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Carro de combate ucraniano Bajmut

El miembro de la tripulación de un carro de combate ucraniano en frente de BajmutAFP

382 días de guerra en Ucrania

Desgastar al Ejército ruso hasta que colapse: ¿es correcta la estrategia de Ucrania?

El presidente de RAND Corporation advierte que el Ejército ruso no da muestras de un colapso inminente: la guerra seguirá durante meses o incluso años

El poco más de un año de guerra en Ucrania ha dejado una cronología de acontecimientos frenéticos en una loca carrera bélica que ha pasado de la espectacular invasión rusa el 24 de febrero de 2022, que parecía que iba a barrer al gobierno de Kiev en pocos días, a la orden de repliegue ruso del norte del país el 29 de marzo.

Del asedio y conquista de Mariúpol y Severodonetsk en mayo y junio de 2022 a las contraofensivas relámpago de Ucrania sobre Jarkov y Jersón en septiembre y noviembre de 2022.

De los crímenes de guerra rusos en Bucha, al hundimiento del crucero lanzamisiles Moskva en el mar Negro, o la destrucción parcial del puente de Kerch.

Finalmente, el asedio y batalla por la ciudad de Bajmut, y su resultado, marcará el transcurso de la guerra en los próximos meses y, probablemente, el resultado de la contienda.

En este momento, las posiciones están prácticamente bloqueadas, y una conquista rusa de Bajmut no se sabe qué consecuencias tendrá en el transcurso de la guerra.

Se habla de una inminente contraofensiva ucraniana con el nuevo armamento occidental en primavera y verano del mismo modo que se hablaba de una gran ofensiva rusa en invierno, que finalmente no se produjo.

El experto en seguridad y lucha contra el terrorismo, y presidente del think-tank RAND Corporation, Brian Michael Jenkins, advierte en un reciente análisis que, en contra de las valoraciones que hablan de una recta final inminente de la guerra como consecuencia de la batalla de Bajmut, los combates podrían seguir en los próximos meses o, incluso, años.

En ese tiempo, Ucrania y sus aliados se verán obligados a tomar «decisiones políticas trascendentales y angustiosas, la mayoría de las cuales tendrán consecuencias a largo plazo».

Sobre el modo en que ha evolucionado la guerra en este año y el modo en que evolucionará en el futuro, apunta a dos elementos evidentes a tener en cuenta y que no siempre se han interpretado correctamente en los análisis.

En primer lugar, Rusia es el Estado agresor, y tiene la capacidad de decidir de forma libre si atacar o se atrinchera.

En cuanto a Ucrania, «no tiene más remedio que contraatacar o rendirse», y señaló también que las operaciones militares ucranianas siempre estarán limitadas por su dependencia del apoyo occidental, ante la incapacidad de Ucrania de fabricar su propio armamento.

En ese contexto, y sin la posibilidad de devolver el golpe a Rusia en su propio territorio, Ucrania «sólo puede ganar si impone pérdidas insostenibles a los atacantes rusos en Ucrania».

«Occidente confía en que el continuo fracaso militar ruso en Ucrania y los crecientes costos económicos de las sanciones, finalmente convencerán a Rusia de que debe renunciar» a sus objetivos.

Sin embargo, «¿funcionará esa estrategia?», se pregunta Brian Michael Jenkins. Es cierto que Ucrania ha conseguido frenar el avance ruso y que le está imponiendo unas pérdidas mayúsculas.

Pese a ello, Rusia no solo no frena su ofensiva, sino que incluso ha demostrado que, aunque con gran esfuerzo y grandes pérdidas, es capaz de seguir ganando terreno en Bajmut.

«No hay evidencia de que las fuerzas militares de Rusia estén a punto de colapsar», advierte. «Tampoco hay evidencia de una crisis económica inminente en Rusia» ni «de una resistencia popular importante a Putin».

Lo que sí parece seguro, apunta el presidente del RAND Corporation, es que «la guerra en Ucrania deja al mundo en un lugar más peligroso».

Y apunta varios elementos que sostienen su tesis: En primer lugar, «la invasión de Rusia demuestra que la agresión abierta no es historia antigua».

En segundo lugar, en caso de victoria rusa, Putin seguirá representando «una amenaza continua». En caso de derrota, «su caída podría abrir el camino a elementos aún más peligrosos».

En ese sentido, el experto recuerda que, tras la caída de la Unión Soviética, Ucrania renunció a su arsenal nuclear de herencia soviética a cambio del reconocimiento de Rusia a su independencia, soberanía e integridad territorial.

Pese a ello, Rusia no ha cumplido su palabra y acabó invadiendo Ucrania en dos ocasiones y anexionando ilegalmente amplias áreas del país.

«Si Ucrania hubiera conservado sus armas nucleares, ¿habría Rusia invadido el país?», se pregunta Brian Michael Jenkins, una cuestión que ahora se plantean otros muchos países.

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