Fundado en 1910

El presidente de Uzbekistán, Shavkat MirziyoyevAFP

Asia

La apuesta de Uzbekistán por el agua ante la inminente desaparición del mar de Aral

Ese mar interior era compartido por dos repúblicas soviéticas –Kazajstán y Uzbekistán–, pero al llegar la independencia, cada cual afrontó a su manera la paulatina desaparición de aquellas aguas

Uzbekistán ha sido uno de los principales protagonistas en la Conferencia sobre el Agua celebrada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York entre el 22 y el 24 de marzo. Su postura ha sido defendida por Saida Mirziyoyeva, una de las hijas del actual presidente uzbeko. La desecación del mar de Aral ha sido uno de los temas centrales de su discurso. España, país con quien comparte su preocupación por la escasez de agua, puede ayudar a buscar soluciones eficaces y eficientes.

La desecación del mar de Aral

La desaparición de lo que hace años fue el mar de Aral es ya una realidad. Ese mar interior era compartido por dos repúblicas soviéticas –Kazajstán y Uzbekistán–, pero al llegar la independencia, cada cual tomó su propio camino y afrontó a su manera la paulatina desaparición de aquellas aguas. Entonces ya se avisó de la severidad del problema, pero como muchos otros temas relacionados con el medioambiente, las advertencias fueron desestimadas, menospreciadas y desatendidas.

En 2016 inició su mandato el actual presidente de Uzbekistán –Shavkat Mirziyoyev–. Desde entonces, ha venido impulsando una agenda para obtener respaldo internacional, desde el convencimiento de que ese problema no tiene un origen nacional sino que se debe a una serie de circunstancias globales y que, por lo tanto, deben ser afrontadas desde el ámbito internacional. Así, en 2018 se creó un fondo fiduciario de múltiples socios de la ONU sobre seguridad humana para la región del mar de Aral y en 2021 se adoptó una resolución de la ONU que declaraba la región del mar de Aral zona de innovación y tecnología medioambientales.

Durante su intervención, afirmó que «la crisis del mar de Aral es un terrible recordatorio de las consecuencias del descuido humano del medio ambiente. Sin embargo, gracias a los esfuerzos de personas preocupadas, se está convirtiendo de nuevo en un símbolo de esperanza y renovación». Además, recordó las palabras del secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, cuando visitó aquel lugar: «La tragedia de Aral es la mayor catástrofe medioambiental de nuestro tiempo, un ejemplo de cómo el hombre destruye el planeta».

El mar de Aral está enclavado en Karakalpakistán, una región singular dentro de Uzbekistán. Precisamente, uno de sus poetas, Ibrahim Yusupov, nacido en 1929, describió con unos versos llenos de tristeza y melancolía la tragedia del mar de Aral: «Tal vez las montañas se hundieron y no entraron en la tierra, tal vez las estrellas no se apagaron todas a la vez. El mundo probablemente nunca ha visto: en un frente, el mar se ha secado». Estos versos fueron recitados por Mirziyoyeva en su lengua original –el karakalpako– durante su intervención en el aula de la Asamblea General ONU.

Algunas soluciones propuestas

Además de subrayar la importancia del fondo internacional creado para salvar al mar de Aral, Saida Mirziyoyeva hizo hincapié en una serie de iniciativas para llamar la atención del público en general. Así, el día 22, la Conferencia de la ONU sobre el Agua acogió la presentación de la Cumbre Cultural del Aral, un proyecto iniciado por el Fondo para el Desarrollo de la Cultura y el Arte, dependiente del Gabinete de Ministros de Uzbekistán. La Cumbre de la Cultura del Aral creará programas educativos –programas de intercambio, becas y prácticas, entre otros– para motivar a las nuevas generaciones para que desarrollen habilidades con el fin de mejorar la situación de la región.

En el marco de la cumbre también se creará una granja-laboratorio de biodiseño que estudien nuevas tecnologías para abastecer de agua a la región, crear nuevos tipos de cultivos y reducir la salinidad del suelo en la región, uno de los principales problemas medioambientales derivados de la desecación del mar de Aral.

Por otro lado, Mirziyoyeva resaltó el papel de la mujer en la solución de esta crisis del agua: «Las oportunidades para las mujeres en el mar de Aral son muy importantes para mí. Ustedes son conscientes de que las mujeres son las más vulnerables a las perturbaciones ambientales, económicas o políticas. La falta o ausencia de agua potable limpia es un gran problema para las mujeres y los hogares de los que son responsables».

En un contexto internacional donde toda la atención está volcada en la guerra de Ucrania, donde ese tema está arruinando la confianza entre países forjada durante décadas, es necesario resaltar este tipo de iniciativas que suponen un win-to-win, un beneficio para todos.

  • Antonio Alonso es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad San Pablo CEU