Fundado en 1910

Peregrinación al cementerio donde fue enterrada Masha Amini en IránAFP

El régimen iraní se ve obligado a liberar a manifestantes al quedarse sin espacio en sus cárceles

El presidente del Tribunal Supremo iraní acepta dialogar con los manifestantes, pero éstos desconfían y creen que es una estrategia para someterlos

En las dos primeras semanas de protestas en Irán contra el régimen de los ayatolás por la muerte de la joven kurda Masha Amini tras ser detenida por la policía de la moral, 20.445 manifestantes fueron detenidos y encarcelados.

Sin embargo, Irán se está viendo obligado a liberar a muchos de ellos por un motivo: se ha quedado sin espacio en sus cárceles.

Según informa el Daily Mail, casi la mitad de los detenidos, el 42 %, son menores de 20 años y muchos de ellos pertenecen a la organización que está detrás de las protestas, la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán.

La situación en las cárceles iraníes es tan extrema que, por primera vez desde el inicio de las protestas masivas, el presidente del Tribunal Supremo iraní, Gholam-Hossein Mohseni-Eje’i, ha aceptado mantener conversaciones con los manifestantes.

«Estoy dispuesto a aclarar a todo aquel que lo precise sus dudas, preguntas, críticas u objeciones. Tengo autoridad para hablar con ellos», afirmó.

Pidió a los manifestantes que, por su parte, se comprometan a bajar la intensidad de las protestas: «Protestar no consiste en quemar la bandera o el Corán, quemar la propiedad privada o matar gente».

«Aceptamos la crítica y la protesta y, si es necesario, corregiremos los errores que hayamos podido cometer. Se hará y solventaremos nuestra debilidad», declaró.

Sin embargo, los manifestantes desconfían del presidente del Tribunal Supremo y creen que se trata de una estrategia para acabar con las manifestaciones.

Las protestas no solo no disminuyen de intensidad con el paso de las semanas, sino que siguen escalando en fuerza, en número de participantes y en ámbito geográfico.

Algunas manifestaciones son particularmente violentas, con barricadas en las calles y enfrentamientos directos con las fuerzas policiales.

Cada vez hay una mayor implicación de estudiantes universitarios que, además, boicotean la segregación por razón de sexo en sus Universidades.

El régimen de los ayatolás se ve especialmente amenazado por la participación de los estudiantes universitarios, un sector de la población más propensa a la rebelión y difícil de controlar por parte de las autoridades.