Fuego real y explosiones en una cárcel de Teherán donde el régimen encierra a presos políticos
Al régimen de los ayatolás la seguridad del país se les escapa de las manos. Junto con la incapacidad de atajar las protestas multitudinarias por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini, tras ser detenida por la policía de la moral, ahora se le suma un connato de rebelión en una de las cárceles más importantes del país.
Durante la noche del sábado al domingo, un gran incendio se desató en la prisión de Evin, situada en Teherán, la capital del país, donde se juntan presos comunes con presos políticos.
Según la agencia estatal iraní, IRNA, se han registrado ocho heridos, aunque no muertos.
Sin embargo, el portal Mizan Online aseguró que «cuatro presos murieron a causa de la inhalación del humo provocado por el incendio, y 61 resultaron heridos».
La versión ofrecida por IRNA apunta a que el incendio se originó después de que los presos comunes prendieran fuego al almacén de ropa.
A continuación, se habrían desatado choques entre los presos y los funcionarios de la prisión. Horas después de iniciarse el connato de amotinamiento, informó IRNA, la situación habría quedado bajo control.
Sin embargo, en el informe del Institute for the Study of War (ISW) se advierte que la información que apunta a que fueron los presos quienes ocasionaron el incendio carece de fundamento.
Señala también que la policía empleó munición real y gases lacrimógenos contra los presos, y que se habrían producido explosiones en el área de la prisión.
El ISW recuerda que el régimen iraní «utiliza la prisión de Evin para retener presos políticos y personas detenidas por cargos relacionados con la seguridad».
«Los guardias penitenciarios y los funcionarios de seguridad abusan y maltratan severamente a los reclusos allí», se denuncia en el informe del ISW.
Se trataría, siempre según este testimonio, de una estrategia del régimen para ocultar malos tratos e incluso el asesinato de varios manifestantes detenidos en las calles de Teherán por protestar contra el poder de los ayatolás y la policía de la moral.
La prisión de Evin, explica EFE, situada en el oeste de Teherán, tiene un área de 40 hectáreas y algunos de sus módulos están controlados por el Poder Judicial, mientras que otros dependen del Ministerio de Inteligencia y de la Inteligencia del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución.
Los grupos de derechos humanos denuncian con frecuencia las torturas en esa cárcel, que alberga a numerosos de los considerados presos políticos, así como a reclusos con doble nacionalidad.