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Mohamed VI, Rey de Marruecos

El enviado de la ONU para el Sáhara lleva un año sin pisar el territorio porque Marruecos no se lo permite

Ha viajado ya en dos ocasiones a Argelia y se ha entrevistado allí con los responsables del Frente Polisario, pero no ha conseguido el aval del gobierno de Rabat para entrar en el Sáhara

El Enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan De Mistura, cumplirá el próximo jueves un año desde su nombramiento por el secretario general, António Guterres, y en todo este tiempo aún no ha puesto un pie en el territorio saharaui.

A lo largo de su mandato, De Mistura ha viajado ya en dos ocasiones a Tinduf (sur de Argelia) y se ha entrevistado allí con los responsables del Frente Polisario, pero no ha conseguido el aval del gobierno de Rabat para visitar El Aaiún, Dajla o cualquier otra parte del territorio que Marruecos controla. También ha viajado en dos ocasiones a Argelia y Mauritania, así como a Madrid.

El pasado 1 de julio, la ONU llegó a anunciar que De Mistura visitaría el territorio saharaui en los siguientes días, sin dar detalles, pero primero pasaría por Rabat, donde se vería con «funcionarios marroquíes».

Tres días pasó De Mistura en un hotel de la capital marroquí, al cabo de los cuales se entrevistó con el ministro de Exteriores, Naser Burita, y canceló su viaje a El Aaiún sin hacer públicas sus razones.

La oficina de De Mistura ha sido contactada por Efe en tres ocasiones, pero nunca ha querido responder a las preguntas sobre este cambio de planes ni sobre sus ideas para sacar al conflicto de su bloqueo.

El obstruccionismo de Marruecos

Ante el silencio de De Mistura, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo por entonces que De Mistura seguía gozando de «libertad de movimientos» y que tenía «control de adónde va», pero no ofreció ninguna explicación sobre su viaje abortado a El Aaiún.

Todos los enviados anteriores a De Mistura han aceptado de manera tácita que así son las cosas: primero llegan a Rabat y allí «negocian» con los responsables marroquíes a quién verán en su viaje al Sáhara, siendo el habitual punto de fricción si los contactos del enviado incluyen a asociaciones independentistas o solo a los saharauis «seleccionados» por Rabat.

Tampoco Marruecos, contactado por Efe, ha querido dar su versión de los hechos en esta ocasión.

Por su parte, el Frente Polisario respondió a Efe recordando que De Mistura «debe tener acceso en todo momento al territorio del Sáhara Occidental que es la zona de su mandato», en palabras de su representante ante la ONU, Sidi Mohamed Omar.

«La razón principal de que el señor De Mistura no haya podido visitar el Sáhara Occidental es Marruecos y su habitual obstruccionismo y tácticas dilatorias (...) El hecho de que Marruecos haya impedido con total impunidad al Enviado visitar las zonas ocupadas del Sáhara es deplorable e inaceptable, y demuestra claramente que el estado ocupante no tiene ninguna voluntad política de participar de modo constructivo en el proceso de paz», añadió.

Baile de reconocimientos

En el año de mandato de De Mistura, el conflicto no se ha movido un ápice salvo en las alianzas exteriores: el pasado marzo, el gobierno español abandonaba cuatro décadas de difícil neutralidad y pasaba a apoyar la tesis marroquí de autonomía como «la base más seria, realista y creíble para la solución del contencioso».

Parecía que ese giro español precipitaría una serie de apoyos a Marruecos, pero no ha sido así. Eso sí, tanto Rabat como el Polisario no han dejado de activar sus resortes diplomáticos: así, el gobierno peruano anunció por sorpresa el 18 de agosto que rompía relaciones con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), decisión de un flamante ministro de Exteriores, pero un mes después, tras un reajuste de gobierno, el ministro siguiente revocó esa decisión.

Parecido escenario se reprodujo en Kenia (tradicional aliada del Polisario) el pasado septiembre: el presidente William Ruto, nada más ser investido, anunció por Twitter que pasaba a apoyar la autonomía como «mecanismo exclusivo» de resolución del conflicto, pero solo cuatro días después el ministerio de Exteriores emitió un comunicado corrigiendo al mismo presidente y volviendo al punto de partida.

En cualquier caso, no cuenta mucho el baile de reconocimientos; lo relevante es que Marruecos y el Polisario no se han sentado en la misma mesa desde marzo de 2019 en un lugar secreto de Suiza, una cita que tampoco sirvió para hacer avanzar un ápice un proceso estancado por la intransigencia de las partes: Rabat solo admite la opción autonómica y el Polisario exige un referéndum con opción a la independencia.