonces líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, de llevar a cabo los atentados del 11-S, en los que fallecieron casi 3.000 personas y se estima hubo unos 25.000 heridos. Por ello, EE.UU. lo considera como el «autor intelectual» de la masacre. Una autoría intelectual que, al menos en su estado más primario, la obra póstuma de Al Masri pone en entredicho, 21 años después de unos sucesos que cambiaron el mundo.