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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, con gesto de preocupaciónlGTRES

202 días de guerra en Ucrania

Putin se atrinchera en Sochi, suspende sus citas con los generales y se cierran los accesos a Moscú

La prensa rusa publica que la Guardia Nacional, un cuerpo especial militarizado con funciones de policía, está cerrando los accesos a la capital y desata todo tipo de rumores

Vladimir Putin ha acusado el golpe y su situación es delicada. Tras el «colapso» de su Ejército, como lo describe el profesor Phillips O´Brien, con la peor derrota desde que comenzara la guerra, el presidente de la Federación Rusa se ha refugiado en Sochi, donde tiene su residencia de descanso y suspendido todas las reuniones que tenía con sus generales.

Las reuniones previstas con la cúpula de Defensa han quedado en el aire. La reconquista de Ucrania de unos 6.000 kilómetros, más de los que las fuerzas rusas han logrado dominar desde que empezara la guerra, parecen haber dejado tocado al hombre, por ahora, más peligroso del mundo.

El repliegue atropellado de las tropas que el ministerio de Defensa califica de maniobras de «distracción» previstas, puso en evidencia el fracaso de un ejército que se presenta al mundo como uno de los más numerosos del mundo (podría disponer de dos millones de efectivos con los reservistas).

La humillación rusa ha abierto la caja de los truenos de la oposición y obligado a Putin a anular el cónclave con la cúpula militar y la industria armamentística.

El aparente encoframiento de Moscú ha dado pábulo a rumores de todo tipo y desatado especulaciones sobre la situación de Putin.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Pescov, justificó el cambio de agenda -y de planes- de Putin. «A medida que se desarrolla la operación militar especial», como denomina a la invasión, «se van adquiriendo ciertas experiencias que hay que discutir», señaló, según recoge The Moscow Times. Dicho de otro modo, Putin tiene que repensar cómo sigue con su guerra.

Los intentos por restar importancia a un escenario que deja a Rusia en una posición menor, frente a un enemigo que no le puede hacer sombra en tamaño y capacidad fracasan y colocan al presidente de a Federación Rusa en una encrucijada difícil: O da marcha atrás, lo que supondría su salida prácticamente inmediata del Kremlin o da un paso al frente y ahora sí, declara oficialmente la guerra, decisión a la que hasta ahora se ha resistido.

El descontento con Putin dentro del país va en aumento y el hombre que soñaba con convertirse en el nuevo zar siglo XXI comienza a sentir el aliento de las protestas del alto mando y de políticos, en la nuca.

En cualquier caso, el descontento con Putin dentro del país va en aumento y el hombre que soñaba con convertirse en el nuevo zar siglo XXI comienza a sentir el aliento de las protestas del alto mando y de políticos, en la nuca.

La carta que pide la dimisión de Putin

Al malestar de diferentes alcaldes y concejales de la Federación del fin de semana pasado, se ha sumado una carta suscrita por otros 85 de distritos de San Petersburgo, Kolpino y Moscú, donde anuncian: «¡Exigimos su renuncia!»

El manifiesto, abierto a nuevas firmas, está colgado en internet y pone de manifiesto que empieza a perderse el miedo a la ira de Putin. A éste le atribuyen «daños» que condicionan «el futuro de Rusia».

La situación para Putin se complica después de que los descontentos llegaran a exigir a la Duma (Cámara Baja) que le acusara de «Traición a la patria» y procediera a su destitución.

La situación para Putin se complica después de que los descontentos llegaran a exigir a la Duma (Cámara Baja) que le acusara de «Traición a la patria» y procediera a su destitución.

Sin referéndum

La gran Rusia que Vladimir Putin quería mostrar al mundo se ha convertido en un espejismo para el hombre que, por vez primera, siente su declive.

El presidente ni siquiera ha podido concretar los anunciados referéndum de independencia en el Donbás. Previstos para mayo, se ha visto obligado a suspenderlos.