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Imagen captada por un dron ucraniano donde se ven dos tanques destruidos en VuhledarRedes sociales

357 días de guerra en Ucrania

Rusia ha perdido el 40 % de sus tanques útiles desde el inicio de la guerra

El Ejército ruso ha comenzado a devolver al servicio parte de sus reservas de 5.000 carros de combate retirados de los años 60

La reserva de carros de combate del Ejército ruso es inmensa. Se calcula que, antes del inicio de la guerra, conservaba almacenado un stock de 2.927 carros de combate heredados de la Unión Soviética.

Sin embargo, en un año de combate, el Ejército ruso ya habría consumido cerca del 40 % de sus T-72, T-90 y T-80. Su reserva de carros de combate se habría reducido hasta las 1.800 unidades útiles, según datos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).

Además, Rusia conserva un stock de 5.000 tanques anticuados y pendientes de desguace que, convenientemente actualizados, podrían volver al servicio activo.

El ritmo de pérdida de vehículos pesados en batalla y las dificultades para reponer los destruidos y reparar los dañados podría suponer que, si la guerra se alarga un año más, Rusia se quede realmente sin carros de combate.

Solo en la fracasada ofensiva de la semana pasada sobre el estratégico asentamiento de Vuhledar, al sur de la región de Donetsk, Rusia perdió 36 tanques y 130 vehículos blindados.

El fracaso de la acometida rusa sobre Vuhledar, donde el Ejército ruso perdió a 5.000 soldados de dos brigadas de élite pertenecientes a su infantería de marina, se debió, al igual que en otras catástrofes similares, a la incompetencia de los mandos y la falta de experiencia de las tropas.

Los batallones recibieron la orden de asaltar frontalmente las líneas defensivas ucranianas sin apenas apoyo de artillería y sin una labor previa de limpieza del terreno. Ni siquiera se realizaron las pertinentes labores de inteligencia y reconocimiento del terreno.

La infantería avanzó en línea protegidos por los blindados y carros de combate por un campo minado. Numerosos vídeos difundidos en Twitter muestran cómo los tanques y blindados explotaban de forma indiscriminada cada vez que intentaban avanzar.

Atrapados sin poder avanzar ni retroceder, los batallones rusos se convirtieron en un campo de tiro para la artillería ucraniana que se limitó a eliminar con paciencia a las dos brigadas de infantería de marina, la 44 y 155, que han quedado en la práctica extintas.

En previsión de esa situación, el alto mando ruso ha optado por acelerar la entrada en combate de su flamante blindado de apoyo a la infantería BMPT Terminator, presentado por las autoridades rusas como el más poderoso del mundo.

Sin embargo, su desempeño en combate no ha respondido a las expectativas. Los ucranianos ya han destruido varias unidades.

Más sorprendente es el rescate de viejos tanques soviéticos de los años 60, el T-62, algunos sacados de museos, otros rescatados de almacenes donde llevaban décadas oxidándose.

Según el presidente del IISS, John Chipman, en declaraciones a The Guardian, «las acciones de Rusia durante el último año han planteado dudas no solo sobre la competencia de su liderazgo militar, sino también sobre la cohesión del mando».

Ucrania, por su parte, a pesar de haber sufrido también grandes pérdidas en su flota de tanques, podría haber incrementado el número de carros de combate hasta casi 1.000 unidades, gracias a la captura de al menos 500 tanques a Rusia y las entregas de antiguos países del Pacto de Varsovia hoy integrados en la OTAN.

Además, el alto mando ucraniano confía en que la llegada en los próximos meses de tanques occidentales, como los Leopard –a pesar de que Alemania ha aclarado que enviará solo medio batallón en vez de un batallón entero– termine inclinando la balanza a su favor.