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La primera ministra italiana,Giorgia Meloni, antes del voto de confianza para el nuevo gobierno

La primer ministro italiana,Giorgia Meloni, en la Cáma BajaEFE

Italia

Giorgia Meloni templa, manda y crece aún más en las encuestas en Italia

Su desplante a Berlusconi le ha granjeado prestigio fuera y dentro del Parlamento

«He escuchado que conmigo las mujeres estarán un paso por detrás de los hombres. Ilustre Serrachiani, ¡Míreme! ¿Le parece que yo esté un paso por detrás de los hombres?». La agresiva respuesta con la que la nueva primer ministro italiana, Giorgia Meloni, ha despachado una de las críticas de la oposición se ha convertido en viral. Y lo ha hecho porque deja en evidencia el discurso vacío de una izquierda que se aferra a eslóganes insostenibles.

La realidad es que un mes después de imponerse en las elecciones generales, la líder de Fratelli d’Italia ha consolidado su poder y su autoridad en la coalición de Gobierno, parándole los pies a su socio Berlusconi, e imponiendo un discurso moderado y claro.

Es cierto que aún no ha empezado a gobernar, dado que el presidente de la República le dio el encargo el pasado domingo y esta semana ha debido recibir la aprobación de Congreso y Senado, pero sí ha puesto las bases para que su Ejecutivo funcione.

Una de las cuestiones que han suscitado más consenso es la composición del Consejo de Ministros, donde ha sido capaz de equilibrar las distintas corrientes del centro derecha que lo integran, con la profesionalidad y experiencia que requieren los puestos.

Si algo tiene claro Giorgia Melonia es que no tendrá una segunda oportunidad. Es lo que ha manifestado internamente a los miembros de su partido. Si falla con este primer gobierno de mayoría absoluta del centro derecha y de gran predominio de su formación, el poder volverá a las fuerzas tradicionales. Por eso, cada paso que da lo afronta con firmeza, al tiempo que con cautela. De momento, no ha cometido errores.

Tensión con Berlusconi

El momento más crítico de esta primera fase lo vivió en el Palacio Madamma, la sede del Senado de Italia, a mediados de octubre. Era la jornada en la que se votaba al nuevo presidente de la Cámara, Ignazio La Russa, uno de los fundadores de Fratelli d’Italia. Pero era también una jornada en la que la presidenta ‘in pectore’ se negaba a aceptar entre los nuevos ministros a una recomendada de Berlusconi.

El rechazo a la diputada con la que estaba encaprichado el ‘cavalieri’ le llevó a perder los papeles

El rechazo a la diputada con la que estaba encaprichado el ‘cavalieri’ le llevó a perder los papeles. El veterano líder de Forza Italia se presentó en la Cámara, visiblemente irritado, con unos apuntes en los que se podía leer claramente: «Prepotente, arrogante y ofensiva». Adjetivos dirigidos a una nueva líder que no se dejaba amilanar. La respuesta de Giorgia Melonia, horas después fue seca y cortante: «Creo que entre esos apuntes faltaba un punto: ‘No chantajeable’».

La demostración de fuerza ante Berlusconi era tajante. Y lo hacía de cara a la galería, dejando en mal lugar a un personaje que va más allá de la política en Italia, ya que controla también todo el imperio de comunicación de Mediaset, capaz de arruinar cualquier carrera política.

El golpe de fuerza ha ayudado a consolidar el prestigio de la nueva primer ministro, al tiempo que ha sabido reconducir la relación con Berlusconi, con interés común por formar un gobierno competente.

Más alianzas posibles

Prueba de que Giorgia Meloni ha sabido presentar un Ejecutivo y un tono moderado en estos primeros meses es que ya hay un grupo de centro izquierda que ha alabado algunas de las medidas y que se muestra partidario a pactar. Se trata de la coalición entre Azione e Italia Viva, que agrupa al ex premier Renzi y Calenda. Ambos cuentan con parlamentarios suficientes para sostener al Gobierno en caso de que Berlusconi pierda los papeles.

Las bases están puestas para que el nuevo Ejecutivo pueda poner en marcha medidas de promoción económica, de ayuda ante la inflación y de impulso a las familias y la natalidad, uno de los grandes problemas que Italia comparte con España. Entre las partidas en las que recortará se encuentra el ‘Reddito di Cittadinanza’, una prestación universal, a todos los que no trabajaban, que se ha demostrado altamente ineficaz y fuente de corrupción.

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