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Los Carabinieri en la casa del capo de la Cosa Nostra Matteo MessinaAFP

La policía italiana localiza el escondite del mafioso Matteo Messina y busca el «tesoro» de la Cosa Nostra

El capo detenido en Palermo custodiaba documentos alto secreto sobre la Cosa Nostra

En pleno casco histórico de una pequeña ciudad siciliana, con discreción, pero sin esconderse, protegido por un pequeño círculo de leales comprometidos con la sacrosanta ley del silencio (la omertà).

La policía italiana –los Carabinieri– localizaron y registraron la vivienda en la que en los últimos meses ha residido el jefe de la mafia siciliana Matteo Messina Denaro, Capo di tutti i capi de la Cosa Nostra, detenido ayer cuando se encontraba en una clínica privada de Palermo después de 30 años en busca y captura.

La localidad en la que se escondía el máximo jefe de la Cosa Nostra, desde donde continuaba con la gestión de su imperio criminal que le llevó a amasar una fortuna de 4.000 millones de euros, es Campobello di Mazara, de 11.000 habitantes, a pocos kilómetros de Palermo.

El lugar elegido por el capo del clan de los Corleonesi no era casualidad: era la ciudad natal de Giovanni Luppino y Andrea Bonafede, los protectores de Messina, los que se encargaron de que, mediante una tupida red de complicidades, el jefe mafioso permaneciera invisible en su propia tierra durante décadas.

Retrato robot de Matteo Messina con el que trabajaban los CarabinieriAFP

En el caso de Bonafede, es el propietario de la vivienda e incluso le cedió su identidad a Messina. En el momento de su detención, era su carnet de identidad el que llevaba encima. Ambos, tanto Bonafede como Luppino, también están detenidos.

Campobello di Mazara, además, contaba con otra ventaja para Matteo Messina: se encontraba a solo 8 kilómetros de Castelvetrano, su ciudad natal.

El general de los Carabinieri, Pasquale Angelosanto, señaló que Campobello di Mazara era un pueblo «bajo la influencia directa del boss de Castelvetrano».

Según informó Il Giornale di Sicilia, desde Campobello di Mazara Matteo Messina controlaba un auténtico «tesoro»: los documentos top secret que el padrino de los Corleonesi, Totò Riina –detenido en 1993 y fallecido en 2017– acumuló durante sus años como Capo di tutti i capi de la Cosa Nostra y que acabaron en poder de Messina.

En el interior de la vivienda, informó la agencia ANSA, los Carabinieri encontraron calzado y trajes de lujo, un frigorífico repleto de comida, recibos de restaurantes, preservativos y pastillas contra la disfunción eréctil.

No sólo eso. En su residencia encontraron también maquinaria para realizar diálisis sin necesidad de ir al hospital y exponerse a peligros innecesarios.

El material médico y las medicinas encontradas confirmaría que Messina estaría gravemente enfermo, lo que le obligó, finalmente, a trasladarse a la clínica La Maddalena para someterse a tratamiento oncológico, lo que finalmente precipitó su detención.

Según el diario La Repubblica, Messina se encuentra ahora mismo en un paradero secreto custodiado por la policía italiana y será trasladado al centro penitenciario de L’Aquila, una estructura de máxima seguridad.

La detención

A medida que pasan las horas, se van conociendo más datos del espectacular operativo policial para echar el guante al jefe mafioso.

Según detalla este martes La Repubblica, Matteo Messina Denaro acudió a las 8 de la mañana a la clínica La Maddalena de Palermo, e hizo cola en el departamento de oncología como los demás pacientes que acudieron a recibir sus tratamientos.

Momento de la detención de Matteo Messina en la clínica La MaddalenaAFP

Junto a él, sentados en la sala de espera como si fuesen pacientes, varios policías de incógnito de las fuerzas especiales de los Carabinieri.

Desde el viernes anterior, los Carabinieri estaban en alerta. Sabían que Messina acudiría a recibir su tratamiento a la clínica: era el momento propicio para detenerle.

La pista saltó cuando los Carabinieri recibieron la notificación de que un tal Andrea Bonafede acudiría a la clínica el lunes por la mañana. Bonafede, el cómplice de Messina, sería la identidad falsa bajo la que se ocultaría el Capo di tutti i capi.

Finalmente, le toca el turno a Messina: «Soy el paciente Andrea Bonafede», dijo a la enfermera. Inmediatamente, el coronel de Carabinieri Lucio Arcidiacono hizo una señal a los agentes.

El coronel Arcidiacono, continúa la narración de los acontecimientos publicada por La Repubblica, envió un mensaje de móvil al procurador Maurizio de Lucia al frente de la operación, que da el visto bueno a la detención.

Su apariencia tranquila hace pensar que no se ha dado cuenta del operativo para su detención, y parece que se dirige a un bar cercano.

Pero pronto sospecha, se da cuenta de que la calle está llena de Carabinieri y acelera el paso hacia el Fiat en el que su otro cómplice, Giovanni Luppino, le espera.

Todo lo que sucedió entonces ya trascendió ayer a la prensa. Los Carabinieri lo interceptan. «¿Es usted Matteo Messina Denaro?», le pregunta el coronel Arcidiacono. «Usted ya sabe quién soy», le contesta el capo. «Me llamo Matteo Messina Denaro».

«Ahora deberá responder ante la justicia humana y la de Dios»

Con la detención de Matteo Messina Denaro, Italia acaba con el último de los responsables de las masacres ejecutadas por la Cosa Nostra en 1992 y 1993, con atentados contra jueces y fiscales en Roma, Milán y Florencia.

En aquellos atentados murieron los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, pero también el pequeño de 13 años Giuseppe Matteo.

Su padre, el mafioso arrepentido Santino Matteo, afirmó en declaraciones a Il Giornale di Sicilia que «ahora deberá responder ante la justicia humana y la de Dios».

Según relata ANSA, el considerado peor crimen de la mafia en décadas tuvo su primer episodio el 23 de noviembre de 1993. Mafiosos vestidos de policía se llevaron al pequeño mientras practicaba hípica. El objetivo era atajar de raíz la colaboración de su padre, Santino, con la policía.

El secuestro duró 779 días y acabó de la peor manera. Ante la negativa de Santino a dejar de colaborar con las autoridades, los secuestradores asesinaron al pequeño ahogándolo con una cuerda y disolvieron el cuerpo en ácido.

Años después, uno de los sicarios. Gaspare Spatuzza, aceptó colaborar con la policía años después y, además de autoinculparse, acusó a Matteo Messina Denaro del secuestro.