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La Reina Camilla, en una feria en SalisburyGTRES

La Reina Camilla y su retrato más íntimo: relación con sus hijos, gustos culinarios y la serie que le roba horas de sueño

De carácter extrovertido, ocurrente y gracioso, ha logrado rehabilitar su imagen gracias a su destacada labor filantrópica y apoyo sin fisuras a su marido, Carlos III

La infidelidad no tiene nada de extraordinario dentro de los muros de Palacio. Muchos reyes y príncipes han amenizado sus días al calor de una buena ristra de amantes, pero pocas han llegado a convertirse en reinas. Camilla del Reino Unido, de 75 años, emerge como un pilar fundamental de la Corona británica, muy lejos ya de ese rol de villana que le adjudicaron, a partir de 1995, tras la famosa entrevista de la angelical Lady Di, llorando porque en su matrimonio eran tres. Antes de fallecer, Isabel II ya estableció durante su Jubileo de Platino su deseo de que Camilla fuese reconocida como Reina consorte, ofreciéndole el espaldarazo definitivo. En su primer discurso como Rey, Carlos III también la mencionó: «Cuento con la ayuda amorosa de mi querida esposa Camilla».

Si hace 50 años al Príncipe Carlos se le hubiera brindado la oportunidad de elegir libremente a la persona con quien compartir su vida, probablemente ahora no estaríamos escribiendo esta historia. Camilla Rosemary Shand tampoco es que fuera una chica de montón. Su madre, Rosalind, era hija del tercer barón Ashcombe y su padre, Bruce, ejerció de oficial del Ejército británico, antes de reinventarse como comerciante de vinos. Su infancia transcurrió entre East Sussex y el centro de Londres. «Los Shand sin duda alguna pertenecían a la clase alta, tenían posición… abrieron su jardín para la fiesta de verano de la Asociación del Partido Conservador local», asegura el biógrafo real Gyles Brandreth.

Asistió siempre a colegios privados y estudió Francés y Literatura francesa en el Instituto de la Universidad de Londres de París. También se convirtió en una avezada amazona y participante de la caza de zorros. De joven, fue una gran juerguista y la despidieron de su primer trabajo en la exclusiva compañía de decoración Colefax and Fowler, en Mayfair, por llegar tarde tras pasar la noche de jarana. «El horario de nueve de la mañana a cinco de la tarde le importaba mucho menos que las animadas veladas sociales o los fines de semana de caza y fiestas», explicaba una amiga al Daily Mail.

La Reina Camilla, en un evento benéfico en defensa de los animales.GTRES

Camilla compensó su falta de belleza convencional con un carácter extrovertido, ocurrente y gracioso, que le hizo triunfar entre su grupo de amigos, eligiendo al oficial de caballería Andrew Parker-Bowles como su primer marido. Por aquel entonces ya se había cruzado en su camino durante un partido de polo, el Príncipe Carlos, al que le entró sin demasiados rodeos, en 1973. «¿Sabía que su tatarabuelo, el rey Eduardo VII, fue amante de mi bisabuela, Alice Keppel?». Conscientes de que eran almas gemelas, desafortunadamente ella no figuraba entre las potenciales candidatas a esposa. Cansada de esperar, se casó, tuvo dos hijos, Tom y Laura Parker Bowles, que la han convertido en abuela de cinco nietos, a los que adora. Terminó divorciándose en 1994. El cuento de hadas de Carlos con Diana Spencer devino rápido en pesadilla y el distanciamiento acabó en sonadas infidelidades por parte de ambos, aunque el foco siempre recayó en Camilla.

Vino y gastronomía

Tras su matrimonio el 9 de abril de 2005, realizaron un esfuerzo ingente por rehabilitar su imagen, contratando al gurú de relaciones públicas Mark Bolland. En el caso de Camilla, su redención vino aparejada a su labor filantrópica y su pasión por la cocina. Una de sus causas principales ha sido la Sociedad Nacional de Osteoporosis, la enfermedad que padecieron su madre y su abuela. Ha mostrado su lado más humano en programas de televisión de cocina, anunciando junto a la famosa repostera Mary Berry al ganador de un concurso de tartas.

Los Reyes Carlos y Camilla, en la celebración del Jubileo de Platino de Isabel IIGTRES

La Reina Camilla heredó de su padre su pasión por la enología y en un artículo, recomendó consumir vinos riojanos. Desayuna huevos revueltos, almuerza verduras orgánicas y pescado y si para cenar hay cordero, al día siguiente las sobras se cocinarán para preparar pastel de carne. Su hijo Tom la ha definido como una gran cocinera, con especialidades como el pollo asado y el pastel de salmón. «Ella cocinaba para nosotros, era nuestra madre. Mi padre estaba en la Armada y viajaba mucho. Él venía los fines de semana, pero ella era la que normalmente cocinaba. Siempre había comida y siempre estaba buena», declaró su hijo, periodista gastronómico. Su hija Laura tiene 44 años y se dedica al mundo del arte. La relación con ambos es estupenda.

A diferencia del resto de la Familia Real, en los últimos años ha seguido muy de cerca la serie The Crown de Netflix. Se toma con humor la representación que hacen de ella. Respecto a sus fobias, no lo pasa especialmente bien cada vez que embarca en un avión. Un miedo que sigue sin superar a pesar de las decenas de vuelos que toma al mes.

Su impoluta melena platina ha permanecido prácticamente igual a lo largo de las décadas. Se tiñe en un exclusivo centro estético del barrio londinense de Belgravia y se llegó a publicar que gastaba 4.300 euros al mes. Quienes la conocen mejor afirman que su atributo clave es el sentido común, seguido de su normalidad sin pretensiones. Solía hacer la compra familiar semanal en el supermercado Sainsbury's. Camilla ha contribuido a que su marido aparezca menos tenso y malhumorado y más sonriente con la gente. Ella le transmite seguridad y confianza.