Irán
Primeras fisuras en el régimen de Irán por las protestas tras la muerte de Masha Amini
En el régimen iraní hay divisiones sobre la forma de gestionar la situación entre los partidarios de la línea dura y quienes consideran que las ejecuciones encienden más a la resistencia
El régimen iraní atraviesa momentos complicados. Por vez primera muestra divisiones sobre la manera de poner fin al movimiento de protesta provocado por la muerte de la joven kurda, Masha Amini. Los ayatolás vacilan ante la represión y las muestras de apaciguamiento.
«Los mensajes contradictorios que recibimos del régimen iraní sugieren un debate interno en la forma de gestionar las protestas», asegura Nader Hashemi, director del Centro de Estudios de Oriente Medio en la Universidad de Denver.
«En la mayoría de los regímenes autoritarios hay halcones y palomas» opuestos sobre el grado de represión a aplicar a las crisis, continúa.
La liberación de algunas figuras de las protestas simboliza que algunos buscan un enfoque menos riguroso
Si bien las detenciones y condenas de manifestantes no cesaron, la liberación de algunas figuras de las protestas simboliza que algunos buscan un enfoque menos riguroso.
Las manifestaciones, recuerda Afp, estallaron con la muerte el 16 de septiembre de Mahsa Amini, una joven de origen kurdo detenida por la Policía de la moral por vulnerar el código de vestimenta que obliga a llevar el velo apropiadamente.
Las protestas se transformaron en llamadas a derrocar el régimen, que constituyen el mayor desafío al poder religioso desde la revolución islámica de 1979.
Los responsables iraníes califican generalmente estas manifestaciones de «disturbios» provocados por países y organizaciones hostiles.
Según un último balance de finales de diciembre en Irán de Human Rights (IHR), al menos 476 personas murieron por la represión de las fuerzas de seguridad desde el 16 de septiembre. La ONU estima que otras 14.000 fueron detenidas.
14 penas capitales
La justicia condenó a la pena capital a 14 personas vinculadas a las protestas. Cuatro ya fueron ejecutadas, dos de ellas el sábado, lo que ha provocado una ola de indignación internacional.
Un «cálculo político», considera Mehrzad Boroujerdi, especialista de este país y autor del libro El Irán de la posrevolución: una guía política.
«Saben que las ejecuciones masivas (...) hacen descender más gente a la calle», señala. «Por otro lado, quieren enviar la señal de que no dudan en ejecutar a manifestantes para intimidar a la gente».
Para los analistas, la liberación de Majid Tavakoli y Hossein Ronaghi, dos figuras de las protestas, pocas semanas después de su arresto es otro intento de sosegar los ánimos.
Anoush Ehteshami, director del Instituto de Estudios Islámicos y de Oriente Medio de la Universidad de Durham inglesa, estima que los nuevos procesos reflejan las presiones externas e internas.
«En el mismo seno del régimen, hay divisiones sobre la forma de gestionar la situación» entre los partidarios de la línea dura y quienes consideran que las ejecuciones encienden más la resistencia, explica.
Los nuevos juicios y la liberación de disidentes son «medidas de apaciguamiento (...) para lanzar un hueso» a los manifestantes, dice.
Tales gestos pueden parecer insignificantes para algunos, pero «un régimen de seguridad desesperado estima que actúa generosamente y responde a la presión pública», agrega.
Periodistas, cineastas, abogados y militantes fueron también detenidos por respaldar las protestas. Algunos fueron liberados como la actriz Taraneh Alidoosti.
Pero otros como el militante Arash Sadeghi y las dos periodistas que ayudaron a desvelar la muerte de Amini siguen entre rejas.
Según Hashemi, esta estrategia de arrestar y liberar es para «tantear el terreno, ver cuál es la reacción» de la calle.
El régimen «no parece tener estrategia clara», indica el universitario Afshin Shahi.
Este anuncio muestra que «al menos una parte del régimen» es favorable a una forma menos brutal de hacer respetar el código de vestimenta, dice Hashemi.
Para este académico en Estados Unidos, el régimen de Teherán ha mostrado en el pasado su capacidad de «hacer concesiones cuando le hizo falta».
«La gente olvida que este régimen ha sobrevivido durante 44 años porque puede ser muy inteligente, muy astuto, muy maquiavélico», advierte.