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La muerte de Mahsa Amini ha desatado una ola de protestas con gestos de mujeres como quemar el velo y afeitarse la cabezaAFP

Irán

La ola de protestas en Irán cumple su undécima noche con un saldo de 76 muertos por las fuerzas de seguridad

11 días han transcurrido desde la muerte de Masha Amini, once días de golpes, sangre, carreras, lágrimas, mentiras y una única verdad: la joven kurda de 22 años entró con vida a la Comisaría y salió sin ella.

Los disturbios no cesan. Los iraníes caen como moscas bajo el fuego de las fuerzas de seguridad, pero no abandonan las calles.

Las manifestaciones se extienden y hombres y mujeres se acompañan en estas protestas por la muerte de Masha Amini, la mujer que cayó muerta el 17 de septiembre en una Comisaría, tras detenida por colocarse mal el velo.

En este momento los muertos ascienden a 76, pero cuando termine de leer esta noticia posiblemente la cifra sea mayor. Once días han transcurrido desde la muerte de Amini, once días de golpes, sangre, carreras, lágrimas, mentiras y una única verdad: la joven kurda de 22 años entró con vida a las dependencias policiales y salió sin ella.

La Policía Moral o Gasht-e Ershad, (Patrullas de orientación) fue la responsable de su detención y de la de millares de mujeres que se resisten o descuidan la ley que las obliga a cubrirse la cabeza.

«El riesgo de tortura y malos tratos a los manifestantes es grave y el uso de munición real contra los manifestantes es un crimen internacional», denunció Mahmood Amiry-Moghaddam, el director de Human Right Wach de Irán. «El mundo debe defender las demandas del pueblo iraní por sus derechos fundamentales».

El mundo es consciente de lo que sucede en el régimen de los ayatolás, pero la guerra de estos días es la de Ucrania y las muertes de los iraníes pasan a un segundo plano. El consuelo en busca de justicia se encuentra en la prensa -20 periodistas fueron detenidos- en las organizaciones civiles y en la oficina de derechos humanos de la ONU que, en esta ocasión, ha actuado con celeridad.

La Alta Comisionada interina/adjunta de la ONU, Nada al-Nashif, desmintió los primeros días la versión oficial del Gobierno que atribuyó la muerte de Masha Amini a un infarto fulminante por causas naturales.

En declaraciones a la prensa aseguró que existen informes que dan cuenta de que la mujer fue víctima de malos tratos y golpes en las dependencias policiales.

«Las autoridades deben dejar de atacar, acosar y detener a las mujeres que no cumplan con las reglas del hiyab» denunció antes de exigir que se derogue esa ley.

Desde el 17 de septiembre, fecha del funeral de Mahsa Amini, los disturbios se han extendido por más de 80 ciudades y la onda expansiva llega a rincones del Irán profundo. La ola de manifestaciones no tiene fin y el régimen, por primera vez, se encuentra con una oposición en las calles desconocida.

«Los agentes de la policía se opondrán con todas sus fuerzas a las conspiraciones de los contrarrevolucionarios y a los elementos hostiles»

El escenario no ha conmovido al Gobierno que ha advertido, según la agencia FARS: «Los agentes de la policía se opondrán con todas sus fuerzas a las conspiraciones de los contrarrevolucionarios y a los elementos hostiles y actuarán con firmeza contra los que alteren el orden público y la seguridad en todo el país».

Asumido que no ha voluntad de modificar la política con las mujeres o la ley que obliga a las niñas a llevar velo desde los 7 años y guardar la compostura en la vestimenta, las revueltas prometen continuar.

Ironías de la historia, la Policía de la Moralidad, la misma que arrestó en Teherán a la joven cuya muerte ha despertado las conciencia dormidas de los hombres de Irán, ha logrado el efecto contrario al que busca con sus redadas y abusos.