356 días de guerra en Ucrania
Rusia fracasa en su primer asalto al Dombás, pero prepara un nuevo intento más potente
Las tropas ucranianas contienen el aliento, al igual que sus aliados de la OTAN, ante la evolución de la gran ofensiva rusa en curso cuya máxima intensidad parece no alcanzarse.
365 días de guerra en Ucrania
Borrell ahora anticipa que la guerra «se va decidir esta primavera y verano»
Tanto fuentes de inteligencia occidentales como la OTAN y el gobierno ucraniano confirmaron que la anunciada ofensiva rusa prevista para el invierno con el objetivo de conquistar el Dombás habría dado comienzo en los primeros días de febrero.
La invasión habría comenzado con una baja intensidad, combinando bombardeos contra infraestructuras estratégicas con asaltos frontales a las plazas de Bakhmut y Vuhledar, y que con el paso de los días y semanas iría aumentando de intensidad hasta implicar a cerca de 300.000 soldados rusos.
Sin embargo, las primeras señales apuntan a que Rusia no estaría logrando sus objetivos previstos para los primeros días de esta gran ofensiva.
El Kremlin trata de vender avances tanto en Bakhmut (región de Donetsk), como en Lugnask, donde el alto mando ruso aseguró que había logrado romper las defensas ucranianas, afirmación desmentida por Kiev.
Sin embargo, lo que está claro es que las fuerzas rusas, aunque han logrado pequeños avances en los arrabales de Bakhmut, han fracasado en su intento de asaltar la ciudad, fuertemente fortificada por los defensores ucranianos.
El jefe del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, cuyos mercenarios están en la vanguardia de las acometidas contra la plaza, afirmó que Bakhmut no podría caer antes de marzo o abril, y anunció enormes pérdidas de vidas para lograr tomar la ciudad.
En Vuhledar, al sur de Donetsk, el Ejército regular ruso lanzó un asalto masivo contra la ciudad que implicó a las 155 y 40 brigada de infantería naval, con casi 5.000 soldados.
El fracaso fue estrepitoso y las pérdidas devastadoras. Las tropas rusas no lograron ningún resultado y perdieron a prácticamente la brigada completa bajo el fuego de artillería ucraniano en un suelo sembrado de minas. Según Kiev, los rusos habrían perdido cerca de 36 carros de combate y 130 vehículos blindados.
Según el testimonio al Kyiv Post de uno de los infantes de marina rusos hecho prisionero por las tropas ucranianas, la brigada recibió una única orden: avanzar de forma frontal hacia las posiciones ucranianas.
No pudieron ni acercarse. Al comenzar a avanzar se encontraron con un terreno minado y quedaron atrapados bajo el fuego de artillería ucraniano.
Los alrededores de Vuhledar han quedado sembrados de cadáveres y de carros de combate rusos destruidos de donde sobre sale todavía sus grandes «Z» pintadas sobre el blindaje calcinado.
Pese a estos fracasos iniciales, el alto mando ucraniano señaló que en los próximos días se producirán nuevas acometidas, más potentes, contra las posiciones ucranianas. Moscú quiere avances territoriales a corto plazo y no le importa el número de bajas en sus filas.
La estrategia rusa consiste en lanzar una oleada tras otra, aunque se acumulen los cadáveres entre las tropas rusas, para ir erosionando poco a poco las defensas ucranianas hasta que quiebren.
Por el momento, los intentos rusos por asaltar las plazas ucranianas se ven lastradas por los problemas para reponer equipos dañados y la falta de armamento.
Ello implica que sus avances territoriales se limiten a arañazos de territorio logrados únicamente gracias a su superioridad numérica, pero a un altísimo coste de bajas, debido a que se trata de tropas mal formadas y mal equipadas.
Sin embargo, el Kremlin no renuncia a la toma de Bakhmut antes del primer aniversario de la guerra, el 24 de febrero, y está acumulando tropas para lanzar el asalto final.
Ucrania, mientras tanto, parece que empieza a asumir que la pérdida de Bakhmut es inevitable. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reconoció que la situación en ese frente es «extremadamente difícil» y las tropas ucranianas han volado un puente con la esperanza de retrasar el avance de los mercenarios del Grupo Wagner.
El alto mando ruso confía en que la conquista del Bakhmut de a sus fuerzas el impulso necesario para romper las defensas ucranianas y lograr un rápido avance territorial en las próximas semanas.
Según datos del ministerio de Defensa ucraniano, las bajas rusas en el campo de batalla se han disparado en lo último días.
El martes 14 de febrero los rusos perdieron 690 combatientes. El día anterior, sufrieron 740 bajas. El domingo 12 de febrero el Ejército ruso perdió 560 combatientes. El sábado 11, 900, y el viernes 10 de febrero murieron en el campo de batalla ucraniano 1.140 soldados rusos.
Son cifras de bajas que no se veían desde las primeras semanas de la guerra, cuando Rusia sufrió el mayor número de pérdidas diarias de soldados.
La verdadera batalla comenzará tras el invierno, cuando los tanques y nuevos sistemas de artillería occidentales comiencen a llegar y a estar operativos en Ucrania.
Así lo aseguró el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, que aseguró ante el Parlamento Europeo que «la guerra se va a decidir esta primavera y verano».
De la misma opinión es el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que afirmó que «Ucrania tiene una ventana de oportunidad para inclinar la balanza» una vez que lleguen las armas pesadas a su Ejército y concluya el entrenamiento de sus tropas en los países occidentales.