Carlos III disfruta de su primer día libre en la mansión campestre de Highgrove
El nuevo Rey hace un paréntesis tras una semana extenuante en la que ha viajado más de 2.400 kilómetros por Reino Unido
Después de una semana extenuante en la que ha viajado más de 2.400 kilómetros por Escocia, Inglaterra e Irlanda del Norte (mañana le toca Gales), Carlos III se ha retirado este jueves a su fabulosa casa de campo de Highgrove, en la campiña de Gloucestershire (suroeste de Inglaterra). En la planificación detallada de la operación Puente de Londres, tras la muerte de Isabel II, se reservó un día en este punto para que el nuevo Rey tuviera un día de descanso, liberado de sus funciones públicas.
El Rey puso rumbo a Highgrove House, una propiedad adquirida en 1980 por un millón de libras, por el ducado de Cornualles. El entonces Príncipe de Gales instaló allí su hogar privado. Mandó construir un pabellón para las colmenas de abejas que producen miel, una «Casa de las Gallinas» y un corral para el ganado. Como bien sostienen algunas biografías sobre el hijo de Isabel II, si no hubiera nacido en la Familia Real habría sido granjero. En ese oasis, se apea este jueves del trajín de los últimos días.
El nuevo monarca encabezó este miércoles a la Familia Real en el cortejo fúnebre de Isabel II desde el palacio de Buckingham a Westminster Hall, donde permanecerá abierta la capilla ardiente hasta la madrugada del lunes.
El miércoles 7 de septiembre, el entonces Príncipe Carlos pasaba el día en Dumfries House, East Ayrshire, en Escocia, sin ser consciente de lo que se le venía. Según relató la hija de Bush con la que cenó esa misma noche, el hijo de Isabel II se mostró de buen humor y alegre durante la velada. «Carlos se mostraba relajado y con un estado de ánimo alegre, lo que sugiere que su muerte fue una sorpresa», declaró Jenna Bush Hager.
El jueves, los médicos le avisaron de la gravedad del estado de salud de la Reina y viajó 240 kilómetros desde Dumfries House hasta Aberdeenshire para desplazarse al castillo de Balmoral y despedirse para siempre. Tras la muerte, pasó la noche en Balmoral antes de emprender el viaje de 72 kilómetros al aeropuerto escocés de Aberdeen.
Larga ruta
Junto a la Reina consorte, el viernes voló 640 kilómetros hasta RAF Northolt, al oeste de Londres para dirigirse al Palacio de Buckingham, donde saludó de forma cariñosa a las miles de personas que aguardaban, incluso prestándose a dar un beso a una espontánea.
El fin de semana, Carlos III permaneció en Londres donde el sábado fue proclamado oficialmente como Rey en el palacio de Saint James.
El lunes se dirigió por primera vez como Rey al Parlamento británico antes de arrancar su gira por Reino Unido, consciente de los problemas que acechan en Escocia o Irlanda del Norte. Los Reyes fueron recibidos por la independentista Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia, y viajaron hasta el Palacio de Holyroodhouse, donde el ataúd de la Reina yacía en la sala del trono. Posteriormente lideró el cortejo fúnebre de su madre hasta la Catedral de St Giles, junto con sus hermanos la Princesa Ana y los Príncipes Andrés y Eduardo.
El martes voló a Belfast y se desplazó hasta el castillo de Hillsborough en Co Down. Se comprometió a «buscar el bienestar» de toda la gente de Irlanda del Norte. Por la noche estaba de regreso en el Palacio de Buckingham, donde presenció la llegada del ataúd de la Reina.