218 días de guerra en Ucrania
«No podíamos alimentarlos, así que los ejecutamos»: los soldados rusos reconocen sus crímenes
A lo largo de los 218 días que dura la guerra en Ucrania los soldados rusos realizaron miles de llamadas desde el frente a sus hogares, a pesar de la prohibición explícita de realizar llamadas desde los teléfonos móviles a sus familiares.
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Algunas de esas conversaciones revelan el caos en las líneas rusas, el fracaso de la estrategia militar del Kremlin y ordenes directas para cometer crímenes de guerra.
El diario The New York Times ha tenido acceso a las llamadas y las ha difundido. Muchas de dichas llamadas corresponden a las primeras semanas de la guerra, cuando fracasó la ofensiva rusa que pretendía tomar Kiev.
En las conversaciones, los soldados despotrican contra sus superiores y contra los políticos del Kremlin, incluido el presidente Putin.
Los soldados reconocen haber participado en ejecuciones de civiles y en torturas, y describen el fracaso de las tropas rusas debido a un sinfín de errores tácticos: «Estamos perdiendo la guerra», dice uno de ellos.
«La mitad de nuestro regimiento ha sido destruido». «Recibimos la orden de matar a todos los que nos encontráramos». «Cuando vuelva a casa pienso dejar esta mierda de Ejército».
«Putin está loco. Quiere conquistar Kiev, pero es imposible hacerlo». «Esta guerra ha sido la decisión más estúpida tomada por nuestro gobierno».
Son frases transcritas por The New York Times a partir de varias conversaciones telefónicas de soldados rusos.
El rotativo neoyorquino ofrece más: «Todo el mundo está jodidamente borracho. Se han bebido todo el jodido alcohol, y se han llevado todo el dinero».
Según The New York Times, las conversaciones a las que ha tenido acceso fueron interceptadas por los servicios de inteligencia ucranianos y han podido verificar su autenticidad.
Varios soldados revelan cómo fueron obligados a combatir engañados: «Nadie nos dijo que íbamos a ir a una guerra. Nos lo advirtieron el día antes». «Sólo íbamos a ir a entrenarnos dos o tres días».
«Fuimos jodidamente engañados como niños pequeños». «Nos dijeron que íbamos de ejercicios. Estos bastardos no nos contaron nada».
Las llamadas también ilustran las enormes pérdidas del Ejército ruso: «Había 400 paracaidistas y sólo 38 de ellos sobrevivieron porque nuestros comandantes los enviaron a una matanza».
Los mismos soldados reconocen también los crímenes de guerra cometidos por su Ejército. Desde Bucha, uno de los símbolos de la barbarie rusa, un soldado dice que «mientras conducíamos por la ciudad, de regreso a nuestras posiciones, había cuerpos tirados por la carretera. Nadie los recogía».
«Hay extremidades esparcidas, ya jodidamente hinchadas. Nadie las está recogiendo. No son de los nuestros, son malditos civiles», afirma otro soldado desde Bucha.
Otro militar reconoce el crimen de guerra en el que participó: «Los detuvimos, los desnudamos y revisamos toda su ropa. Pensamos en dejarlos marchar, pero si los dejábamos ir podrían revelar nuestra posición... Así que decidimos dispararles en el bosque».
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«¿Tú también disparaste?», le pregunta su interlocutor. «Por supuesto que les disparé». «¿Por qué no los hicisteis prisioneros?». «Habríamos tenido que alimentarlos y ni siquiera tenemos comida para nosotros mismos», fue la explicación que dio del asesinato.