La sucesión en el poder de Irán
En Irán conviven dos sistemas de poder. Uno es el habitual en una república, con Parlamento (Majlis), gobierno y Presidencia de la República. El otro es innato a la teoría del Gobierno islámico y se superpone al anterior. Responde a la tesis del Velayat-e Faqih o gobierno de los ulemas. Se concreta en tres instituciones: Asamblea de Expertos, Consejo de Guardianes y Líder Supremo, todos de intachables trayectorias chiíes.
El Líder Supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ha limitado mucho sus apariciones en público, lo que levanta las sospechas sobre este hombre de ochenta y tres años. Si falleciera, la Constitución señala que los 88 clérigos de la Asamblea de Expertos designarán a su sucesor. Cada uno de los componentes de dicha Asamblea ha recibido el visto bueno del Consejo de Guardianes, compuesto por doce hombres.
El cargo de Líder Supremo fue creado por y para el líder de la revolución islámica de 1979, el ayatolá Ruhollah al Musavi al Jomeini. El Líder es el comandante en jefe de las fuerzas armadas, nombra a las cúpulas de todas las armas y al jefe del poder judicial; y tiene la última palabra sobre todas las políticas ejecutivas y legislativas.
El Líder Supremo también nombra a la mitad de los miembros del Consejo de Guardianes, un organismo que decide la idoneidad de los candidatos para cargos electos, incluida la Asamblea de Expertos, la Presidencia y el parlamento.
Jamenei sucede a Jomeini
Cuando Jomeini murió en 1989, le sucedió en el liderazgo Alí Jamenei, a pesar de que durante mucho tiempo el designado por el propio Jomeini era el ayatolá Hossein Ali Montazeri, una autoridad religiosa respetada y partidaria de la revolución. Pero Jomeini le destituyó cuando Montazeri se manifestó crítico y pidió reducir la represión, fue puesto bajo arresto domiciliario y no se nombró ningún nuevo delfín.
La Asamblea de Expertos se encargó de elegir un sucesor, un proceso vagamente similar a la elección de un nuevo Papa por parte del Colegio Católico Romano de Cardenales. Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, el portavoz del parlamento en ese momento, apoyó el nombramiento del entonces presidente de la República, Ali Jamenei. Hubo que retocar la Constitución dado que Jamenei era hoyatolislam, grado inferior al de ayatolá. La Asamblea de Expertos le aprobó y abandonó la Presidencia. Su muñidor, Rafsanjani, fue el siguiente presidente de la República.
Jamenei fue ascendido a ayatolá y estrechó relaciones con el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (Sepah Pasdaran Engelab Islami), con la que había convivido en Líbano creando Hezbolá, el Partido de Dios. El Sepah incrementó su poder, recibiendo más responsabilidades militares y de seguridad, como las operaciones en el exterior a través de la Fuerza Al Qods, y otras nuevas de economía, como los programas nucleares y de misiles.
Posibles sucesores
Desde hace tiempo, un comité de la Asamblea de Expertos estudia candidatos para el Liderazgo. Son media docena de hombres como posibles sucesores de Jamenei: uno ha muerto, el exministro de inteligencia Mohammad Reyshahri, y tres, el expresidente Hassan Rouhani, el nieto de Jomeini Hassan y Sadegh Larijani, un exjefe del poder judicial, han sido apartados por cuestiones políticas. Por lo tanto, quedan solo dos personas: el actual presidente de Irán, Ebrahim Raisi, y el segundo hijo de Jamenei, Mojtaba.
Jamenei llegó a ser Líder Supremo cuando era presidente de la República. Raisi puede seguir el mismo camino, dado que fue elegido presidente en junio de 2021. Ha sido criticado por ser uno de los fiscales que aprobaron las ejecuciones de la década de 1980 y su dureza también fue proverbial como jefe del poder judicial antes de convertirse en presidente.
El otro candidato a Líder Supremo, Mojtaba Jamenei, tampoco es un adalid de los derechos humanos. En 2009, organizó las elecciones para que el entonces presidente Mahmoud Ahmadinejad tuviera un segundo mandato. También estuvo implicado en la represión de las protestas postelectorales conocidas como el Movimiento Verde. Mojtaba tiene excelentes relaciones con el Sepah Pasdaran y conoce las redes financieras que controla el Líder Supremo.
Es revelador que, últimamente, Mojtaba, que no es un destacado erudito religioso haya sido mencionado como un ayatolá. De ser así seguiría la senda de Corea del Norte y el liderazgo pasaría de padre a hijo. El disidente Mostafa Tajzadeh advirtió contra el peligro de «hacer que el liderazgo sea hereditario. Esto será incluso peor que un golpe electoral. Revivir la monarquía tendrá consecuencias catastróficas».
Pero nada es seguro en la política persa. En los treinta y tres años de Jamenei como Líder Supremo, muchos aspirantes a sucesores han caído de una forma u otra.
Muertes y descalificaciones oportunas
El exjefe judicial, el ayatolá Mahmoud Hashemi Shahroudi, murió de un tumor cerebral en 2018. El año anterior se ahogó el expresidente Akbar Hashemi Rafsanjani en circunstancias que sospechosas.
Un tercer contendiente, miembro del Consejo de Guardianes y exjefe judicial, el ayatolá Sadeq Larijani, fue acusado de corrupción cuando declaró que las fuerzas de seguridad intervinieron en las elecciones presidenciales para eliminar a los competidores de Raisi. Uno de ellos era Alí Larijani, el hermano de Sadeq, expresidente del parlamento persa, leal a la revolución pero pragmático y considerado el principal rival de Raisi. Esto redujo el peso de su hermano Sadeq en la competición por suceder a Jamenei.
Críticos con Raisi
El Consejo de Guardianes, que examina a todos los candidatos para cargos electos en Irán, descalificó como aspirantes a varios competidores de Ebrahim Raisi en las elecciones del año pasado.
Los reformistas moderados, por boca del expresidente Rouhani, señalaron que la República Islámica se debilitaba sin la libre elección. Otro expresidente, Mohammad Jatami, marginado por su respaldo al Movimiento Verde de 2009, señaló que «la tendencia antidemocracia se está volviendo más audaz». Y eso lo dice quien fue ministro de Orientación Islámica con Jomeini.
Hassan Jomeini, nieto del ayatolá y fundador de la república, aconsejó a Raisi «retirarse de la carrera» o «la legitimidad de la República Islámica está en riesgo».
El exeditor del periódico Kayhan, afín al régimen, Mehdi Nasiri, advirtió que el proceso de eliminación de rivales por parte del Consejo de Guardianes era «un escenario diseñado para desacreditar a Raisi», por la vergüenza de ganar una elección eliminando a la oposición.
La administración de Raisi hoy reprime las manifestaciones de protesta por la muerte de la kurda Mahsa Amini en una comisaría de Sorollah, la policía de las costumbres, lo que ha desencadenado nuevas protestas a nivel nacional con docenas de muertos, arrestando a opositores de todas las clases.
La situación interna debilita la posición beligerante que Irán mantiene en su área en rivalidad, por ser suave, con Turquía, Arabia Saudí e Israel, mientras apoya a fuerzas en Yemen, Líbano, Gaza, Irak y Siria.