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Blindado ruso en Jarkov Ucrania

Un soldado ucraniano inspecciona un blindado ruso destruido en JarkovAFP

202 días de guerra en Ucrania

Los aliados occidentales no descartan la reconquista ucraniana de Jersón y Mariúpol

Los servicios de inteligencia occidentales ven un punto de inflexión tras la ofensiva ucraniana sobre Jarkov

El estado de ánimo de los responsables militares ucranianos y de los servicios de inteligencia occidentales podría definirse con un oxímoron: cauto optimismo desmedido.

Cauto porque Rusia no está, ni mucho menos, derrotada. Tiene aún una cantidad ingente de recursos militares y una capacidad de reagruparse y lanzarse a la contraofensiva gracias a su potente músculo.

Sin embargo, no es menos cierto que las capacidades rusas están seriamente lastradas por sus dificultades para el reclutamiento, la baja moral de sus tropas y las dificultades de sus fábricas militares para reponer armamento debido a las sanciones internacionales.

La pérdida de la práctica totalidad de Jarkov ha sido un duro golpe para Rusia, que ha cedido la iniciativa a unas tropas ucranianas con una renovada capacidad ofensiva gracias al empuje que le da las armas que llegan de los países occidentales.

Según informa The Washington Post, si Ucrania logra mantener su capacidad ofensiva unas semanas más, podría provocar el desmoronamiento de las tropas rusas y reconquistar a lo largo del otoño mucho territorio más.

Si se cumplen las previsiones más optimistas, Ucrania podría recuperar el control de Jersón y Mariúpol en las próximas semanas.

El fruto más maduro es, precisamente, Jersón, con las tropas ucranianas situadas muy cerca del centro de este importante núcleo de comunicaciones y fuente de recursos básicos para la península de Crimea.

Los ucranianos están muy motivados, cuentan con tropas renovadas procedentes de voluntarios entrenados en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Alemania o Polonia.

Por el contrario, los defensores rusos están desmotivados, muchos son reclutas forzosos con pocas ganas de morir en una trinchera y están agotados después de meses de guerra sin relevos.

Los servicios de inteligencia occidentales creen que la ofensiva ucraniana sobre Jarkov marca un punto de inflexión irreversible en el desarrollo de la guerra.

Sin embargo, apuntan a que Putin aún tiene un amplio margen de maniobra, aunque todo dependerá de la capacidad de Rusia para implementar un sistema de reclutamiento eficaz que le permita renovar a sus tropas en el campo de batalla.

Un funcionario estadounidense señaló a The Washington Post que «los rusos están en problemas. La pregunta es cómo reaccionarán, pero sus debilidades han quedado al descubierto y carecen de reservas de mano de obra y equipamiento». «Ciertamente, es un revés militar», insistió.

Además, este mismo funcionario señaló que, ante los constantes reveses en el campo de batalla, no cree que Putin vaya a recurrir a las armas nucleares tácticas o químicas para recuperar la iniciativa.

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