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Shamima Begum BBC 2

Shamima Begum, durante la entrevista concedida a la BBCCaptura de pantalla de la BBC

Estado Islámico

Shamima Begum: la novia del ISIS arrepentida que quiere volver a Reino Unido

La joven británica permanece retenida en un campo de prisioneros en Siria y lucha para que le devuelvan la nacionalidad británica

Shamima Begum, una joven británica de 15 años, abandonó su hogar en Bethnal Green –en la periferia de Londres– por sorpresa el 18 de febrero de 2015.

Junto con dos amigas, Kadiza Sultana, de 16 años, y Amira Abase, de 15, viajó a Estambul para, desde allí, trasladarse al territorio controlado por el Estado Islámico (ISIS) y unirse a sus filas.

Hija de una familia de origen bangladesí, Begum llegó a Siria gracias a un traficante que se encargaba de llevar a combatientes occidentales a los territorios controlados por el grupo terrorista yihadista.

Durante mucho tiempo, la única pista que tuvieron de ellas sus familias fue una borrosa fotografía de la cámara de vídeo del aeropuerto de Estambul.

Nada más llegar, Begum y sus amigas fueron trasladadas a un campo de entrenamiento de ISIS.

Después la trasladaron a Raqqa, capital del Estado Islámico, donde la entregaron en matrimonio a un combatiente holandés de 21 años llamado Yago Riedijk, ahora encarcelado, con quien únicamente conversó durante 10 minutos antes de que un juez del Estado Islámico los casara.

Tras la derrota de Estado Islámico en 2019, Shamima Begum fue detenida e internada en un campo de retención para excombatientes del grupo terrorista y sus familias en Al-Hawl, en el norte de Siria.

Durante el tiempo en que estuvo en Siria, Begum, que ahora tiene 23 años, tuvo tres hijos. Dos murieron de desnutrición. El tercero de neumonía cuando ya estaba internada en el campo de Al-Hawl.

De sus compañeras de Bethnal Green poco se sabe. Kadiza Sultana murió en un bombardeo ruso. Amira Abase permanece desaparecida.

Agotada y decepcionada por lo que creía que iba a ser una «utopía islámica» y que se mostró únicamente como una pesadilla, Shamima quiere volver al Reino Unido junto con su familia.

Inició el proceso poco después de ser internada en el campo de Al-Hawl, cuando la localizó un periodista de The Times con un niño en los brazos, su último hijo, que moriría poco después.

Shamima Begum, en un campo de refugiados

Shamima Begum, en un campo de refugiados tras ser localizada en 2019 por The TimesAFP

Pero hay un problema: el Gobierno británico le retiro la nacionalidad por motivos de seguridad nacional.

Por el momento, los tribunales británicos le han dado la razón al gobierno. En 2020 la justicia dictaminó que, aunque nacida en Reino Unido, Shamima es nacional de Bangladesh por descendencia y, por lo tanto, al perder la nacionalidad británica no se ha convertido en apátrida.

Sin embargo, el Gobierno de Bangladesh se ha negado a reconocerle la nacionalidad. El Tribunal Supremo británico rechazó en 2021 anular la sentencia que permitía retirarle la nacionalidad.

El caso se encuentra ahora en la Comisión Especial de Apelaciones de Inmigrantes. Sus abogados esgrimen el argumento de que Shamima es en realidad una víctima de la trata de menores y una víctima del ISIS, que la explotó sexualmente cuando era menor de edad.

Sus abogados defienden que Shamima era una «niña británica de 15 años que fue persuadida, influenciada y manipulada junto con sus amigas por la eficaz maquinaria de propaganda de ISIS».

Los abogados del ministerio del Interior, sin embargo, afirman que Shamima Begum en ningún momento se arrepintió de su pertenencia a ISIS, sigue justificando sus crímenes y que sigue suponiendo un riesgo para la seguridad nacional.

«Aunque te hayan radicalizado y manipulado a una edad temprana, cuando eres vulnerable, incluso ahora de adulto puedes seguir siendo un riesgo, puedes hacer estallar una bomba en Londres o en Manchester», advierten los abogados del Ministerio del Interior.

Opinión pública

Lo cierto es que, en un país especialmente golpeado por el terrorismo del Estado Islámico como es Reino Unido, Shamima Begum no cuenta con el favor de la opinión pública. De hecho, en Reino Unido se la conoce con el apodo de «la novia de ISIS».

Para tratar de cambiar esa corriente de opinión, ha iniciado a prodigarse en los medios de comunicación con entrevistas.

Su principal baza es una serie de entrevistas realizadas por un programa de la BBC titulado I’m Not a Monster que está levantando ampollas en Reino Unido.

Al principio salía en los medios vestida de riguroso negro con el niqab islámico que el ISIS exige a sus mujeres.

Después decidió cambiar de estrategia y adquirió en el mercado negro del campo de refugiados maquillaje y prendas occidentales para desprenderse de la imagen de extremista. Una compañera del campo de origen estadounidense, le recomienda con el estilismo.

En el programa de la BBC Shamima defiende su condición de víctima, niega que se hubiera radicalizado voluntariamente, niega también que hubiera sido testigo de crímenes cometidos por los terroristas –«mi marido no me dejaba salir de casa», declaró– y rechazó también haber recibido entrenamiento militar o adoctrinamiento.

«No sabía nada de esas atrocidades porque tenía 15 años y no veía las noticias», defendió en la BBC. «Me enteraba de las noticias en redes sociales, donde se decía que las acusaciones no eran ciertas».

El diputado conservador Tim Loughton, en declaraciones recogidas por Daily Mail, restó credibilidad a las palabras de Begum: «Por mucho que seas una adolescente que ve a las Kardashians en casa y que se pasa el día en redes sociales, nadie, sobre todo si eres una estudiante inteligente del este de Londres, puede desconocer los horrores de ISIS en Siria».

Muchos testimonios de excombatientes de ISIS la contradicen. Su mismo marido reconoció que Shamima pasó por un campo de entrenamiento de ISIS antes de casarse con él y que tuvieron que formarla para que aprendiera a comportarse como una esposa islámica.

«Tuvo que aprender cómo funcionaba la vida matrimonial. El respeto, complacer a su esposo y obediencia. Que cuando le pido que haga algo, lo haga», declaró Yago Riedijk a la BBC.

Begum defiende su inocencia y asegura que durante el tiempo que vivió en Raqqa no fue testigo de ningún crimen: «Todo funcionaba como si fuera una vida normal».

Sin embargo, ante las cámaras de la BBC, intenta mostrar una versión diferente de sí misma: «No soy una mala persona». «Entiendo la ira de la gente, pero no es una ira contra mí, es contra el ISIS».

También muestra arrepentimiento por haber formado parte de un grupo terrorista responsable de genocidio y otros crímenes de guerra: «Me revuelve el estómago. Hace que me odie a mí misma».

Asimismo, se ha ofrecido a colaborar con los servicios de seguridad del Reino Unido para desmantelar las redes de ISIS, revelar las tácticas empleadas por el grupo y realizar campañas de concienciación para evitar que otros jóvenes se radicalicen y se alisten en grupos terroristas.

«Lamento cada decisión que tomé desde que entré en Siria y viviré con eso». «Preferiría morirme antes que volver a ISIS. El único crimen que cometí fue ser lo suficientemente tonta como para unirme al ISIS».

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