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Cementerio de Rossoshka (Rusia)AFP

343 días de guerra en Ucrania

La obsesión rusa con la batalla de Stalingrado para justificar sus crímenes de guerra en Ucrania

Para los rusos, Stalingrado es sinónimo de la victoria sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial y ocupa un lugar central en el patriotismo que promueve el Kremlin

Han pasado 80 años, pero el sacrificio de los soldados soviéticos ante los nazis durante la batalla de Stalingrado marca todavía la ciudad, actualmente llamada Volgogrado. Una herencia en la que el poder ruso trata de inscribir su operación militar en Ucrania.

La ciudad, a orillas del Volga, sigue marcada por este enfrentamiento titánico que causó más de un millón de muertos en el lado soviético entre 1942 y 1943, y significó el inicio del fin para el régimen de Adolf Hitler, señaló Afp.

«En 2022, fueron hallados más de 1.200 militares del Ejército Rojo» y solo 30 fueron identificados, dice a la Afp Andrei Oreshkin, que organiza excavaciones para hallar cuerpos y sepultarlos.

Para los rusos, Stalingrado se volvió sinónimo de la victoria sobre el nazismo, y la batalla ocupa también un lugar central en el patriotismo que promueve el Kremlin.

«Combatimos el fascismo»

Mientras Rusia se prepara para celebrar durante las próximas horas los 80 años de esta victoria, el poder trata de inscribir en esta herencia su ataque contra Ucrania, iniciado hace casi un año.

Desde el inicio de la ofensiva, el presidente Vladímir Putin reiteró que su vecino debe ser «desnazificado», y calificó a las autoridades ucranianas de «neonazis» dispuestos a exterminar a los rusófonos.

Muchos en Rusia aceptan este mensaje. «Es evidente que nosotros combatimos el fascismo en Ucrania», afirmó Oreshkin, jefe de la Unión de Buscadores Voluntarios de Vestigios de la Segunda Guerra Mundial.

Para Oreshkin, Occidente comete un error similar al de los nazis al apoyar a Ucrania. «En aquella época, la Alemania nazi y sus aliados desestimaron las especificidades de la Unión Soviética, su potencia y el patriotismo de su pueblo», agregó desde el cementerio de Rososhka, –cerca de Volgogrado–, donde están enterrados los muertos soviéticos, alemanes y rumanos de Stalingrado.

En las calles de Volgogrado, los símbolos que honran al Ejército Rojo aparecen junto a los de las tropas que combaten en Ucrania: las letras «Z» y «V» que se ven en muchos vehículos militares rusos.

El museo de la batalla de Stalingrado acoge ceremonias de entrega de condecoraciones para las familias de soldados muertos en Ucrania.

«El mensaje es el siguiente: los ancestros de las personas –muertas en el frente ucraniano– combatían al fascismo», dice Tatiana Prikazchikova, empleada del museo, que muestra el panorama de la batalla de Stalingrado.

«Son herederos de esta tradición, ya que en realidad combaten también al fascismo», asegura.

Los habitantes de Volgogrado interrogados por la Afp son favorables a la celebración de las fastuosas conmemoraciones de la batalla de Stalingrado de esta mañana.

Pero la probable presencia de Vladímir Putin en la celebración incomoda a muchos de ellos a la hora de hablar de Ucrania.

Ekaterina Sedova, cuyo bisabuelo combatió en Stalingrado, subraya que no quiere «mezclar» las cosas. Esta estudiante de química de 21 años señala que no se informa mucho sobre el tema de Ucrania «para que no afecte psicológicamente».

«Paralelismos inaceptables»

Viacheslav Yashchenko, historiador de Volgogrado, subraya que las ceremonias de los últimos años sobre la celebración de Stalingrado son más pomposas que en la época soviética.

La preocupación de este año gira en torno al hecho de que pueda utilizarse dicha ceremonia para defender el ataque ruso en Ucrania.

«Es inaceptable hacer estos paralelismos», declara Yashchenko pese a la represión en Rusia, donde criticar la ofensiva en Ucrania puede condenarte a prisión.

«Las autoridades instrumentalizan victorias pasadas y acontecimientos históricos que les sirven para moldear la imagen del país y manipular la conciencia de la gente», afirma el historiador.

Desde el cementerio de Rososhka, Oreshkin, ve las cosas de manera muy diferente. «Puede que las futuras generaciones hagan lo que nosotros estamos haciendo», afirmó mientras mostraba las medallas halladas en los alrededores de Volgogrado.

«Espero que quienes están en el poder hayan aprendido de nuestra experiencia, y que los muertos no sean abandonados en los campos de batalla», agregó Oreshkin.