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Una de las esquinas de Arequipa, la segunda ciudad más importante de Perú. Soldados y un blindado custodian la zonaArequipa al día

Perú

Arde Perú: el país se ha convertido en un polvorín con tanques y el Ejército en las calles

Saqueos, incendios, asaltos y revueltas se registran en 13 de las 24 provincias que ahora custodian soldados

Perú se ha convertido en un polvorín. Las protestas, saqueos, incendios y la violencia se han hecho costumbre en apenas ocho días, los que han transcurrido desde que el expresidente, Pedro Castillo, de 53 años, intentara el autogolpe más ridículo de la historia.

En 13 de las 24 provincias se registran incidentes pese a que la presidenta Dina Boluarte decretó el estado de emergencia en la totalidad del territorio y anunció elecciones anticipadas… para diciembre del año que viene.

Castillo ha demostrado que en la calle no está tan solo como en el Parlamento. Las revueltas que mantienen en vilo al país no parecen espontáneas. Por el contrario, cada día se alzan más voces que señalan la mano negra de los restos de movimientos maoístas y hasta de Sendero Luminoso. detrás de estos disturbios.

Parques industriales, empresas, fábricas y hasta viviendas son asaltadas y saqueadas. Hasta una de las centrales de Camisea, planta de gas que distribuye a la mitad del Perú fue asaltada.

Los robos se suceden y no parece que el motivo de los mismo responda a la ideología de un expresidente que se resiste a colaborar con la justicia y sobre el que hoy se decidirá si permanece 18 meses en prisión preventiva o se le permite recuperar la libertad, un riesgo que conlleva su más que probable huida de Perú.

Soldados patrullan una de las calles de Arequipa al paso de un tanqueArequipa al día

Antes de que la situación de violencia se vaya totalmente de las manos, el Ejército se desplegó por los puntos neurálgicos donde la ley ha dejado de inspirar respeto y la justicia, el temor reverencial que merece.

En Arequipa, la segunda ciudad más importante de Perú, los blindados patrullan las calles y los soldados custodian los edificios públicos, también víctimas recurrentes de los vándalos.

Los asaltos responden a criterios de lucro propio y al objetivo de provocar una revolución civil que permita imponer por la fuerza bruta lo que Castillo no logró en el Congreso

Los asaltos responden en simultáneo a criterios de lucro propio y al objetivo de provocar una revolución civil que permita imponer por la fuerza bruta lo que Castillo no logró con la lectura de un documento cuyo autor se desconoce. Ese es uno de los objetivos de Patricia Benavides, fiscal de la nación, que le han insistido a Pedro Castillo en lo conveniente de su colaboración para desentrañar el golpe que no llego a ser e identifique a sus cómplices.

Los cómplices

Cualquiera que conozca o haya escuchado al expresidente sabe con certeza que no es capaz de redactar un discurso como el que pronunció el pasado 7 de diciembre. En éste, decretó la disolución del Congreso, anunció que convocaría elecciones legislativas a una Cámara con atribuciones de Asamblea Constituyente y comunicó que durante los siguientes nueve meses gobernaría por decreto. La ilusión le duró poco, antes de que terminara el día la misma Cámara que quería disolver le destituyó.

En tiempo récord, Castillo fue acusado de rebeldía y conspiración y detenido cuando se dirigía a la embajada de México después de que solicitara -y lograra- asilo político. Fracasado el golpe las investigaciones judiciales buscan desentrañar quién y quiénes le convencieron de que tenía alguna posibilidad de lograrlo.

Su exjefe de Gabinete, Aníbal Torres, le acompañó en todo momento y se encuentra en similar situación procesal, pero el cerebro detrás de estos dos personajes sigue sin dar la cara.

Fuentes bien informadas señalan que Antauro Humala, dos veces reincidente en intentonas golpistas, es uno de los que le habría convencido de que un sector del Ejército le apoyaría, pero Castillo, al menos por ahora, se mantiene fiel a los golpistas y se niega a dar nombres.

Con bríos renovados y en tono victimista, el golpista envía mensajes de su puño y letra y reclama su libertad y reclama la intervención de la Comisión Interamericana de derechos Humanos.

Mientras comparte techo que celda en la DIROES con Alberto Fujimori, al expresidente se le han ocurrido mecanismo de defensa surrealistas. No recordar nada y sugerir que le drograron, hasta ahora, es el más sorprdente de todos.