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Lu Tolstova

306 días de guerra en Ucrania

Ahora que estamos en Navidad, una oportunidad a la Paz

Hace falta un plan político y diplomático coherente para poner fin al sufrimiento y asegurar a los ucranianos que Rusia no iniciará una nueva guerra a la primera oportunidad, aunque Putin siga en el poder

Desde estas líneas, y en repetidas ocasiones, hemos advertido de los peligros de una guerra prolongada en Ucrania.

Ya se ha cumplido un año del preludio de este conflicto y, a finales de febrero, llegaremos al primer año desde el inicio de la invasión de las tropas rusas en tierras ucranianas.

En noviembre de 2022, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, causó conmoción en las capitales occidentales al declarar que la guerra en Ucrania no se puede ganar por medios puramente militares.

Milley sugirió que Ucrania se encuentra ahora en una posición de fuerza y que este invierno podría ser el momento de plantearse conversaciones de paz con Rusia.

Aprovechar el momento

Este general nos recordó la Primera Guerra Mundial, cuando la negativa de los adversarios a negociar provocó millones de muertes adicionales, sugiriendo que no «aprovechar» el momento podría provocar mucho más sufrimiento humano.

Ni en 1914 ni ahora, los contendientes volvieron a casa por Navidad. Todos se alargó en una deriva catastrófica.

Las declaraciones de Milley pusieron en entredicho no sólo la postura de Kiev, sino también la de muchos de sus partidarios occidentales, como Polonia, los países bálticos, Norteamérica y el Reino Unido, que han respaldado la búsqueda de una victoria militar completa por parte de Ucrania.

La victoria completa podría requerir una guerra muy larga

Sin embargo, si los comentarios de Milley fueron controvertidos, apuntaron a un problema mayor en la búsqueda de la victoria completa.

La victoria completa podría requerir una guerra muy larga, y también significaría que su duración final dependería de factores políticos fuera del control de Occidente.

De otro lado, declaraba, no hace mucho, la ministra estonia, Kaja Kallas, que: «El único camino hacia la paz es expulsar a Rusia de Ucrania».

Y añadía: «La derrota de Rusia, el ingreso de Ucrania en la OTAN, el enjuiciamiento de los dirigentes políticos y militares rusos por crímenes de guerra, el pago de daños y perjuicios..., todo ello es esencial para la paz».

Para quienes piden la victoria completa, Occidente debe limitarse a seguir suministrando a Ucrania las armas y los recursos que necesita para seguir luchando, y esperar a que Rusia pierda y, en el mejor de los casos, a que Putin se vaya.

Hay poco pacifismo, por el momento, en quienes piden la victoria total

El plan de paz de diez puntos del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, presentado en noviembre, adopta el mismo enfoque.

Hay poco pacifismo, por el momento, en quienes piden la victoria total.

Pero mantenerse en estos términos, denota una falta de «pacifismo realista». ¿A qué me refiero? A quienes creemos que «las guerras las carga el diablo», que siempre contienen un «factor de fatalidad añadido e imprevisible» y que «cuanto más tiempo mayor riesgo».

Una guerra de desgaste ya está resultando muy perjudicial para Ucrania y Occidente, así como para Rusia.

Más de seis millones de ucranianos se han visto obligados a huir, la economía ucraniana está hundida y en caída libre y la destrucción generalizada de la infraestructura energética del país amenaza con una catástrofe humanitaria enorme, en este invierno.

Si ahora, Kiev se mantiene con vida es gracias a la ayuda de miles de millones de dólares de Estados Unidos y Europa. Los costes de la energía en Europa han aumentado drásticamente debido a la interrupción de los flujos habituales de petróleo y gas.

Mientras tanto, a pesar de los importantes reveses sufridos, las fuerzas rusas se han reagrupado y no se han derrumbado.

Pensamos que el potencial militar ruso es muy superior al mostrado en estos meses y el riesgo de aumentar la escalada al uso armas NBQ-R es una amenaza posible.

El mejor resultado

El mejor resultado plausible para Ucrania sería la retirada de las fuerzas rusas a las líneas de control que existían antes de la invasión de febrero de 2022.

Pero incluso si los rusos son arrastrados de vuelta al status quo anterior, los ucranianos temen que Moscú simplemente se repliegue y reagrupe, esperando la próxima oportunidad para invadir. No está nada claro que la disuasión militar baste para garantizar la paz resultante.

Lo que falta, por tanto, es un plan político y diplomático coherente para poner fin al sufrimiento y asegurar a los ucranianos que Rusia no iniciará una nueva guerra a la primera oportunidad, aunque Putin siga en el poder.

Eso requerirá que los rusos acepten una derrota, pero también que los ucranianos acepten que la victoria completa puede ser inalcanzable.

Occidente debe presentar una gran visión política de amplias miras que obvie el deseo de Ucrania y de sus partidarios acérrimos de que Rusia sea aplastada y neutralizada.

Si Estados Unidos y sus socios no elaboran un plan de este tipo, aumentarán las posibilidades de que se produzca el escenario de Milley: una guerra de desgaste, el peligro de una escalada y una catástrofe, y unas secuelas problemáticas de la guerra.

La conciencia de los efectos desestabilizadores de guerras largas y altamente destructivas debería hacer reflexionar sobre la necesidad de una estrategia más global, que pueda ofrecer a Ucrania su seguridad y a Rusia su futuro.

Supongo que la Navidad inspira estos deseos. No es fácil, pero puede estar bien dar una oportunidad a la Paz.