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Disturbios en Lyon por la reforma de pensionesAFP

Francia

Macron trata de frenar una avalancha de mociones de censura en Francia con Le Pen a la cabeza

El intento de imponer la reforma de las pensiones ha desatado una tormenta política en Francia de consecuencias imprevisibles

El gobierno francés hace aguas de la primera ministra Élisabeth Borne y la autoridad de Emmanuel Macron parece amenazada.

La reforma de las pensiones, que el presidente francés finalmente impondrá sin visto bueno parlamentario en virtud del artículo 49.3 de la Constitución, ha desatado una tormenta política en Francia.

Con la líder de Agrupación Nacional (RN), Marine Le Pen, a la cabeza, la oposición se ha lanzado al cuello del presidente de la República para tratar de tumbar a su gobierno.

Le Pen ha anunciado que su partido presentará una moción de censura. Lo mismo el líder del izquierdista Francia Insumisa, Jean-Luc Mélencho, en los antípodas políticos de Le Pen, que apoyará la moción planteada por el frente parlamentario de Libertad, Independientes, Ultramar y Territorios, un grupo formado por unos veinte diputados centristas, regionalistas y nacionalistas.

En una entrevista a la emisora France Info, Mélénchon justificó esa estrategia para dar más posibilidades al derribo del Ejecutivo de la primera ministra, Élisabeth Borne, e insistió en que el objetivo final es tumbar la reforma de las pensiones.

«Ese texto no tiene ninguna legitimidad parlamentaria», denunció, antes de insistir en que lo ha sacado adelante un gobierno «que es minoritario en el país».

Tras la activación este jueves por Borne del artículo 49.3 de la Constitución para saltarse el voto de la reforma en la Asamblea, donde no tenía asegurada la mayoría absoluta necesaria, la oposición puede presentar mociones de censura que, en caso de prosperar significarían la caída del gobierno y también la invalidación de la propia reforma.

Le Pen, además de presentar su propia moción de censura, anunció que apoyará, asimismo, cualquier otra que permita tumbar el Ejecutivo de Borne.

El presidente del RN, Jordan Bardella, reiteró esta mañana en la emisora France Info que respaldarán otras mociones de censura como la de LIOT porque su objetivo es destituir a Borne: «Creo que se tiene que ir».

Para que alguna de las mociones de censura que se van a presentar prospere (el plazo para formalizarlas finaliza a las 15.30 locales (14.30 GMT), haría falta el voto de 289 diputados, es decir que no bastaría con el apoyo de LIOT, la coalición de izquierdas NUPES y el RN.

Sería necesario que algunos diputados de Los Republicanos (LR), el partido de la derecha tradicional, se desmarcaran de la posición oficial de su formación, que ha demostrado estar en plena descomposición con el debate de las pensiones, ya que durante años ha sido el que ha defendido una reforma para retrasar la edad de jubilación.

«Todas las hipótesis son posibles», declaró Aurélien Pradié, que es la cabeza visible de los diputados de LR que estaban en contra de la reforma, cuyo eje principal es retrasar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.

Protestas

La decisión del gobierno francés de aprobar la reforma por decretó desató una noche de disturbios en París y otras ciudades francesas.

Decenas de personas con banderolas y distintivos de la Confederación General del Trabajo (CGT) ocupaban desde poco después de las 7.00 de la mañana (06.00 GMT) algunas vías del periférico (la ronda de circunvalación de París) a la altura de la Puerta de Glignancourt, lo que provocaba atascos.

«Eso no debe hacerse. Hay armas democráticas de contestación», replicó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en una entrevista a la emisora RTL en la que insistió en que durante todo el movimiento contra la reforma de las pensiones se han permitido y organizado las manifestaciones de los sindicatos, que se han desarrollado sin apenas incidentes.

Anoche, sin embargo, tras la activación del artículo 49.3 de la Constitución por parte del Gobierno para saltarse el voto en la Asamblea Nacional y adoptar por decreto esa reforma, los incidentes se multiplicaron durante horas en París, así como en Marsella, Nantes, Rennes, Lyon y otras ciudades del país.

Darmanin indicó que, aunque «no hubo incidentes graves» porque no hubo heridos de gravedad, las fuerzas del orden tuvieron que actuar y llevaron a cabo 310 arrestos, de los cuales 258 en París.

El ministro explicó que, en Rennes, Albi, Marsella o París, algunos de los que participaban en esas manifestaciones espontáneas intentaron atacar edificios oficiales y oficinas de representación de políticos del bloque macronista.

En la capital se vieron escenas de barricadas y de incendios con las montañas de basuras que se han acumulado en la mitad de los distritos de la ciudad por la huelga de los trabajadores de recogida desde hace una decena de días.

A ese respecto, el titular de Interior explicó que la Prefectura de París (delegación del Gobierno) ha activado la obligación del trabajo para algunos de estos huelguistas por razones de salubridad, tras un rifirrafe con la alcaldesa socialista, Anne Hidalgo, que se había negado a hacerlo.

Los sindicatos, que se mantienen unidos en su oposición a la reforma, hicieron un llamamiento este jueves a la multiplicación de las acciones de protesta a nivel local durante este fin de semana, y han convocado una novena jornada de huelgas y manifestaciones nacionales el jueves de la semana próxima.

El responsable de la CGT en el sector ferroviario, Laurent Brun, dijo hoy en una entrevista con la emisora France Info que el objetivo es «que la economía se paralice» y para eso «hay que multiplicar las huelgas».

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