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Explosión en la ciudad de Kiev

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Un año de la guerra en Ucrania

¿Reconstruir Ucrania? Un horizonte incierto

Crear un clima para sentarse a negociar en un plazo breve sería la primera medida para una posible reconstrucción de Ucrania y, en este punto, parece que nadie quiere hacerlo

En el pasado mes de enero la Comisión Europea proponía un plan para tratar de emplear miles de millones de dólares y euros de los activos rusos congelados para ayudar a financiar la reconstrucción de Ucrania.

Europa está pagando un alto precio económico por esta guerra que padecemos directamente con una severa inflación y una acuciante crisis energética. Los gobiernos occidentales temen que los contribuyentes se harten y se pongan en contra cuando toque empezar a pagar una costosa factura por la reconstrucción en Ucrania.

El mensaje consiste en que cualquier nueva agresión provocaría incautaciones. Pero la base jurídica de esta intención es compleja e inestable porque pasaría por encima de tratados bilaterales que protegen a las personas y a las empresas frente a las expropiaciones.

Independientemente de expropiaciones y de contribuciones estadounidenses, el elemento más importante de un posible programa de recuperación es el fondo de reconstrucción Unión Europea-Ucrania. Bruselas tiene mucho que ver con el éxito de Kiev, dada la proximidad de Ucrania a la UE y sus fuertes vínculos con muchas economías europeas.

Una vez en marcha, los nuevos proyectos de financiación y desarrollo podrían salir de las instituciones existentes, como el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y el Banco Europeo de Inversiones. El BERD desde el verano cree estar bien posicionado para afrontar el reto de la recuperación económica, dados sus aproximadamente 17.000 millones de dólares de inversión en Ucrania y los 4.200 millones de dólares de cartera de proyectos actuales en el país.

Sin embargo, el éxito de un fondo de reconstrucción UE-Ucrania no dependerá únicamente de la UE. Ucrania deberá cumplir una serie de criterios de la UE, entre ellos la creación de nuevas instituciones anticorrupción y un sistema judicial capaz de rendir cuentas.

Al igual que el fondo liderado por Estados Unidos, la UE podría crear una comisión de alto nivel centrada exclusivamente en las relaciones UE-Ucrania

Ucrania también debería recibir una afluencia masiva de capital europeo, supeditada a la depuración de la corrupción. Al igual que el fondo liderado por Estados Unidos, la UE podría crear una comisión de alto nivel centrada exclusivamente en las relaciones UE-Ucrania.

Esta comisión orientaría los esfuerzos de reconstrucción y serviría de enlace con los fondos de contrapartida de Estados Unidos y otros países. Ucrania y la UE también podrían explorar un mecanismo mediante el cual Ucrania fijaría el ritmo de adhesión y la financiación que recibe en función de su voluntad de instituir reformas.

Capital riesgo y capital privado

El capital riesgo y el capital privado serán otro elemento importante de los esfuerzos de reconstrucción de Ucrania. Sin embargo, para que el capital riesgo prospere, los gobiernos tendrán que abordar primero los riesgos de la inversión, como el conflicto en curso y la corrupción de posguerra.

A pesar de la enorme buena voluntad, al menos al principio, los inversores privados se mostrarán recelosos a la hora de dirigir su dinero a un país devastado por la guerra. Para hacer frente a sus temores, el Reino Unido, Estados Unidos y la UE deberían proporcionar apoyo institucional a los inversores a través de agencias como la Corporación Internacional de Financiación del Desarrollo de Estados Unidos.

Dichas agencias y otras instituciones comparables podrían suscribir algunos de los riesgos inherentes a la inversión en un entorno posterior al conflicto. El Congreso deberá asignar fondos adicionales y aprobar nuevas normas y reglamentos que permitan a sus agencias apoyar la inversión empresarial en Ucrania.

Los sacrificios de los ucranianos y su combate no servirán para nada si Estados Unidos y sus aliados esperan demasiado para levantar la economía ucraniana

Pero los sacrificios de los ucranianos y su combate no servirán para nada si Estados Unidos y sus aliados esperan demasiado para levantar la economía ucraniana, para pasar a la siguiente fase una vez que la guerra haya terminado.

Los Estados aliados no deben desaprovechar este momento de buena voluntad política y solidaridad sin precedentes. En lugar de bloques de apartamentos bombardeados y restos retorcidos de la industria, los refugiados ucranianos que regresan del extranjero deberían ser testigos del surgimiento de una Ucrania próspera, íntegra y segura en Europa.

Esa es la visión por la que los ucranianos luchan y mueren. Ese es el sueño que Estados Unidos y otros países podrían ayudar a hacer realidad. Ese es el futuro que merece el pueblo ucraniano para salvar la democracia y preservar un siglo XXI democrático, si aún se pudiese enderezar el rumbo de todo esto embrollo.

Pero, no puedo evitar un tono pesimista contemplando el presente: La guerra se ha incrementado, la destrucción de bienes y vidas humanas en Ucrania está resultando muy alta. La indefinida prolongación de la guerra no beneficia a nadie, ni siquiera a Ucrania y no encontramos vías de paz a la vista.

Las buenas intenciones enumeradas en estas líneas están dentro de la narrativa occidental y lo que pueda pasar en los próximos días o meses es impredecible y tal vez catastrófico para Ucrania y sus habitantes. Crear un clima para sentarse a negociar en un plazo breve sería la primera medida para una posible reconstrucción de Ucrania y, en este punto parece que nadie quiere hacerlo.

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