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Pablo Ibar, el español preso en EE.UU., pide revocar la condena a cadena perpetua por fallos en el juicio

Ibar fue condenado a la pena de muerte en el año 2000, pero el Tribunal Supremo de Florida anuló en 2016 esa condena y ordenó repetir el juicio

El hispano-estadounidense Pablo Ibar, preso en Estados Unidos desde 1994 por tres asesinatos de los que se declara inocente y por los que llegó estar condenado a muerte, pidió el martes ante un tribunal de apelaciones la revocación de la cadena perpetua que le fue impuesta en 2019 y la celebración de un nuevo juicio.

La primera vista oral de la apelación presentada por el abogado de Ibar, Joe Nascimento, se llevó a cabo por videoconferencia sin la presencia del hispano-estadounidense de 50 años, que lleva más de la mitad de su vida preso por la muerte a tiros de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y las modelos Sharon Anderson y Marie Rogers, cometidos el 26 de junio de 1994 en la casa del primero en Miramar, Florida.

Ante los tres jueces del Tribunal de Apelaciones del Cuarto Distrito de Florida, con sede en la ciudad de West Palm Beach, Nascimento señaló que no fue «justo» el proceso judicial en el que Ibar se libró de la pena de muerte pero fue condenado a pasar el resto de su vida en prisión.

El letrado, que fue el que llevó la defensa en aquel juicio con jurado, puso de relieve que nunca se encontró un móvil concreto que vinculara a Ibar con los tres homicidios y que durante todo el proceso judicial hubo descuido con las piezas usadas como evidencia.

La camiseta con rastros de ADN

A una pregunta de la magistrada Melanie May sobre el argumento más determinante para revocar la sentencia, el abogado se refirió a la pequeña muestra de ADN perteneciente a su defendido que hay en una camiseta azul hallada en la casa de Sucharsky después del triple asesinato.

Nascimento menciono a un experto que señaló que la «calidad de la muestra estaba por debajo de los estándares» y recalcó que un vídeo registrado por una cámara de seguridad muestra a uno de los asesinos restregándose la cara y limpiándose a boca con la camiseta, en la que quedaron sus huellas genéticas.

Esas muestras de ADN «no coinciden con la de Ibar», aseveró su abogado defensor.

Ante May y los magistrados Cory Ciklin y Jeffrey Kuntz el abogado defensor se refirió a algunas de las doce razones por las que solicitó la anulación de la sentencia y pidió que se desestime la declaración a la Policía del testigo Gary Foy en 1994, que fue utilizada por la Fiscalía para armar el caso contra Ibar.

Nascimento manifestó que hubo inconsistencias en las declaraciones de Foy, pero la fiscal asistente Deborah Koening replicó que el testigo «tuvo una buena oportunidad de ver a las personas» que huían del escenario del crimen el día de los hechos.

El jurado del juicio de 2019, que estuvo presidido por el juez Dennis Bailey, «pudo ver por sí mismo que el apelante cometió esos crímenes, y así lo confirma un testimonio y una muestra de ADN», manifestó la fiscal, que al mismo tiempo defendió el manejo de las muestras de ADN.

Una nueva oportunidad para la «verdad»

La apelación quedó registrada en el tribunal en agosto pasado, después de que los jueces ordenasen a Nascimento reducir casi a la mitad el texto que había confeccionado para su petición de anulación de la cadena perpetua y la celebración de un nuevo juicio, que sería el cuarto para Ibar.

El hispano-español, sobrino del púgil español ya fallecido José Manuel Ibar 'Urtaín', fue condenado a la pena de muerte en 2000, pero el Tribunal Supremo de Florida anuló en 2016 esa condena al considerar «muy débiles» las pruebas contra él y ordenó repetir el juicio.

La defensa de Ibar alega en esta apelación que las «numerosas irregularidades y decisiones de parcialidad en las que incurrió el magistrado Dennis Bailey» en el juicio de 2019 vulneraron sus « derechos constitucionales».

Ibar, ahora de 50 años, fue trasladado recientemente desde el centro penitenciario de Okeechobee (centro de Florida) a una cárcel privada, donde está en mejores condiciones y ha iniciado un curso de soldador según informó la asociación Pablo Ibar -juicio Justo, con sede en Vitoria, País Vasco.

Tanya Quiñones, esposa de Ibar y madre de sus dos hijos, subrayó el lunes a Efe que su esposo no ha perdido la esperanza de que «la verdad prevalezca» después de casi 30 años y poder volver a vivir una vida normal con su familia.