Alemania
Scholz se acerca a China sin importarle las consecuencias políticas
El pasado miércoles el Gobierno alemán anunció que había autorizado la entrada de la naviera pública china «China Ocean Shipping Company», mundialmente conocida por el acrónimo Cosco, en el capital de Tollerort, la sociedad que detiene el terminal de contenedores del Puerto de Hamburgo, el tercero de Europa.
Tollerort es a su vez, filial de Hamburger Hafen und Logistik, que realiza en China alrededor del 40% de su volumen de negocios.
Seis ministerios, en manos de los socios minoritarios de la coalición, se opusieron en un principio, y de forma enérgica, a los planes del canciller
Baste decir que seis ministerios, en manos de los socios minoritarios de la coalición, se opusieron en un principio, y de forma enérgica, a los planes del canciller.
No veían con buenos ojos que una empresa controlada por el Gobierno chino pudiera influir profundamente en una infraestructura que Alemania considera oficialmente como «crítica» en lo tocante a su seguridad nacional.
Scholz ha terminado imponiendo su autoridad, pero se ha visto obligado a dar garantías a los críticos: la participación final de Cosco en Tollerort será del 24.9%, 10.1 puntos menos de lo previsto inicialmente, y no dispondrá de representante en la dirección de la empresa. Además, Cosco se compromete a aumentar su tráfico en Hamburgo.
El volumen de las exportaciones alemanas hacia China ha pasado de los 64.800 millones de euros a los 103.600. Los chinos no le han ido a la zaga durante el mismo periodo: de 79.500 millones a 141.700
La operación Cosco es, pues, muy política, si bien tiene una dimensión económica crucial. De entrada, el comercio entre Alemania y China se ha disparado a lo largo de la última década: desde 2011, el volumen de las exportaciones alemanas hacia China ha pasado de los 64.800 millones de euros a los 103.600. Los chinos no le han ido a la zaga durante el mismo periodo: de 79.500 millones a 141.700.
Volkswagen tiene previsto invertir en China 2.000 millones -relacionados con el desarrollo informático-, mientras que la química Basf ha anunciado una inversión escalonada de 10.000 millones de euros
Los alemanes han optado por pisar decididamente el acelerador: Volkswagen tiene previsto invertir en China 2.000 millones -relacionados con el desarrollo informático-, mientras que la química Basf ha anunciado una inversión escalonada de 10.000 millones de euros, hasta 2030, en la provincia de Guangdong. Son solo dos ejemplos de la fuerte apuesta de Alemania por China.
¿Qué hará Berlín si Beijing intensifica su agresividad sobre Taiwan?
Este fortalecimiento de las relaciones económicas plantea, sin embargo, varias cuestiones políticas: ¿Qué hará Berlín si Beijing intensifica su agresividad sobre Taiwan? ¿Se atreverá a criticar la represión constante hacia la minoría musulmana uigur en Xinjiang? También se puede establecer el paralelo, y muchos observadores no se privan de hacerlo, entre la dependencia económica de Rusia -que la Guerra en Ucrania ha puesto en evidencia- y la que se avecina respecto de China.
Un esbozo de respuesta procederá de la visita oficial de Scholz a Beijing prevista para el 4 de noviembre. Le acompañará una importante delegación empresarial. Por supuesto.