272 días de guerra en Ucrania
La otra guerra de Rusia: la comunidad de blogueros militares se convierte en un nuevo poder
Además de la guerra en Ucrania, Rusia libra otra guerra de puertas para dentro. Más sibilina, tal vez menos conocida en el exterior, sin bombas ni muertos, pero cuyas consecuencias tiene un alcance mundial.
Se trata de la guerra que el ministerio de Defensa ruso libra contra la comunidad de blogueros y comunicadores ultranacionalistas rusos, extremadamente radicalizados en la ideología imperialista propugnada desde el Kremlin y radicales partidarios de la invasión y anexión de Ucrania.
Se trata de una comunidad conocida como milbloggers por sus estrechos vínculos con el estamento militar ruso –muchos de ellos incluso son oficiales retirados– que se ha distinguido por sus fuertes críticas al ministerio de Defensa por los continuos reveses en el campo de batalla y partidarios de la mano dura, incluso del empleo de armas nucleares.
Sus principales canales de difusión y propaganda son las redes sociales y, en particular, Telegram y RuTube. Los milbloggers son una «comunidad con una fuerte visión proguerra y nacionalista rusa, con fuertes vínculos con prominentes ideólogos nacionalistas rusos», señala el Institute for the Study of War (ISW).
Los miembros de la comunidad mantienen «estrechas relaciones con las fuerzas armadas, tanto con el Ejército ruso como con las unidades especiales chechenas o los mercenarios del Grupo Wagner».
El poder e influencia que han ido adquiriendo desde el inicio de la guerra les ha otorgado «una voz autoritaria que, tal vez, es ya más fuerte que la del ministerio de Defensa ruso dentro del espacio de información ruso».
Los milbloggers han escapado por completo del control del ministerio de Defensa dentro del proceso de «feudalización» de las estructuras estatales rusas, un fenómeno que ha permitido también el surgimiento de «señores de la guerra», como Yevgueni Prigozhin, líder del Grupo Wagner, o el líder checheno Ramzán Kadírov que, por medio de sus milicias y grupos de mercenarios, han creado auténticos ejércitos al margen del Kremlin.
El presidente ruso ha visto útil la creación de estos grupos autónomos en el actual contexto de la guerra en Ucrania, tolera la autonomía que ostentan frente a las estructuras oficiales del Estado y mantiene su control, por el momento, por medio de los servicios secretos.
La comunidad de blogueros ultranacionalistas rusos es hija de décadas de agresiva propaganda militarista difundida desde el Kremlin.
Una vez que cristalizó con el inicio de la invasión a Ucrania el 24 de febrero, y que se alimentó con espacios otorgados desde Moscú, se ha convertido en un monstruo que ni el mismo Putin se atreve a contener.
Dentro de esta guerra, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha tomado partido a favor de los milbloggers y en contra de su ministro de Defensa, y amigo, Sergéi Shoigu.
Según señaló el ISW, Putin ha defendido a los milbloggers frente a los intentos del ministerio de Defensa de desactivar esta comunidad radical, «y ha protegido su independencia incluso cuando aumenta la opresión y la censura en toda Rusia».
«El Kremlin ha permitido que la cada vez mayor comunidad informal de blogueros obtenga una posición cuasi oficial, pero independiente, a pesar de la creciente represión y censura internas», añadió el ISW en su informe.
Se explica en el informe que «históricamente el Kremlin ha promulgado su narrativa estatal a través de los medios federales rusos, la televisión y los medios impresos, pero ha permitido que la comunidad de milblogger, altamente individualista y a menudo crítica, presente sus propias narrativas con respecto a esta guerra».
En segundo lugar, al posicionarse del lado de los milbloggers, Putin evita que la influyente comunidad lo sitúe en su diana de críticas y logra desviar la culpa de los fracasos militares hacia los ministros y cargos intermedios de su gobierno.
En ese sentido, señala el ISW, el mismo Putin paró los pies a su ministro Shoigu cuando trató de purgar la comunidad y enjuiciar a sus principales dirigentes.
Pese a todo, el ISW apunta a que «la prominencia de la comunidad de milbloggers es probablemente un resultado directo del fracaso del Kremlin» a la hora de imponer su relato de forma hegemónica.