La policía rusa detiene a un hombre en San Petersburgo por protestar contra la movilización
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Rusia denuncia la infiltración de servicios de inteligencia extranjeros para impulsar el separatismo
Las protestas contra la guerra, producidas principalmente en Moscú y San Petersburgo, y algunas revueltas contra el proceso de movilización, principalmente en regiones de minorías étnicas como el Daguestán, no han supuesto ninguna amenaza para la estabilidad del régimen de Putin y sus planes de invasión en Ucrania.
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Sin embargo, el temor a que se desate un estallido popular en cualquier momento como consecuencia de la guerra permanece en el seno del Kremlin.
En previsión de ello, el Consejo de Seguridad de Rusia comienza ya a preparar una narrativa que justifique una brutal represión contra cualquier connato de protesta antigubernamental.
El secretario del Consejo, Nikolái Pátrushev, denunció que servicios de inteligencia extranjeros se han introducido en territorio ruso y están impulsando movimientos de protesta contra el Kremlin y rebeliones separatistas en varias regiones rusas.
Para ello, denunció Pátrushev, se estarían estableciendo «estructuras pseudopolíticas» al servicio de un proyecto que tendría como objeto la destrucción de la Federación Rusa.
Durante una reunión sobre seguridad nacional recogida por la agencia estatal rusa Interfax, Pátrushev afirmó que, «con la supervisión general de los servicios de inteligencia extranjeros, se alimentan protestas y sentimientos separatistas».
«Los organizadores de las acciones de protestas emplean canales anónimos se los servicios de mensajería Telegram y WhatsaApp para impulsar intentos de desestabilizar la situación en las regiones rusas», defendió.
Argumentó que se trata de una agenda «respaldada por estructuras pseudopolíticas extremistas, cuyos líderes desde el extranjero piden un cambio de poder político y una ruptura del país».
Pátrushev llamó también a controlar el espacio de internet y el contenido consultado y descargado por los usuarios: «Internet se está convirtiendo en una herramienta cada vez más poderosa para manipular la conciencia y el comportamiento».
«Los primeros en sufrir el golpe de esta agresión informativa son los jóvenes», denunció Pátrushev. A través de internet, continuó, los jóvenes acceden a «ideas falsas sobre la historia de nuestro país, victorias y logros. Acceden a contenidos sobre subcultura criminal, consumo de drogas, suicidios, desprecio por las normas morales».