Reino Unido
Violada y asesinada: un brutal asesinato revela los graves fallos del sistema penitenciario de Londres
El hombre que asesinó a Zara Aleena era un delincuente en libertad condicional, que tendría que haber estado bajo estricta vigilancia policial
El brutal asesinato de una joven en las calles de Londres ha sacudido a todo Reino Unido. Zara Aleena, de 35 años, fue violada y golpeada por un preso en libertad condicional mientras caminaba de noche por la capital inglesa.
¿Podría haberse evitado? Una investigación independiente ha concluido que sí. Tras una extensa evaluación del sistema penitenciario británico, la investigación reveló que el asesino tendría que haberse encontrado bajo estricta vigilancia policial, y demostró una serie de fallos graves en el servicio de libertad condicional de Reino Unido.
El asesinato de Zara Aleena
Zara Aleena tenía 35 años cuando fue asesinada. Acababa de convertirse, por fin, en abogada, y trabajaba para el Alto Tribunal de Justicia de Inglaterra y Gales. Regresaba a casa de noche, sola y a oscuras, tras pasar el rato en un pub con amigas. Se encontraba en la calle cuando un hombre la agredió: la atacó por detrás, y la dejó inconsciente con un fuerte golpe en la cabeza.
Su asesino se llama Jordan McSweeney. A sus 29 años de edad, McSweeney acarreaba un largo historial criminal, que le había granjeado ya varias sentencias entre rejas. Violó a Zara, y después abandonó su cadáver en alguna calle del barrio de Ilford, Londres. Allí la encontraría la policía, horas más tarde: el cuerpo de la víctima mostraba «graves heridas craneales», y signos de violación.
La Policía Metropolitana no tardó en detener a McSweeney, que penará por el asesinato durante el resto de su vida, ya que ha sido condenado a un mínimo de 38 años de cárcel. Su historial criminal previo incluía 66 cargos por agresión, robo, y allanamiento de morada, y varios delitos de violencia contra mujeres.
El caso de Zara Aleena recuerda al violento asesinato de Sarah Everard en 2021, la joven que murió a manos de un agente policial. La historia de Everard conmovió y enfureció al país entero, y dio pie a un movimiento social dedicado a mejorar la seguridad de las mujeres en las calles británicas. Sin embargo, muchos creen que los esfuerzos policiales son insuficientes, y que caminar de noche sigue siendo una actividad peligrosa para muchos británicos.
«Hacer frente a la violencia contra las mujeres y las niñas es una prioridad absoluta para la Policía Metropolitana. Nuestros oficiales trabajan a diario en toda la capital para mejorar la seguridad en los espacios públicos. Las mujeres no deberían tener que cambiar sus rutinas, y tienen que poder sentirse seguras tanto de día como de noche. Es nuestro trabajo asegurarnos de que eso suceda», afirmó el superintendente de la Policía Metropolitana, Stuart Bell, en declaraciones a la prensa.
En libertad condicional
El caso de Zara Aleena pone al sistema penitenciario británico en el punto de mira. Su asesino, Jordan McSweeney, había sido puesto en libertad condicional solo nueve días antes del homicidio. Por lo tanto, tendría que haber estado bajo estricta supervisión policial.
McSweeney tenía un historial de violencia que continuó incluso dentro de la cárcel. Había sido condenado en 28 ocasiones en 17 años. En prisión, solía amenazar al personal de seguridad y a los otros presos, y llegó incluso a conseguir armas de contrabando.
A pesar del peligro que suponía para Londres este sujeto suelto, el servicio de libertad condicional del sistema penitenciario británico lo catalogó como «delincuente de medio riesgo». De esta manera, McSweeney se ciñó a un nivel de vigilancia mucho menor, y fue libre de vagar por las calles y de violar y asesinar a la joven Zara.
La metedura de pata empujó a que el Gobierno iniciase una investigación independiente, para evaluar la gestión del servicio de libertad condicional.
«Podría volver a pasar»
Al finalizar la investigación, el inspector Justin Russell publicó un informe detallado que destacaba una larga serie de errores cometidos por servicio de libertad condicional. El mayor de todos fue no tratar a Jordan McSweeney con la seriedad debida. Tendría que haber sido catalogado como «delincuente de alto riesgo», y haberse sometido a un nivel de vigilancia policial mucho mayor.
El error fue fatídico. En los nueve días desde que salió de la cárcel, hasta que asesinó a la joven, McSweeney faltó a varias citas con sus agentes de libertad condicional. Sin embargo, y por culpa de su aparente bajo nivel de riesgo, los agentes no lo volvieron a encarcelar. De haberlo hecho, el homicida no habría tenido la oportunidad de asesinar a Zara Aleena aquella noche en la calle.
Russell afirmó que el error señalaba un fracaso muy peligroso en la estructura del sistema penitenciario. En declaraciones a la cadena Times Radio, comentó que los estándares «deben mejorar». Hasta que no lo hagan, «el público no estará protegido de los peligros que suponen los criminales en libertad condicional». Según agregó Russell, un asesinato como el de Zara Aleena «podría volver a pasar».