El 'Velo Ciao' de las estudiantes de Irán que inquieta al régimen islamista
Tres semanas después del inicio de las protestas por la muerte de Mahsa Amini, la teocracia del país persa reprime con violencia un movimiento protagonizado en buena medida por las estudiantes
Un grupo de chicas adolescentes iraníes sin velo le hacen una peineta a los retratos de los ayatolás Jamenei y Jomeiní que cuelgan sobre la pared del aula de su instituto. Es la imagen de una generación de mujeres que le está perdiendo el miedo al asfixiante mundo islámico en el que rige de manera estricta la sharía.
Es la savia nueva que ha popularizado en redes sociales una versión en farsi del himno partisano Bella Ciao. Una suerte de Velo Ciao que representa a aquellos que no quieren seguir viviendo en una teocracia en la que se cuelga de grúas a hombres por ser homosexuales o se lapida a mujeres por ser «adúlteras». Todo ello en nombre de Alá.
La muerte de la joven kurda de 22 años Mahsa Amini tras ser detenida por la conocida como «Policía de la moral», hace tres semanas, por no llevar colocado «correctamente» el velo, ha levantado a parte de Irán, que clama contra el régimen de los ayatolás surgido de la revolución islámica de 1979, que llevó a un país moderno para su contexto al mayor de los oscurantismos.
Cuatro décadas que convirtieron a muchas de las iraníes en «extranjeras» en su propio país, como narraba Marjane 'Marji' Statrapi en la aclamada novela gráfica Persépolis, que recorre los convulsos años de transición entre la monarquía del Sah a la república de los barbudos.
Las jóvenes que lideran las protestas en las calles y en las aulas –y los jóvenes que las apoyan, que también los hay en abundancia– pertenecen a una generación que no ha conocido más que el fundamentalismo de los ayatolás y muchas ansían una libertad equiparable a la que gozan las chicas de las sociedades liberales occidentales.
154 muertos en las protestas
Y en ello les está yendo la vida. 154 muertos, según la ONG Iran Human Rights, desde que arrancaron las protestas, el pasado 16 de septiembre. En las manifestaciones se corean lemas como «Mujer, vida, libertad» o «Los estudiantes prefieren la muerte a la humillación» mientras las jóvenes se despojan de sus hiyabs, se cortan el pelo en señal de protesta o se encaran con las autoridades del país, ya sean clérigos o políticos.
Como el ministro de Ciencias, que experimentó en primera persona el rechazo de dos centenares de estudiantes de la Universidad Tecnológica de Sharif este domingo, que protestaban por la muerte de Amini y por el arresto de un millar de estudiantes a lo largo y ancho del país desde el inicio de las manifestaciones.
La Policía reprimió la concentración empleando bolas de pintura, proyectiles de acero y gases lacrimógenos, según informa la agencia AFP, que reporta imágenes de jóvenes detenidas con bolsas negras cubriéndoles la cabeza. Una escena que se ha replicado de manera parecida en Teherán y en otras ciudades de la República Islámica de Irán, que ostenta el puesto 154º de 167 países en el índice de democracia en el mundo de The Economist.
Acusaciones a EE.UU. e Israel
Mientras Estados Unidos y la Unión Europea acuerdan sanciones contra el régimen de los ayatolás, el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, quien previamente había pedido mano dura contra los manifestantes, acusó el lunes a EE.UU. e Israel de fomentar la ola de disturbios.
«Claramente, estos disturbios y la inseguridad han sido urdidos por Estados Unidos y el falso régimen sionista de ocupación, así como por sus agentes a sueldo, con la ayuda de algunos iraníes traidores en el extranjero», aseveró el ayatolá, manifiestamente inquieto ante las que ya son las mayores protestas contra el régimen desde 2019. En aquella ocasión se produjeron por el alza del precio de la gasolina. Ahora, por la libertad.