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Vista general del reactor nuclear de agua de Arak, en la ciudad de Arak, en el centro de IránEFE

Irán, a un paso de fabricar una bomba, se presta a una inspección nuclear

Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de la Energía Atómica, (OIEA), llega a Teherán para revisar las reservas de de uranio enriquecido

El director del Organismo Internacional de la Energía Atómica, (OIEA), Rafael Grossi, llega este viernes a Teherán para hablar del programa nuclear iraní, tras el descubrimiento de partículas de uranio enriquecido cercanas al nivel necesario para fabricar una bomba atómica.

Rafael Grossi tiene previsto entrevistarse el sábado con varios dirigentes iraníes, entre ellos el presidente Ebrahim Raisi, indicaron fuentes diplomáticas en Viena, donde tiene su sede esta agencia de la ONU.

Irán niega querer dotarse de la bomba nuclear, y se justificó diciendo que hubo «fluctuaciones involuntarias» en el proceso de enriquecimiento.

La república islámica afirmó no haber hecho ningún intento por enriquecer uranio más allá del 60%, e insiste en que su programa nuclear es meramente civil.

Durante su visita, Grossi intentará saber más y obtener un acceso reforzado a la instalación «y un incremento del número de inspecciones», según una fuente diplomática en Viena.

El diplomático argentino se expresará ante la prensa a su regreso a Viena, en la noche del sábado, indicó el OIEA.

Esta corta visita se produce casi un año después del último viaje de Grossi a Teherán en marzo de 2022, cuando parecía posible un acuerdo para reanudar las negociaciones entre las grandes potencias e Irán a propósito de su programa nuclear.

Preocupación en EE.UU.

En un contexto geopolítico trastocado por la guerra de Ucrania, la oportunidad se frustró sin embargo. Y desde entonces no ha dejado de aumentar la preocupación en Estados Unidos, Europa e Israel sobre la posibilidad de que Irán sea capaz de producir bombas atómicas.

En este contexto, el director del OIEA quiere «relanzar el diálogo» después de meses de deterioro.

Irán se ha desentendido cada vez más de las condiciones del acuerdo de 2015 para limitar sus actividades atómicas a cambio de un levantamiento de las sanciones internacionales en su contra.

El acuerdo está en punto muerto desde que Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, decidió retirarse unilateralmente del mismo en 2018.