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El presidente Daniel Ortega junto a su mujer Rosario murillo, 5 de septiembre de 2018

El presidente Daniel Ortega junto a su mujer Rosario murillo, 5 de septiembre de 2018GTRES

Nicaragua

Daniel Ortega manda a su hijo a Pekín en busca de finanzas y más ayuda de Xi Jinping

La dictadura nicaragüense busca refugió bajo el paraguas del gigante asiático y el régimen comunista, aunque Xi no recibe al enviado del matrimonio Ortega

Nicaragua era de los pocos países del continente americano, como Uruguay, que reconocía a Taiwán. La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, aislada, decidió hace dos años cambiar a la isla por el gigante asiático y sacar provecho político y económico de esa nueva «amistad».

Ortega, que correr el riesgo de ser detenido si sale de Nicaragua, envió a su hijo Laureano a Pekín en busca de nuevos horizontes o dicho de otro modo, a pasar la gorra para engordar unas arcas famélicas.

Apenas un par de días después de haber expulsado a los presos políticos que mantenía en calabozos infectos, el viejo lider de la revolución sandinista recurrió a la familia. Confiar en alguien que no lleve su sangre sería una utopía e incluso hacerlo con una persona de su apellido supone asumir un riesgo aunque con Laureano, oficialmente su sucesor, no parece que haya peligro.

El jefe de la Oficina de la Comisión de Exteriores del Partido Comunista de China (PCCh), Wang Yi, se reunió con él como hijo de su padre y asesor presidencial para Inversiones, Comercio y Cooperación Internacional. El discurso público fue para reafirmar el apoyo incondicional de Nicaragua a la dictadura de Xi que tras su reelección para un tercer mandato de cinco años, parecería querer perpetuarse en el poder.

El hijo de Ortega acarició al régimen que les mantiene y aplaudió la Nueva Ruta de la Seda, la apuesta más ambiciosa del comunismo chino y el resto de las iniciativas, sin mencionar la covid, incluidas aquellas de Desarrollo y Seguridad Global.

China y Nicaragua restablecieron las relaciones diplomáticas en diciembre de 2021.

Wang, que fue ministro de Exteriores hasta finales del pasado años y forma parte de los máximos órganos de poder del PCCh , fue generoso en sus declaraciones y recurrió al plural de modestia para celebrar, informa Efe, el progreso que han logrado los dos países desde que restablecieron las relaciones diplomáticas en diciembre de 2021.

Wang aprovechó lo único que puede aprovechar de la visita del nicaragüense y es tratar de consolidar el relato de que Taiwán es China y de que esa falsa idea de unidad territorial «se ajusta a la verdad histórica, sirve a los intereses de los dos pueblos y ampliará las perspectivas para el desarrollo integral de las relaciones» entre los dos países.

China paga

Desde que restablecieron relaciones, Nicaragua y China han firmado un memorando de entendimiento para establecer un «mecanismo de consultas políticas», un «acuerdo macro» de apoyo mutuo, otro sobre cooperación comercial, y uno más para exonerar de visa a los diplomáticos de ambos países.

China además sufraga un programa de viviendas de interés social, y becas a estudiantes nicaragüenses.

Daniel Ortega, como no podía ser de otro modo, desde que se ha hecho amigo de Pekín, ha mostrado desde Managua su respaldo al «nuevo orden mundial multipolar», que promueven China y Rusia. Si el objetivo es acabar con el liderazgo global de Estados Unidos y Occidente, el viejo guerrillero y eterno dictador, no se cansa de repetir que lo asume como propio, aunque en su mano haya menos que nada para lograrlo.

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